Como suele ser costumbre el mes de septiembre, ayer se celebró el acto de apertura del año judicial, presidido
como en ocasiones anteriores por el Jefe del Estado, hoy el rey Felipe VI. A
pesar de que el anterior Jefe del Estado, el rey emérito Juan Carlos I se
encuentra refugiado en un país islámico, en Emiratos Árabes Unidos,
presuntamente para evitar que le puedan llegar a afectar investigaciones
judiciales, la Casa Real de Borbón sigue presidiendo la apertura del año
judicial. Parece ser, que esté constatado que la monarquía es un
nido de chorizos, cuyos miembros cobraron comisiones a cambio de su
influencia, defraudan a la Agencia Tributaria, tienen dinero negro en paraísos
fiscales, etc, no le parece al Poder Judicial español razón suficiente para que
la Casa Real, en la figura del Jefe del Estado, deje de tener el honor de
presidir tan importante acto.
La Constitución española establece que “la justica emana del pueblo y se administra en nombre
del Rey”, pero equivocadamente no hace ninguna alusión a que ocurre
cuando el Rey, ostentando la Jefatura del Estado, no es digno de ello por
no cumplir las leyes que si se exigen al resto de ciudadanos españoles. Es
indiscutible que la Casa Real ha perdido los mínimos éticos necesarios para
presidir un acto como este, para ponerse al frente de aquellos, jueces y
magistrados, que en España tienen la capacidad de administrar justicia.
Lógicamente, los monárquicos solucionan el problema con el argumento de que rey
Felipe VI heredo la Corona, pero no tiene nada que ver con los comportamientos
de los que en el pasado fueron también miembros de Casa Real, y ahora se dice
que no. Se dice que no tienen nada que ver con el comportamiento de su yerno,
Iñaki Urdangarin, dicho de forma coloquial, condenado por exigir impuestos,
principalmente a dirigentes políticos monárquicos, de forma paralela a la
Agencia Tributaria. O incluso con el de su padre y anterior Jefe del Estado,
Juan Carlos I, del que hoy se conocen claros indicios de haber cometidos
delitos.
La monarquía es una institución anacrónica en una democracia. Una
institución cuyos principios, como el de que el rol social se conceda en
función del origen familiar, impide el desarrollo democrático de España. Se
suele decir que la Constitución concede al Rey un poder simbólico, por ejemplo,
como mando supremo de las Fuerzas Armadas, o en actos como el de apertura del
poder judicial, pero parece ser que gracias al evidente control que ejerce la
Casa Real sobre la institución militar y la judicial, este tiene un rol similar
al del el padrino de los Corleone en El padrino (1972)
dirigida por Francis Ford Coppola, es quien corta el bacalao. Los Bonasera de
turno acuden a la Casa Real en busca de apoyo u autorización para abusos y
venganzas.
El control que la Casa Real de Borbón ejerce sobre el Poder Judicial, no es
solo sutil, sino también publico. Ayer, en su discurso el presidente del
Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, omitió
alguna referencia al hecho de que el anterior Jefe del Estado esté hoy
investigado en diferentes tribunales, y este busque refugio en un país árabe
para dificultar las investigaciones y evitar una poco probable, pero posible,
actuación de la justicia española. El presidente del CGPJ, también dejo claro
que es un valiente, un poco cínico, pero un valiente, al reivindicar, como
suele ser costumbre en estos actos, la independencia del Poder Judicial y
exigir la renovación de CGPJ, bloqueada porque todos los partidos quieren ser
el segundo actor que lo controle, después de la Corona. De forma clara sectores
de la corrupta derecha monárquica española han apoyado que Podemos, la
representación en España del comunismo internacional, llegara a formar parte
del Gobierno de España, pero ahora tienen miedo a que alguno de sus jueces
afines entren a formar parte del Consejo General del Poder Judicial, y se
oponen a su entrada. Dicen querer garantizar la independencia del Poder
Judicial estableciendo por ley que sean los propios jueces los que nombren a
los miembros de su órgano de gobierno (CGPJ), pero evitan aludir a que es
de conocimiento público que hasta las asociaciones judiciales están totalmente
politizadas, defendiendo siempre lo mismo que los partidos políticos que
las controlan. Y digo que el presidente Lesmes ha sido un poco cínico
porque hablo de justicia, de leyes, de la defensa de la Constitución, etc,
mientras desde el Poder Judicial español se ordenan flagrantes
violaciones de los derechos humanos, por ejemplo, utilizando a los médicos como
verdugos, o se toleran garantizando impunidad a los responsables.
La justicia es un pilar fundamental de toda democracia, y en España falla, principalmente por el control que sobre el mismo ejerce la familia Corleone, quiero decir, la Casa Real de Borbón. En España solo hay una ley, la ley de la selva, tienes el poder, cuentas con la mayoría, haz lo que quieras. El Poder Judicial carece de independencia e imparcialidad, anulando el Estado de Derecho cuando le interesa, impidiendo así que todos los españoles sean iguales ante la ley. El Poder Judicial es un instrumento represor al servicio de las elites dirigentes, ordenando violaciones de los derechos humanos o garantizando impunidad a sus ejecutores, lógicamente siempre con el visto bueno del Jefe del Estado, de la Casa Real que tiene el control la fuerza, de los militares y su sucedáneo, la policía, el anterior hoy evitando la actuación de la justicia.
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