Cristina Cifuentes, hasta ayer
presidenta de la Comunidad de Madrid, se ha visto obligada a dimitir después de
haber estado más de un mes sometida a presiones periodísticas, a causa de
unos hechos que en un país como España, políticamente corrupto,
deben ser considerados de poca transcendencia. Unos hechos, en principio
poco importantes y que nada tienen que ver con su gestión política, pero que
los medios de comunicación han sabido explotar y engordar, contando para ello
con la colaboración de la propia Cifuentes y su entorno. Una dimisión sin
precedentes, causada por hechos de poca importancia, sin que Cifuentes este,
por lo menos todavía, investigada por la justicia, y a su vez importante, por
lo que representa, porque da a conocer
dos cosas. Primero, que en España hay una atmosfera política de máxima degradación,
en la que imperan las mentiras, el ataque personal, la corrupción política, y
un mínimo respecto al concepto de autoridad de que son investidos cargos públicos
democráticamente elegidos. Y en segundo lugar, el estilo que impera en el
periodismo español, un periodismo ideológico que se oculta bajo otras formas de
periodismo, por ejemplo, el de investigación, como alguien ha dicho alguna vez,
escobas en manos sucias siempre dispuestas a activarse ante la puerta de los demás,
en este caso, del adversario político.
Cifuentes fue acusada de haber
recibido el Título de Master en Derecho Autonómico de la Universidad Rey Juan
Carlos (URJC) sin haber realizado las necesarias pruebas. Conocedora de que era
así, en vez de admitirlo, y borrarlo de su Curriculum, utilizo su poder para
obtener un acta falsa del tribunal que supuestamente
había evaluado su Trabajo Fin de Master, presentándola ante los medios para
argumentar y defenderse. Para más inri, otro medio, OKDIARIO,
difundió un video en el que Cifuentes era acusada por un vigilante de
seguridad de querer llevarse sin pagar dos botes de crema anti-edad de la marca
Olay, que esta tenía en una de sus
bolsas. Los hechos ocurrieron el 4 de Mayo de 2011, en un centro Eroski, cuando Cifuentes ya era un alto cargo del PP y
vicepresidenta de la Asamblea de Madrid. En pocos días, Cifuentes ha logrado
contribuir a desacreditar la universidad pública española, dando a conocer que
sus responsables tienen carta blanca para otorgar títulos, o lo contrario,
denegarlos, sin que el Estado ejerza ningún tipo de control o inspección. Y también,
ha contribuido a dar a conocer la elevada degradación que sufre la política española.
No sé qué pudo pasar en el Eroski de Vallecas, pero es evidente, que los hechos
tal como han sido narrados son muy poco creíbles. Es poco creíble, que un alto cargo político, que sabe que está siendo
observado con lupa por la opinión pública, y tal vez incluso espiado, y con un
alto poder adquisitivo, se dedique a robar botes de crema, por un valor de
menos de 50 euros, de un supermercado, a no ser que realmente Cifuentes padezca
algún tipo de enfermedad psicológica.
Como se suele decir, en este
asunto no es que haya de forma clara gato encerrado, sino que puede haber varios. No conozco las
razones que han provocado la difusión del video de Cifuentes siendo registrada por un
vigilante de seguridad, pero en mi opinión, carece de interés para la opinión pública, y es realizada
únicamente para atacar la imagen de un cargo público democráticamente elegido.
La difusión del video escenifica una elevada degradación del poder, de tal
forma que personas que adoptan todos los días decisiones que afectan a las
vidas de miles de personas, son presionadas por los sectores más bajos de la sociedad,
sin que teman a las consecuencias, dándose a conocer un video que por ley debía
estar destruido hace años, y cuya difusión, ya de por si, puede constituir un delito. Cifuentes ha
dicho que hace años fue chantajeada con la amenaza de la difusión de dicho video. En una democracia seria, la Fiscalía
habría ya abierto una investigación sobre este asunto, con el fin de dar respuesta
a preguntas como ¿Fue chantajeada Cifuentes? ¿Por quién? ¿Adopto Cifuentes
decisiones forzadas por dicho chantaje?
Por el momento en España, que se conozca, la Policía, muy ocupada con intentar imponer el color de moda, no ha emprendido
ninguna actuación.
Cifuentes, debió abandonar su
carrera política hace tiempo, en concreto después del acoso que sufrió en una
calle de Madrid por un grupo de indignados, siendo delegada del Gobierno de la
Comunidad de Madrid, pues una delegada del Gobierno que no sabe ordenar medidas
para garantizar su seguridad difícilmente puede adoptar medidas para garantizar
la seguridad de los ciudadanos. Peo no fue así, la actuación de los indignados fortalecían
la imagen de Cifuentes, y el PP la convirtió en la presidenta de la Comunidad,
gracias al apoyo de Ciudadanos. Siendo ya firme la dimisión de Cifuentes, lo
importante ahora, es saber por qué todo esto ha ocurrido justo en este momento político de España. ¿Por
qué el asunto del master se ha dado a conocer ahora? ¿Por qué también justo
ahora se ha difundido este extraño video? La
difusión de imágenes provoco importantes cambios políticos en Italia, tal
vez, en España ya éste ocurriendo de forma sutil algo
parecido, y toda ocurra, por ejemplo, para descabezar el PP y favorecer así que
los que le hicieron el escrache a Cifuentes tomen en el futuro el poder en la
Comunidad de Madrid.
El secretario general de
Podemos, Pablo Iglesias, ha calificado
la difusión del video de Cifuentes como “periodismo
de cloacas”, no sé por qué ha hecho tal afirmación, a lo mejor porque
gracias a que en su partido milita el general Julio Rodríguez, ex JEMAD, conoce la cloaca de donde ha salido el video. Pero,
sin que sirva de precedente, creo que tiene razón, el video de Cifuentes carece
de relevancia y utilidad para la opinión pública, con su difusión solo se busca
el ataque personal. Que haya ratas en la política española es malo, pero que
salga a la superficie lo que debe estar en las alcantarillas todavía peor, los
periodistas españoles deberían de considerarlo antes de poner a trabajar sus insaciables e
ideologizadas escobas.
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