El 11 de septiembre del 2001 se produjo el mayor ataque del
terrorismo islamista contra Occidente, destruyendo las dos torres del World
Trade Center de Nueva York y golpeando el Pentágono, causando miles de muertos.
Los ataques fueron realizados utilizado cuatro aviones que de forma
inexplicable los terroristas habían logrado secuestrar en el aeropuerto de
Boston. Como primera consecuencia el entonces presidente de los Estados Unidos
declaro la guerra al Régimen talibán, al Emirato Islámico de Afganistán, que se
consideraba que daba apoyo a los supuestos responsables, la organización
terrorista, Al Qaeda y donde se creía que se escondía su líder, Osama bin Laden.
Las Fuerzas Armadas invadieron Afganistán, cerrando pactos con grupos armados
locales, integrados en lo que se denominó la Alianza del Norte, para derrotar a
los talibanes y dar caza al líder de Al Qaeda. En el 2011 la Administración
Obama hizo público que había localizado a Bin Landen en Paquistán y muriendo en
su captura, su cuerpo fue arrojado al mar para que no se pudiera identificar su
cadáver. Pero hoy, a poco de cumplirse 20 años de los trágicos sucesos del
11-S, de forma inexplicable los talibanes han recuperado el poder en Afganistán.
La Operación Libertad Duradera, liderada principalmente por Estados Unidos y el Reino Unido, y a la que sin solicitarlo el Gobierno estadounidense se sumaron otros miembros de la OTAN, autoactivando el artículo 5º de Tratado del Atlántico Norte, fue un completo éxito, en pocos meses, en diciembre del 200, los talibanes habían sido derrotados y Estados Unidos coloco como presidente a Abd El Hamid Karzai, en contra del deseo de varios países de la OTAN querían restaurar la monarquía, alegando que Karzai había luchado contra los talibanes, cosa que no había hecho la monarquía representada por Mohammed Zahir Shah, exiliado en Italia. En el 2003 la OTAN tomo el mando de las operaciones militares en Afganistán, encuadradas en lo que se denominó Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, desde entonces la situación ha ido cada vez a peor, debido a que las fuerzas de la OTAN, únicamente preocupadas por su imagen internacional, se oponían a combatir a los talibanes buscando su integración en el Gobierno de Afganistán. Durante 20 años la principal misión de los militares de las unidades de la OTAN desplegadas en Afganistán ha sido enriquecerse a través de dietas y dinero destinado para la reconstrucción del país, realizando algunos proyectos de reconstrucción para justificar su presencia en el país. Hasta hoy, que han acabado por entregar el poder al fundamentalismo islámico.
Ayer el presidente Biden
compareció ante el pueblo estadounidense para justificar su huida de Afganistán
alegando que había ordenado la retirada de las Fuerzas Armadas estadounidenses
porque los militares afganos no estaban dispuestos a luchar por defender su país,
y los soldados estadounidenses no debían morir por ello. Vergonzosa declaración.
Primero, porque en el mundo hay dictaduras, regímenes autoritarios, como fue la
Alemania nazi, como lo son los régimenes comunistas de Corea del Norte, de Bielorrusia, de Cuba,
etc, porque los débiles no pueden luchar contra sus opresores. En segundo
lugar, porque las Fuerzas Armadas estadounidenses no fueron a Afganistán a
apoyar a ningún clan o grupo político, sino a derrotar a los talibanes, cómplices
de la masacre del 11-S, y hoy les devuelven el poder. Después de la Segunda
Guerra Mundial, como consecuencia de la Guerra Fría, Estados Unidos no tuvo escrúpulos
a la hora de aliarse con todo tipo de actores para lograr sus objetivos, por
ejemplo, apoyo a duras dictaduras militares que se establecieron tanto en Sudamérica
como en Centroamérica, pero lo ocurrido en Afganistán sobrepasa todo lo anterior,
teniendo difícil explicación. Primero, porque los talibanes fueron considerados
responsables del 11-S. En segundo lugar, porque 20 años después a pesar de ser los
talibanes un equipo de Riad, recuperan
el poder apoyados por Rusia, China e Irán, es decir, por el comunismo
internacional, todavía hoy liderado por Moscú, y en España formando parte del
Gobierno, representado por Unidas
Podemos.
Por mucho que nos cuenten y difundan los medios de comunicación,
es imposible que los talibanes careciendo de fuerza aérea, con mínimo armamento
pesado y medios de transporte principalmente de uso civil, se hayan hecho con
el control de Afganistán en cuestión de días. Como no es creíble que las
Fuerzas Armadas estadounidenses, con mayor presupuesto del mundo, tengan que
huir del territorio de un país sin ni siquiera combatir mínimamente. El
presidente Biden ha adoptado una postura cobarde en Afganistán, permitiendo que
su país sea humillado. Evidentemente, el comportamiento de la OTAN ha sido el
de esperar. Con fuertes divisiones internas que anulan su capacidad operativa;
nunca partidaria de combatir contra los talibanes, su retirada es lógica aunque
ello suponga poner en evidencia su debilidad, la decadencia de la Unión Europea
y su irrelevancia internacional.
Que los talibanes se hayan hecho con el Gobierno de Afganistán
incluso antes de que los militares estadounidenses abandonaran completamente el
país, sin que el Pentágono ordenara ningún ataque para frenar su avance, solo
tiene una explicación, lo ocurrido se parece mucho a la Primavera de Praga, cuando
Occidente, o sea, NATO, permitió que la Unión Soviética se hiciera con el
control de Checoslovaquia, es decir, da la impresión de que han pactado la
entrega de Afganistán a Arabia Saudí, pues todo el mundo sabe que los talibanes
son un equipo de Riad, tal vez, a cambio de cosas como el reconocimiento de
Israel por algunos países islámicos. Ya veremos qué pasa. Pero lo más llamativo
de todo es que Rusia, China e incluso Irán, estén apoyando a los talibanes. Da
la impresión de que la coyuntura internacional está cambiando y el ateo
comunismo internacional se ha aliado con el mundo islámico. Pero sin duda, de
lo que está ocurriendo en Afganistán solo hay un responsable, la OTAN, que tomo
el control de las operaciones militares en el 2003 y desde entonces ha estado
de forma soterrada apoyando que los talibanes recuperaran el poder; la OTAN
debería disolverse ya. Evidentemente, lo ocurrido también pone de relieve
cambios en la política exterior estadounidense. El actual Partido Demócrata está
sometido al chantaje de minorías culturales, y ello hace que tenga una política
exterior menos intervencionista, lo que va a perjudicar a muchos pueblos que
son objeto de represión por regímenes totalitarios. Biden imponiendo una
cobarde huida de sus militares de Afganistán, humillando de forma innecesaria a
su país, es de prever que va a provocar el hundimiento del Partido Demócrata en
próximos procesos electorales. Pensar que la humillante huida del Ejército
estadounidense no tendrá consecuencias, como se dice ahora, globales, es un
error. Después del 11-S vino la crisis económica del 2008 y Reino Unido
abandono la UE. Es de esperar que se produzcan consecuencias de igual nivel o
superior. Por otro lado, la desestabilización de Afganistán hace prever que
millones de inmigrantes se desplacen hacia territorios de la UE apoyados por
Rusia y Turquía. ¿Qué hará entonces Alemania, los acogerá, o intentara imponer
otra vez una política de cupos de reparto de inmigrantes y refugiados, ya
rechazada en el pasado por muchos estados miembros?
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