El Consejo Europeo, en la reunión
celebrada los días 25 y 26 de julio, aprobó la redistribución de 40.000
refugiados. En el escrito de conclusiones decía al respecto: “40 000 personas
claramente necesitadas de protección internacional serán reubicadas temporal y
excepcionalmente desde los Estados miembros situados en primera línea, Italia y
Grecia, a otros Estados miembros en
un plazo de dos años; en esto participarán todos los Estados miembros”. Según
parece tal decisión estaba hábilmente
redactada para manipular y engañar a
la opinión pública, pues dicha
reubicación no será ni temporal ni excepcional. No será temporal porque los
estados que acojan a los refugiados se verán obligados a integrarlos, es decir,
a permitir que ciudadanos de otros países, con diferente cultura, diferente
religión, diferentes costumbres, diferente idioma, etc., se instalen en su
territorio incrementando una determinada comunidad, una determinada diáspora,
sí es que existía o creando una nueva, incrementando así la mano de obra inmigrante
y el número de demandantes de ayudas sociales. Y tampoco será excepcional,
desde entonces el número de refugiados ha aumentado dentro de la UE, hasta el
punto de que ayer el Parlamento Europeo (PE) aprobó una propuesta para la distribución de
120.000 refugiados más, provenientes de Siria, Afganistán, e Irak.
El Parlamento Europeo quiere
reubicar 120.000 refugiados más, y lo quiere hacer imponiéndoselo a los Estados
miembros, y para ello el mecanismo de reubicación tendrá carácter
obligatorio, es decir, las sociedades de los Estados miembros no podrán decidir
sobre si quieren o no que en su país se instalen ciudadanos de otros países,
por ejemplo de Afganistán e Irak, países en los que hasta hace poco combatían
soldados europeos. El mecanismo obligatorio propuesto por el PE, y
elaborado por la Comisión Europea, distribuirá a los solicitantes de asilo
entre los Estados miembros en función de su capacidad de absorción, que se
calculará teniendo en cuenta los siguientes criterios: población (40% de ponderación),
PIB (40%), media de solicitudes de asilo recibidas entre 2010 y 2014 (10%) y
tasa de desempleo (10%). Hungría, se ha opuesto, y ya ha dicho que
no va a acoger en su territorio la cuota de refugiados impuesta por el PE. Los
conservadores británicos han votado en contra del mecanismo obligatorio de
distribución de refugiados elaborado por la CE.
Desde hace tiempo,
la UE ha dejado de ser la solución a problemas de los Estados miembros para
pasar a ser su causa. Desde hace tiempo la UE está dirigida por unos personajes
políticos que viven y deciden en una realidad muy distinta a la de la UE. La
gestión del asunto de la entrada de inmigrantes y refugiados lo pone de
manifiesto. Dos datos: la UE tiene en torno a 23 millones de parados registrados,
23 millones de personas que buscan y necesitan un empleo y no lo
encuentran. Según la organización no gubernamental Oxfan en la UE hay 123
millones de personas en riesgo de pobreza. En un contexto así decir cosas como
que la UE tiene capacidad para absorber más población extranjera, bien sean
inmigrantes económicos o refugiados, o que la UE debe aumentar la ayuda al
desarrollo en los países del sur del Mediterráneo, es un absurdo, es una
falacia imposible de sostener, y además representa una burla hacia los millones
de europeos que lo pasan mal por no tener un empleo o simplemente por carecer
de suficientes ingresos.
Desde hace años la
UE sufre un proceso de decadencia, que está provocando no solamente el declive
de su economía y frenando el desarrollo, sino también provocando su
debilitamiento político como organización y el debilitamiento de sus
instituciones. La actual UE ha dejado de ser útil, solo es capaz de tomar
decisiones fáciles o que interesan a sectores de las elites dirigentes. La
gestión de la crisis provocada por la entrada masiva de refugiados es un
claro ejemplo, los actuales líderes de la UE han permitido que una crisis
exterior se convierta en una crisis interior.
