Relevo en la primera potencia económica y militar
occidental. Joe Biden ha tomado juramento como 46º presidente de los Estados
Unidos. La felicidad de los que se van a repartir la tarta siempre es muy
elevada. Viviendo la sociedad estadounidense una situación dramática causada
por la epidemia provocada por el virus chino covid-19, la investidura de Biden
ha sido hoy un claro ejemplo de ello. Incluso Jennifer López, invitada para cantar, ha creído que era ella la investida y ha
emitido su eslogan reivindicativo, “Una nación con libertad y justicia para
todos”, en un idioma no oficial, el español, más propio de Puerto Rico que de
Washington D.C. Lo más llamativo de la investidura, la ausencia del
presidente saliente, Donald Trump, lógicamente alguna razón de peso debe tener
para romper una tradición de décadas, y cometer un acto tan feo, de tal
incorrección política, pero por el momento debemos dejarlo en la caja de las
especulaciones, de las posibles razones.
Durante los cuatro años de su mandato, ha quedado
constatado que Donald Trump tenía estrechos vínculos con elites dirigentes de la Federación Rusa, con
el pais que sigue liderando el comunismo internacional, lo que ha condicionado de forma importante su
política exterior. También, que era partidario
de darle apoyo, a través de asesores como Steve Bannon y Rudy Giuliani, entre
otros, a grupos políticos europeos que son los herederos ideológicos de
aquellos que provocaron la Segunda Guerra Mundial, Nazismo y Fascismo. Que
Estados Unidos tuviera un presidente como Trump es evidente que no era bueno ni
para la Unión Europea ni para el mundo, pero
nada indica que la era Biden vaya a ser mejor. Por el momento ya sabemos
que su hijo, Hunter Biden, tiene abierta una investigación fiscal
y que tuvo oscuros negocios en Ucrania.
El primer discurso del presidente Biden ha sido muy
sentimental, apelando a la unión, algo lógico teniendo en cuenta que ha llegado
a presidente gracias al apoyo de minorías étnicas y culturales, pero pocas
alusiones a la que va a ser su política, principalmente exterior y de defensa.
Una simple promesa de lealtad con los aliados, entiendo que también
europeos, pero ninguna alusión al para
qué, para defender que valores e intereses. Ha llamado a llorar,
metafóricamente, por los muertos durante la pandemia, pero todavía no sabemos
si tienen alguna propuesta nueva para combatirla, por ejemplo, ¿Qué va a
ocurrir con el control de viajeros a los Estados Unidos? ¿Cómo van a ser a
partir de ahora las relaciones con el Régimen comunista chino, principal
responsable de lo que esta ocurriendo?
Estados Unidos se ha convertido en un país de bandazos
ideológicos. Trump echó por tierra muchas de las políticas de la Administración
Obama, es de prever que el presidente Biden haga ahora lo mismo con muchas de
las medidas aprobadas por la Administración que deja el poder. El relevo que
hoy se ha producido en la Casa Blanca tiene una clara y principal lectura. En
los Estados Unidos durante las últimas décadas se han producido importantes
cambios demográficos que han tomado forma en el Partido Demócrata, logrando
minorías étnicas y culturales pasar a estar
sobrerrepresentadas en la política estadounidense. El Estados Unidos de
hoy es políticamente muy distinto al de hace 20 años, y ello va a afectar a su
política exterior, de defensa y seguridad de forma negativa para Europa.
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