El presidente Sánchez ha logrado ya superar, con diferencia, al expresidente Zapatero en el daño causado a la economía española y parece ser que también lo quiere hacer en remover el pasado. Si Zapatero aprobó la Ley de la Memoria Histórica, que se puede decir que culminó con la exhumación de los restos del general Franco del Valle de los Caídos para ser inhumados en el cementerio de Mingorrubio, en el Pardo, Sánchez todavía quiere ir más allá, aprobando la ley denominada de la memoria democrática, con la cual el Gobierno dice buscar lograr objetivos como que el Estado sea el que proceda a identificar y entregar a las familias los restos que todavía hay en fosas comunes de la Guerra Civil, modificar los contenidos que se imparten sobre la Guerra Civil en los centros educativos, anular juicios políticos celebrados durante la dictadura militar, y anular títulos entregados por el franquismo.
La democracia que hoy tenemos en España, no es fruto de
victorias de la izquierda, como nos intentan hacer creer ahora, sino de una evolución
ideológica de aquellos que gobernaron los últimos años del franquismo, los
cuales consideraron que lo mejor para
España y sus intereses era dar paso a la democracia como forma de integrar a
España en el Mundo democrático occidental, en la OTAN y la UE, entonces la
Comunidad Económica Europea. Paso que se apoyó en un pilar fundamental, la Ley
de Amnistía de 1977, apoyada por el Partido Socialista Obrero Español y el
Partido Comunista de España, entre otros
partidos políticos, y de la que se beneficiaron personas de muy diferentes ideologías.
Según la vicepresidenta Carmen Calvo ello se puede hacer sin ningún tipo de
peligro porque hoy España es ya una democracia consolidada y madura. Lógicamente,
todo el mundo percibe que la razón no es esa. Sino que es muy difícil que más de 40 años después
quede viva gente que haya asumido responsabilidades penales antes del 77 y por
tanto la derogación o modificación sutil de esta ley no tendrá efectos prácticos.
Tal vez, sea cierto lo que dice la vicepresidenta Calvo,
que España es hoy una democracia consolidada y madura, no parece que a corto
plazo se pueda producir algún tipo de movimiento violento destinado a provocar
un cambio de régimen, pero también es cierto que en la actual España democrática
y Estado de Derecho, se cometen
flagrantes, sistemáticas e impunes violaciones de los derechos humanos; el Poder Judicial y la Policía son
instrumentos represores al servicio de sectores de las elites dirigentes y el sistema sanitario
se utiliza para ajustar cuentas. Esa es la España en la que vivimos, pero a
pesar de ello el Gobierno de Sánchez considera que lo más importante y necesario,
no es investigar los delitos actuales, de los que son responsables por acción u
omisión las actuales elites políticas, sino
crear una Fiscalía para
investigar hechos que han ocurrido hace décadas y cuyos ejecutores y
responsables ya han fallecido.
Vivimos una época caracterizada por que se está produciendo
y permitiendo un falso revisionismo del pasado, principalmente impulsado por
sectores políticos de la izquierda. El Gobierno quiere revisar la historia,
manipulando a los ciudadanos ocultando una parte de ella. El Gobierno no
contento con la memoria de los españoles, la ataca. En el 36, se produjo en
España un golpe de Estado militar contra el Gobierno de la Republica, que tenía
como objetivo restaurar la Monarquía, pero también es cierto que el Gobierno de la
Republica había perdido totalmente el control del orden público, ordenando
cosas como el asesinato del diputado Calvo Sotelo. El Gobierno de Sánchez
quiere anular juicios celebrados por el franquismo, como por ejemplo, el del
presidente Companys, que tuvo como sentencia su fusilamiento, pero nada dice de
los juicios celebrados por el Gobierno de la Republica, que también tuvieron
como sentencia fusilamientos, como el de Antonio Primo de Rivera, en Alicante
en el 36. El Gobierno de Sánchez quiere ordenar levantar fosas donde considera que están enterrados sus antepasados, como mínimo
políticos, y me parece justo, necesario y urgente, pero no debemos olvidar que desde
el Gobierno de la Republica se cometieron también muchos asesinatos injustos,
de no combatientes, como las conocidas como las matanzas de
Paracuellos.
Puede parecer que hay sectores de la izquierda española que
quieren hoy ganar la guerra que perdieron sus abuelos y no quisieron librar sus
padres. Y tal vez hay sectores de la izquierda que lo sienten así. Pero lo que está
ocurriendo va mas allá, es una sutil escenificación de ataques, batallas y
victorias actuales que nada tienen que ver con la Guerra Civil. El que no
aprende las lecciones del pasado corre el riesgo de tener que repetirlas, y las
elites dirigentes que hoy gobiernan España parece ser que no las han aprendido.
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