El presidente Sánchez seguramente no ha sido el primero ni
el único en introducir plagios en su tesis, pero ha sido el primero en muchas
cosas. Algunas anecdóticas, como ser el primer en ganar una moción de censura y
ser presidente sin ser diputado nacional. Otras, con negativas consecuencias
para España. Ha sido el primer presidente del PSOE que se ha atrevido a meter a
los comunistas en el Gobierno de España, pactando con la representación del
comunismo internacional en España, Unidas Podemos. Ha sido el primer presidente
de la democracia que no ha logrado aprobar los Presupuestos Generales del
Estado por dos años consecutivos, teniendo que prorrogar los del 2018. En
febrero del 2019, llevando en la Moncloa poco más de seis meses, tuvo que
convocar elecciones generales al no contar en el Congreso de los Diputados con
apoyos suficientes para aprobar los Presupuestos; en el 2020, también sin lograr
aprobarlos a esquivado el tema aludiendo a la situación sanitaria que vive el
país, lo que ha permitido que desde la Unión Europea hagan la vista gorda sobre
la situación de las cuentas públicas españolas.
Con la justificación de la amenaza de la epidemia sanitaria
causada por el virus chino covid-19, el
presidente Sánchez ha impuesto en España una represión propia de un régimen autoritario,
fascista o comunista, privando o concediendo derechos fundamentales a los
ciudadanos en función de su rol social; ha frenado la economía y disparado el
gasto público, se habla ya de una deuda pública de en
torno al 120% del PIB; en cuanto al desempleo no se conocen los datos
exactos, entre otras cosas porque el Gobierno ha adoptado medidas para
dificultar que las empresas puedan despedir y tiene a muchos trabajadores bajo
el paraguas de lo que se conoce como Expediente de Regulación Temporal de
Empleo.
Con la falsa disculpa de la protección de la salud, el
presidente Sánchez sometió a España a tres meses de estado de alarma que solo
han servido para ejercer represión, encubrir violaciones de los derechos
humanos, privando a muchos ciudadanos del derecho a una correcta atención sanitaria,
y hundir la economía, hoy España sigue estando bajo la amenaza del covid-19. La
situación de España es grave; con la disculpa de la epidemia sanitaria, que han
favorecido, se quieren justificar abusos sanitarios y responsabilizar al virus
de enfermedades que tienen como principal causa al utilización por parte de las
elites dirigentes para ajustar cuentas. Pero lo más triste es que frente a la grave
y lamentable situación creada por el presidente Sánchez, la única alternativa
que se les ofrece a los españoles es Vox. Vox ha presentado una moción de
censura contra el presidente Sánchez, que se debatirá en el Congreso de los
diputados los próximos 21 y 22 de febrero, proponiendo a su líder, Santiago
Abascal, como candidato a presidente del Gobierno de España.
De Vox, poco se puede decir que no se conozca. Vox es el
heredero en España de aquellos que provocaron la Segunda Guerra Mundial, el
Nazismo y su variante italiana el Fascismo; es la voz de los militares, es un
partido que solo habla el lenguaje de la violencia, que desprecia al democracia,
por considerarla el Gobierno de los débiles y considera que la violencia debe
ser el principal instrumento para de acceso al poder político. Después de casi
40 años de dictadura militar, uno de los acuerdos tácitos de la Transición fue
que los militares no volverían a injerir en la política española, y que el
general Gutiérrez Mellado sería el último militar ministro de Defensa. Hoy, el
pueblo español vuelve a tener a los militares en el Congreso de los Diputados
intentando dirigir la política del país. La creación de Vox no ha sido muy
original, pues se asemeja mucho a la creación del Partido Nazi, con numerosos exmilitares
de alta graduación entres sus dirigentes. La verdad, todo hay que reconocerlo,
la táctica utilizada para lanzar Vox ha sido muy inteligente y militar.
Primero, los militares, contando con el apoyo de sectores de la derecha
española afines al PP, ayudaron a que
creciera un partido de ideología comunista, Podemos, partido en el que metieron
nada más y nada menos que a un ex
JEMAD, al general Julio Rodríguez. En un principio, que un ex JEMAD de un Ejército
como el español, mayoritariamente monárquico y de un Estado miembro de la OTAN,
fuera de ideología comunista, antimonárquico y anti OTAN, como él mismo se definió,
sonaba a extraño, pero no lo era. Podemos fue la vanguardia utilizada por los
militares para entrar otra vez en política. Una vez que la sociedad acepto como
algo normal que un exgeneral fuera
dirigente de un partido comunista, con qué argumentos se iba a rechazar ahora que entraran en política con
el grueso de la fuerza, como se iba a rechazar ahora que varios exmilitares
lo fueran de Vox. Y así fue, en la sociedad española, y sobre todo a nivel periodístico,
apenas ha habido debate sobre la vuelta de los militares a la política
española.
La moción de censura de Vox será defendida en el debate por Ignacio Garriga. Que un partido político que basa su ideología y razón de ser en la defensa de la identidad española, como es el caso de Vox, haya elegido para participar en el debate de la moción de censura a un diputado nacional por Cataluña y negro puede sonar a chocante, ilógico, pero no lo es. Recordemos, en la Guerra Civil utilizaron el Ejercito de África, cuya tropa era mayoritariamente extranjera y musulmana; con los dramáticos resultados que todos conocemos. Seguramente los militares no dudarían en volver a constituir un Ejército de inmigrantes, negros, musulmanes, etc, para luchar contra los españoles. La vuelta de las elites dirigentes militares a la política española es muy malo para la democracia, es evidente que tienen una agenda oculta no democrática, y además, si el PSOE ha gobernado con los comunistas ¿Qué argumentos podrá haber en el futuro en contra de que el PP lo haga con Vox?
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