La justicia española, ya desde
hace tiempo, nos tiene acostumbrados, fundamentalmente, a dos tipos de actuaciones:
Las destinadas a ejercer represión contra los ciudadanos y las que tienen por
fin crear o favorecer la creación de espectáculos mediáticos. El juicio sobre el asunto de la presunta violación múltiple
realizada por un grupo de chavales, autodenominados, La Manada, entra en el
segundo grupo, de forma clara desde el Poder Judicial, desde el comienzo de la instrucción
hasta la emisión de la sentencia, con su redacción, se ha querido impulsar la creación de espectáculo
mediático. Espectáculo mediático, realizado por unos medios de comunicación,
especialmente televisivos, carroñeros, que consideran la información como una mercancía con la que hacer
ifoentretenimiento, cuando no, clara apología de comportamientos sociales, y
que en este caso, han contribuido de forma clara más a dignificar el
comportamiento de lo juzgado, de La
Manada, que a condenarlo.
Lo primero que hay que decir después
del conocimiento de la
sentencia, la cual ha provocado numerosas e inexplicables movilizaciones
sociales, al ser aprovechada por diferentes colectivos, principalmente,
feministas y políticos, para defender sus intereses, es que “Violar en España
no sale gratis”. Violar en España, al igual que en otros muchos países, no sale gratis, otra cosa son asuntos como
este, la presunta violación múltiple realizada por La Manada, en la que parece
ser que había más
violadas en la calle y los medios de comunicación
que en la sala. Lógicamente, si una chica declara ante el juez, en la sala
y acompañada de su abogado, entre otras cosas que no merece la pena repetir, que en plena fiesta de los Sanfermines, a las
tantas de la madrugada, entro en un portal de forma voluntaria con cinco jóvenes,
a los que dice que no conocía de nada, el juez, o en este caso los jueces,
independientemente de lo que haya podido ocurrir luego en el portal, sospechan, intuyen, que hay algo raro en todo
este asunto, pues no es un comportamiento normal.
En mi opinión, y de acuerdo a
las informaciones difundidas por los medios de comunicación, hay dos cosas
claras. Uno, la Policía, no ha realizado su trabajo, no ha investigado este
asunto con la profundidad que sería de desear, ello se puede haber debido a que
no hayan querido, no se les haya permitido, o no hayan podido debido a que tengan mucho trabajo debido a la nueva misión
que se les ha ordenado desde el Ministerio de Interior, imponer, incluso
recurriendo a la violencia, el color de moda. La Policía española no ha
realizado su trabajo, y sobre ello, tienen una enorme responsabilidad el Poder
Judicial, el juez que ha instruido el caso, y la Fiscalía, que son los que deberían
haber marcado a la Policía otras líneas de investigación al objeto de aclarar
este asunto. Un asunto, que lógicamente,
crea alarma social, debido a que ha sido manipulado por los medios de comunicación,
en muchas ocasiones, engrandeciendo el vergonzoso y condenable comportamiento
de unos jóvenes, que presumen ante los medios de recurrir a diferentes métodos para
abusar de forma colectiva de chicas indefensas, vulnerables, y dar así salida a
sus comportamientos animales. Violar no sale gratis, y en este caso, como mínimo,
el polvo, a La Manada ya le ha salido muy caro, pudiendo todavía subir su coste
el Tribunal Supremo.
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