No hace falta ser
un experto en el estudio de movimientos migratorios para saber que una ola de
refugiados como la que se está produciendo entre Turquía y el norte de Europa,
principalmente hacia Alemania, no es espontanea, inmigrar de forma masiva da
seguridad pero a la larga dificulta que los inmigrantes puedan encontrar ayuda
externa ajena a los grupos a los que pertenecen. En esta ola de
refugiados, que partiendo de Turquía intenta llegar en un periodo muy corto de
tiempo a países del norte de Europa, hay tres grupos de actores: Los que la
promueven, los que la permiten y los que la apoyan. ¿Quién la promueve? ¿Quién,
que actor o actores, está provocando que miles de personas se desplacen
precisamente ahora hacia Alemania? No lo sé, pero supongo, o mejor dicho quiero
suponer, que los servicios secretos de los países miembros de la NATO, que
tienen elementos en los países de origen y en concreto en Turquía, lo saben
aunque no lo hagan público. Siendo importante considerar que se acaba de hacer
público que Rusia ha aumentado su presencia en Siria, y que los refugiados progresan
a través de países con los que Rusia tiene vínculos, aunque es contradictorio
el hecho de que Hungría, también con importantes vínculos con Rusia, haya dicho
no. Especulando un poco, la evolución de los acontecimientos conducen incluso a
pensar que la ola de refugiados se está produciendo con la complicidad de las
instituciones de la UE, desoyendo así el sentimiento social mayoritario
anti-islamización que hay en numerosos Estados miembros. El principal actor del
grupo que la permite es el Gobierno de Turquía, que está permitiendo
justo ahora, por alguna razón, que miles de inmigrantes-refugiados salgan de su
país hacia Grecia. Estados Unidos y Alemania han anunciado recientemente que
retiraran de Turquía sus sistemas de misiles Patriot, algo tácticamente absurdo
considerando que Turquía es, inexplicablemente, miembro de la NATO. ¿Se
debe solamente a la represión que el Gobierno turco está ejerciendo contra el
Pueblo Kurdo o hay otras razones? Y luego está el Gobierno griego, que a su
vez, con una clara intención de castigar a la UE, está permitiendo que miles
de inmigrantes-refugiados entren en su país para posteriormente darles paso
hacia el Norte. El resto de países de tránsito se puede decir que lo único que
hacen es quitarse el problema de encima, excepto Hungría, que ha decidido
adoptar una posición activa cortando la ola, en mi opinión, una decisión
acertada y positiva para la UE. ¿La causa? Tal vez ideológica, o simplemente
que el Gobierno de Hungría ve en la entrada masiva de refugiados un impedimento
más a que ciudadanos húngaros puedan emigrar. En el tercer grupo están los
actores que dan su apoyo a la ola. La entrada de refugiados en la UE a corto
plazo provocara empobrecimiento, el cálculo es fácil, habrá los mismos recursos
a dividir entre más. Y a largo plazo es imposible prever que pasara, es
imposible prever que ocurrirá cuando los que hoy entran sean demandantes de
pensiones. Además, al proceder los refugiados de países de religión musulmana,
como Siria, Afganistán e Irak, en los que hasta hace poco han combatido
soldados europeos, son una fuente de conflictividad social e inseguridad
ciudadana. A pesar de ello, hay sectores de las elites políticas europeas que
creen que hay que permitir la entrada ilimitada de inmigrantes y refugiados.
Muchos de ellos son partidarios de la idea de que el empobrecimiento del Norte
va a provocar que el Sur viva mejor, aumente su nivel de vida. Un enorme error,
pues el empobrecimiento de Norte no va a provocar otra cosa que el incremento
de la inestabilidad política y conflictos tanto internos como externos. España
es uno de esos países en los que hay representativos sectores políticos que
apoyan la entrada ilimitada de inmigrantes y refugiados, manifestando dichos
sectores así un enorme desprecio hacia los 3 millones de españoles en riesgo de
pobreza, hacia el 22% de ciudadanos españoles que necesitan un empleo y no lo
encuentran, y hacia el 30% de la población inmigrante en paro.
Vivimos una época
en la que se ha puesto como explicación e incluso argumento el “No se puede
evitar”. La UE está en decadencia porque no se puede evitar. La UE se empobrece
porque no se puede evitar, crecen los denominados países emergentes. La
desigualdad económica aumenta porque no se puede evitar, pues es necesario bajar
salarios para aumentar la competitividad exterior. El modelo social europeo es
insostenible si queremos ser competitivos frente a economías emergentes que no
tienen dicho modelo. La crisis de refugiados no se puede evitar, es necesario
defender los derechos humanos de todos, también de musulmanes, de ciudadanos
que pertenecen a grupos ideológicos que no son partidarios de defenderlos. Todo
falso, no es que no se pueda evitar, sino todo lo contrario, es que los
problemas los generan las elites dirigentes con sus decisiones y políticas.
Niall Ferguson lo describe de forma clara en su libro titulado “La Gran
Degeneración”. En él, el autor defiende que el declive de Occidente y por
tanto de la UE es ya una realidad indiscutible. La desigualdad exterior disminuye,
a la vez que aumenta la desigualdad interior, y el fracaso en la gestión
política se intenta esconder incrementando la deuda pública, una deuda pública
que tendrán que pagar próximas generaciones. Niall Fergusosn afirma que
Occidente ha entrado en un “estado estacionario”, situación similar a la
de China en el siglo XVIII. Algo que es evidente, por ejemplo, en el caso de
España. España crece pero a pesar de ello el nivel de vida de una gran mayoría
de los ciudadanos baja. La causa de que Occidente, y por tanto también la UE,
se encuentre en un estado estacionario es en palabras del autor y parafraseando
a Adama Smith: “Los países llegan al estado estacionario cuando sus leyes e
instituciones degeneran hasta el punto de que todo el proceso económico y político
está dominado por una elite orientada a la búsqueda de ingresos”. O sea, la
avaricia. Las elites de la UE deben de volver a pensar más con la cabeza que
con la cartera, seguramente ello les permita, entre otras cosas, ver una
solución conveniente para la crisis de los refugiados.
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