viernes, 10 de septiembre de 2021

20 ANIVERSARIO DEL 11-S: OCCIDENTE SE REPLIEGA ANTE EL MUNDO ISLAMICO.

 

Mañana se cumple  el 20 aniversario del 11-S, de los brutales ataques del terrorismo islamista contra la sociedad civil estadounidense, destruyendo  las conocidas como las Torres Gemelas y atacando también el Pentágono, donde se encuentra el Ministerio de Defensa estadounidense, causando los ataques cientos de muertos y otros tantos heridos. Volver a analizar otra vez lo ocurrido no tiene ningún sentido, pues no hay ninguna información relevante nueva, y sí numerosas intenciones por manipular lo ocurrido.

Personalmente, creo que sobre lo sucedido se pueden hacer tres importantes reflexiones. Primera, El 11-S fue un brutal y cobarde ataque realizado por el terrorismo islamista principalmente contra población civil no combatiente; contra indefensos ciudadanos sin ningún tipo de responsabilidad política. Segunda, teniendo en cuenta los altos niveles de seguridad que existían en los Estados Unidos es evidente que  los ataques no se hubieran podido producir sin contar el terrorismo islamista con apoyo doméstico, de sectores de las elites dirigentes estadounidenses. Tercera, como consecuencia la Fuerzas Armadas estadounidenses y sus aliados invadieron dos países del mundo islámico, considerados colaboradores del grupo terrorista que había realizado los ataques, Afganistán e Irak. Las operaciones militares supusieron para los aliados un simple paseo militar. Las invasiones fueron realizadas con un mi minio esfuerzo y con un  número de bajas, todas lamentables, pero muy bajo. El grueso del gasto en esos países, por ejemplo, para Estados Unidos, vino después, cuando intereses políticos decidieron permanecer en esos países con objetivos poco claros, como por ejemplo, en reconstrucción, pero sin saber bien lo que se quería reconstruir. Lógicamente, todos esos años de permanencia en territorio enemigo también sirvieron para que empresas armamentísticas estadounidenses probaran nueva tecnología militar, por ejemplo, los vehículos aéreos no tripulados, los conocidos como drones,  que no hubieran podido probar en otro tipo de teatros de operaciones en los que no tuvieran un total control del espacio aéreo y las radiaciones electromagnéticas.

Pero lógicamente en el este aniversario se va a producir una novedad. Estados Unidos y sus aliados se han retirado de Afganistán dejando el poder a régimen talibán, uno de los principales aliados del grupo terrorista responsable del 11-S. La Administración Bush decidió en el 2001 invadir Afganistán para destruir la red yihadista Al Qaeda y su principal apoyo en el territorio, el régimen talibán, que entonces gobernaba ese país. Pensar que la mayor potencia militar del mundo, Estados Unidos, solo hay que echar un vistazo al gasto mundial en defensa para constatarlo, tiene que abandonar un país por la resistencia de un grupo de guerrilleros sin afeitar y con mínimo armamento pesado, es ingenuo. Lo ocurrido en Afganistán es fruto de un cambio de coyuntura internacional, de cosas como la Alianza de Civilizaciones impulsada desde España por el expresidente Zapatero. Las actuales elites dirigentes occidentales han pactado la entrega de Afganistán a los talibanes, y la Administración Biden, recién llegada, humillantemente lo ha aceptado.

Y, sobre todo, la actual situación de Afganistán es responsabilidad de la OTAN. Una organización que carece totalmente de capacidad operativa debido a los enfrentamientos ideológicos que se producen en su seno. Por ejemplo, en la actual coyuntura internacional, con el terrorismo islamista golpeando a las sociedades occidentales, lo que no había ocurrido ni siquiera durante la Guerra Fría, no tiene sentido que un Estado islámico, como Turquía, por otro lado, aliado de Rusia,  sea miembro de la OTAN. Además, la  actual situación de Afganistán es responsabilidad de la OTAN por una segunda razón. Primero decidió intervenir en Afganistán sin que Estados Unidos pidiera que se activara el artículo 5º, de mutua defensa, tomando  el mando de las operaciones militares en el 2003. Luego,  al ver que Estados Unidos no apoyaba la restauración de la monarquía, apoyando como presidente del Gobierno a Abd El Hamid Karzai, muchos aliados europeos perdieron interés por combatir a los talibanes, apoyando sutilmente su vuelta al poder. La huida de Afganistán, ha sido humillante para la sociedad estadounidense, que seguramente ahora se pregunte para qué tienen un tan elevado gasto en defensa, tal vez ¿Para tener a los militares protegidos en las bases? Y debe ser preocupante para Occidente, pues le están mandando  al mundo islámico, hoy aliado del ateo comunismo internacional liderado desde Moscú, un peligroso mensaje de victoria, el de que golpeó brutalmente a las sociedad estadounidense pero hoy ha recuperado otra vez el control de los países invadidos obligando a los occidentales a huir. Algo que, muy probablemente, puede provocar que desde el mundo islámico se caiga en el mismo error que en el pasado, de apoyar y favorecer que grupos islamistas vuelvan a realizar ataques terroristas contra sociedades occidentales, lo que podría llevar a que las predicciones de Samuel  Huntington, se cumplan.


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