La historia de Francia nos da a conocer que es un país política
y colectivamente difícil de definir, con enormes contrastes, capaz de pasar en
breve de una radicalismo a otro totalmente opuesto, es decir, Francia es un país
política y socialmente impredecible. Frente a la Francia del absolutismo monárquico
surgió la Francia revolucionaria. Frente a la Francia napoleónica, belicista, valiente,
imperialista, expansionista, surgió la Francia de la IIGM, cobarde, que se dejaría
invadir por la Alemania nazi, surgiendo incluso el Régimen de Vichi, colaboracionista
con el nazismo. Y fruto de esa impredecibilidad son los resultados de las últimas
elecciones presidenciales celebradas el pasado domingo, en las que ninguno de dos partidos tradicionalmente con más poder político
a nivel nacional, Los Republicanos y el Partido Socialista Francés, han pasado
a la segunda vuelta, en la que se batirán Emanuel Macron, apoyado por un
partido que tienen una mínima estructura política, En Marcha, y Marie Le Pen,
que representa la extrema derecha francesa, también carente de estructura política
a nivel nacional.
Los resultados de las elecciones francesas reflejan 5
hechos claves. Primero, crecimiento del comunismo. A igual que ha ocurrido en
Portugal con el Broco, en Italia con el Movimiento 5 Estrellas, en Grecia con
Syriza, y en España con Podemos, en Francia también ha resurgido con fuerza el
comunismo internacional representado por Francia Insumisa. Y lo ha hecho
utilizando la misma táctica, Jean Luc Melenchon se ha presentado ante el
electorado francés con unas siglas nuevas, Francia Insumisa, con un mensaje
llamativo que oculta una vieja ideología, el rancio y violento comunismo de
siempre. Y además se ha dado otra constante, una extraña casualidad, o no tan
extraña, la de que allí donde el comunismo crece en votos la derecha cae, dando
a entender, como en otros países, que la derecha burguesa francesa, más
preocupada por sus intereses económicos exteriores que por intereses políticos, está dando votos
a la izquierda radical francesa, a los comunistas. Segundo, total debacle de la
socialdemocracia. Un PSF, enfrentado en luchas internas, que en los últimos 5 años ha defendido, en temas tan importantes
como la lucha contraterrorista o la inmigración, unas políticas que son
mayoritariamente rechazadas por la sociedad francesa, se ha hundido totalmente.
La debacle del PSF, indiscutiblemente ha sido un castigo a las políticas aplicadas
por el presidente Hollande, en economía, con recortes impopulares, en seguridad y en inmigración.
Tres, que Marie Le Pen haya logrado pasar a la segunda
vuelta, con un partido con un electorado muy localizado geográficamente, de ideología
de extrema derecha, sin estructura importante a nivel nacional, es el
fruto del descontento de la sociedad francesa con la situación de inseguridad
frente al terrorismo islamista y con los problemas que causa la elevada inmigración
de origen musulmán que tienen Francia. Cuatro, la victoria de Macron es
evidente que es fruto de esa impredecibilidad que siempre acompaña a la
sociedad francesa. Macron como ministro de Economía, ha sido responsable de
muchas de las medidas aplicadas por el Gobierno del presidente Hollando, las
cuales han provocado un enorme rechazo en la sociedad francés, es evidente que
Macron no ha ganado gracias a su programa, en numerosos aspectos poco claro,
sino gracias al descredito que ha acompañado a sus adversarios. Descredito, en
el caso de Fillon, provocado por casos de corrupción que afectan a su partido,
Los Republicanos, e incluso a él
directamente. Y un Benoit Hamon, desacreditado por algunas de sus propuestas,
de apoyo minoritario entre los votantes socialistas, como la legalización del
cannabis, una renta básica para todos los mayores de edad, una política de inmigración
menos restrictiva, etc. Macron, representa el perfil del nuevo político de
nuestra época. Casi desconocido, joven, guapo, genial, simpático, ambicioso, de alto nivel intelectual, triunfador, que
busca hacerse con el poder de forma rápida ocultando cuáles son sus verdaderos
apoyos sociales y cuál es su verdadera ideología. Macron es el Renzi de la política
francesa, el Rivera de la política española. Macron, ocultando sus apoyos
sociales, muy relacionados con grandes poderes económicos, y su ideología, ha
logrado hacer creer a una parte del electorado francés que era la alternativa
menos mala, logrando que olvidaran que muchas de las reformas de Hollande son
fruto de su ideología liberal. Un liberalismo, que hoy por hoy como tal, únicamente
gobierna en Canadá.
No deja de ser curioso, que Macron fuera y sea el candidato
preferido por aquellos que hoy dirigen las riendas de la UE, algo que también habrá
contribuido al resultado que ha obtenido. La UE es hoy un proyecto político que
se tambalea cada vez que hay elecciones en un Estado miembro. Difícilmente un
proyecto así, débil, inconsistente, sin suficiente y constante respaldo social
y político en importantes Estados
miembros, podrá tener futuro. Una UE así, será incapaz de tomar decisiones
importantes, o que tengan un recorrido más allá de lo inmediato.
Macron y Le Pen son dos extremos de radicalidades políticas
distintas. Macron, representa en economía el radicalismo que Le Pen representa
en otro tipo de políticas, como son las de inmigración y seguridad. Los
resultados de las pasadas elecciones francesas deben ser calificados de insólitos,
pues, el próximo presidente de Francia será el líder de una corriente política
e ideológica muy minoritaria en el país.
O un Macron representante de los liberales o una Marie Le Pen, líder de la
extrema derecha. Es evidente que Francia ha entrado en un periodo de elevada
inestabilidad política, de difícil gobernabilidad, y desde la cual el próximo Gobierno
no podrá resolver ninguno de los importantes problemas que hoy padece el país,
y preocupan a su sociedad.
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