Es evidente, que el discurso McDonald's, de moda en nuestra época entre las elites políticas, consistente en hacer publicidad de las mismas ideas y hechos, ha favorecido ayer la detención de Carles Puigdemont en Cerdeña, por la Policía italiana. Un asunto extraño. Dicen que esta mañana cuando han informado al magistrado Pablo Llarena de lo ocurrido este ha dicho ¿Qué han detenido a quién? ¿Y yo como no he ordenado esto? Es decir, está constatado, no voy a entrar a repasar hechos, que Llarena es el principal cómplice, aliado, de Puigdemont entre las elites dirigentes españolas constitucionalistas. Es impensable que Puigdemont haya podido viajar a un lugar en el que no contaba con apoyo entre las elites dirigentes locales, por tanto hay dos posibilidades. Una, Puigdemont ha cerrado un pacto para su entrega, por ejemplo, con el Gobierno de Sánchez, considerando que es el momento más oportuno para su detención y juicio en España. Dos, sectores de las elites dirigentes españolas han cerrado un pacto con las italianas para que detengan a Puigdemont y le entreguen de forma inmediata al Poder Judicial español.
Que un ciudadano reclamado por la justicia española pueda
pasearse por el territorio de la Unión Europa y hacer política formando parte de sus instituciones es un escándalo,
que deja en un muy mal sitio el funcionamiento de la justicia europea,
conduciendo a la pregunta de ¿Qué tipo de justicia se defiende desde la UE? Tal
vez, una justicia a la carta, de tal forma que si uno pertenece a elites políticas
tenga un trato diferente, preferencial, de tal forma que no le afecten las
leyes. ¿Cómo desde la UE se puede criticar el funcionamiento de la justica en
algunos Estados miembros, como Polonia, Hungría, etc, cuando a la vez defiende
la aplicación de las leyes a la carta, en función del rol y poder de cada
persona? Por tanto, es también posible
que desde la UE hayan decidió poner fin al trato beneficioso que recibía
Puigdemont, y hayan decidido Italia, país de nacionalidad del actual presidente
del Parlamento Europeo, David-Maria Sassoli, como país simbólico para su detención.
¿Será Puigdemont el que pague las hamburguesas?
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