Los resultados de las elecciones
legislativas que han tenido lugar ayer en los Estados Unidos, se pueden
resumir en tres: Uno, los demócratas recuperan el control de la Cámara de
Representantes, que no tenían desde el 2010. Dos, los republicanos siguen
manteniendo el control del Senado. Y tres, de las 36 gobernaciones en juego, el
Partido Republicano (PR) ha ganado 18, y el Partido Demócrata (PD) solo 15. El
mensaje que ha enviado la sociedad americana ayer es claro “La economía no lo
es todo”. A pesar de que la economía americana va mejor que en décadas, bajando
el paro a mínimos que no había desde la guerra de Vietnam, y estar subiendo
los salarios, la sociedad americana ha
negado a Trump el control de la Cámara de Representantes, lo que le impedirá aprobar
leyes sin contar con el apoyo del PD hasta las presidenciales del 2020.
La victoria que ha permitido
que el Partido Demócrata se haga con el control de la Cámara de Representantes,
se debe a dos claras razones. Primera, la forma de elección de los miembros de
la Cámara de Representantes, que premia y mucho a las grandes áreas metropolitanas,
en las que habitan nuevas minorías raciales y religiosas en las que se apoya el
PD. El nuevo Congreso de los Estados unidos, será muy distinto al de ayer, con
la entrada de representantes de minorías raciales, culturales y religiosas a
caballo del Partido Demócrata. Las elecciones de ayer confirman que el PD se ha
convertido en un partido, principalmente, con ideas y miembros de nuevas minorías
culturales y religiosas, que han adquirido en los últimos años el derecho al
voto, pudiendo así influir en los procesos electorales.
Segunda, Trump es un presidente que tiene
comportamientos no típicos en un presidente de los Estados Unidos, en especial
cuatro: Uno, claros y excesivos intereses económicos que condicionan sus
posicionamientos en política exterior. Dos, la forma en la que ha introducido
en la política americana a su hija y yerno, Ivanka
Trump y Jared Kushner, los cuales se han dedicado de forma descarada a
hacer negocios desde la Casa Blanca, para más inri, contradiciendo los posicionamientos políticos que decía defender
Trump. Por ejemplo, a la vez que Trump endurecía la política comercial con
China su hija cerraba negocios con elites de ese país. Tercero, el hecho de que
Trump esté siendo investigado por la Comisión de Inteligencia del Senado por sus
vínculos con el Gobierno ruso. Y cuarto, el poco claro coqueteo que Trump y gente
de su entorno, como Steve Bannon, están teniendo con la extrema derecha
europea. Comportamientos de Trump que generan desconfianza hacia su presidencia
no solo entre el electorado sino también entre sectores de las elites
republicanas, lo que ha hecho que ejercer un control sobre Trump a través de
una Cámara de Representantes bajo control demócrata, haya pesado más a la hora
de votar que posicionamientos antinmigración o la buena evolución de la economía.
Es evidente,
que Trump es un personaje con una personalidad política muy contradictoria. Está siendo investigado
porque se sospecha que tiene preocupantes e improcedentes vínculos rusos, pero
a la vez, una caravana de inmigración, al estilo del flujo de inmigración que
procedente del sur del Mediterráneo provoco en el 2015 la crisis de inmigración
en la UE, que todo indica que es liderada por satélites rusos en la zona,
se dirige hacia la frontera de los Estados Unidos, y ha ordenado duras medidas
en la frontera para frenar su entrada. Ayer, la sociedad americana ha votado a
favor de un mayor control sobre la gestión de la Administración Trump dándole
el control de la Cámara de Representantes al PD. Pero ello, no tiene por qué
ser malo para Trump, pues lo podrá utilizar como disculpa para no llevar
adelante polémicas y complicadas promesas que realizo durante su campaña
electoral. Lo que si puede ser muy malo para Trump, es una conclusión negativa
del fiscal general Robert Mueller con la Cámara de Representantes bajo control demócrata.
El poder político
americano está cambiando. Estados Unidos es objeto de un continuo proceso de colonización
política, realizado a través de movimientos migratorios, que están provocando
cambios demográficos con capacidad ya para influir en los procesos electorales.
Nuevas minorías raciales, culturales y religiosas, algunas de las cuales se autodefinen como antiamericanas, están aumentando
su poder en la política estadounidense, perdiendo poder lo que podríamos denominar
la tradicional política anglosajona. Ello se empezó a notar con la victoria de
Barack Obama en el 2008. El Partido Demócrata busca de forma clara ganar
elecciones dando poder esas nuevas minorías. Pero el crecimiento de esas minorías
también se está haciendo notar dentro del PR. En las últimas primarias de los
republicanos para elegir candidato a presidente, Trump se acabó enfrentando a
dos candidatos de origen hispano, Ted Cruz y Marco Rubio, lo que le concedió a
Trump el apoyo de los sectores republicanos partidarios de la necesidad de frenar la entrada de inmigración. La política americana
está cambiando, hoy es mucho menos anglosajona que en el 2008, y ello está provocando
negativas repercusiones globales al tener Estados Unidos nuevos
posicionamientos, fundamentalmente menos intervencionistas, en política internacional.
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