El proceso de globalización de
que ha sido objeto el mundo desde finales del pasado siglo, ha hecho
desaparecer importantes principios de la política, en mi opinión, uno de ellos,
importante, es el de la necesidad y conveniencia de que un político deba tener la
misma identidad cultural que la población del territorio que persigue gobernar,
lógicamente además de arraigo e intereses en dicho territorio. El
funcionamiento del sistema democrático, basado en que el poder lo ejercen los
partidos políticos, y son realmente estos y no el pueblo, los que eligen
quienes pueden gobernar o no dando su apoyo a unos candidatos y no a otros,
permite que se produzcan situaciones insólitas, siempre negativas, de que haya
territorios que están gobernados por dirigentes que no se identifican con la
sociedades a las que gobiernan, ni tienen sus mismos intereses, ocurriendo ello simplemente porque le ha
interesado a un determinado partido político. Perdiendo así valor el concepto
de nacionalidad, llegándose, en muchos casos, a considerarse algo secundario en el perfil
del político, lo cual conduce a la pregunta de ¿Qué significa tener una
concreta nacionalidad? Acaso, nada ¿Significa únicamente tener un pasaporte, o
representa también algo más, deberes, obligaciones y sentimientos políticos?
Todo ello, la pérdida de valor
de conceptos, políticamente importantes,
como son el de nacionalidad, identidad cultural y arraigo, permite nuevas formas de colonización, de
conquista pacifica, a través de mercenarios de la política, los modernos Carlos
I, los modernos José Bonaparte, los Arnold
Schwarzenegger, los Sadiq Khan, etc, que se valen de la democracia para conquistar políticamente
territorios. Algo que se da mucho en Francia, país en el que observamos con
frecuencia como ciudadanos con otra nacionalidad y una cultura diferente a la
francesa, principalmente, de religión musulmana, ocupan altos cargos públicos en
la estructura del Estado.
El ex primer ministro de
Francia, Manuel Valls, en la reciente vivista que ha realizado a España, ha
declarado que está
valorando si presentarse a la alcaldía de
Barcelona por Ciudadanos. En la actualidad, la principal discusión que hay en la sociedad francesa relativa
al ex primer ministro francés, Manuel Valls, es sobre si es el principal responsable del hundimiento
del Partido Socialista Francés, o el segundo, después de F. Hollande. Hace bien en venir a España a hacer política,
tal vez logre hundir algún otro partido, tal vez, ya esté pensando en un nuevo
nombre para Ciudadanos. Valls, ¿Ciudadano del mundo o el sucesor de José
Bonaparte? Valls, cree que después de haber sido la segunda persona con mayor
poder en el Estado francés, su cambio de look, dejándose barba, le da derecho no solo a opinar sobre Cataluña
sino a exigir ejercer poder sobre dicho ente. Evidentemente, Valls, sin ignorar su origen catalán,
es el Vargas Llosa francés, ambos intentan
ejercer poder en terrenos no propios. El futuro revelara si han acertado,
teniendo éxito o si no debieron hacerlo.
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