Siempre lo ha sido un poco, pero con el establecimiento de
sistemas democráticos, la política ha evolucionado hacia el arte de manipular a
los ciudadanos. Los dirigentes políticos suelen recurrir a dos instrumentos
para evitar asumir, ante los ciudadanos, las responsabilidades que se derivan
del cargo público que ocupan. Uno, minimizar los problemas, quitándoles
importancia, y justificando así que no merecen su atención, en concreto,
medidas para solucionarlos. Dos, maximizarlos, considerando que es un problema
exterior, que depende de la coyuntura internacional, o como se dice ahora,
global, y por tanto es necesario resolverlo en dichos ámbitos, o parafraseando
al presidente Sánchez, desde organizaciones supranacionales.
Desde el Gobierno de España se suele utilizar ambos instrumentos. Para minimizar hechos, problemas, por ejemplo, se les dice a los ciudadanos que actos de violencia de naturaleza política, como por ejemplo, los escraches, claramente organizados por fuerzas políticas, son espontáneos. Por ejemplo, para no adoptar medidas para evitar acciones del terrorismo islamista, que se percibe que son coordinadas desde el exterior y realizadas contando con complicidades entre las elites dirigentes que gobiernan España, se les dice a los ciudadanos que sus ataques son realizados por lobos solitarios, que no eran durmientes enviados a España por actores extranjeros con tal fin, sino personas que se han radicalizado debido a que no lograron integrarse en la sociedad española, cristiana y occidental en la que viven. O en lo relativo a la corrupción política, se suelen utilizar argumentos como que son unos pocos dirigentes políticos, que estos ya no están en el partido político del que eran dirigentes, etc, cuando está claro que es una corrupción sistémica, planificada y realizada gracias a contar con el poder que otorga pertenecer a un partido político con capacidad para controlar, aunque sea parcialmente pero los suficiente, las instituciones del Estado. Pero también cuando les interesa maximizan los probemas. Por ejemplo, en el caso de la inmigración, para evitar adoptar medidas suelen justificarse con la falacia de que es un problema europeo y la solución debe venir de la Unión Europea, cuando desde Bruselas el masaje es claro, cada Estado debe encargarse del control de la frontera exterior que se encuentre en su territorio. O por ejemplo, busca justificar el alto precio de la energía eléctrica diciendo que se debe a la coyuntura internacional, cuando todo el mundo sabe se debe a la política emergentica adoptada por el Gobierno de España, al sistema de producción elegido en España y a la aceptación por parte del Gobierno de España de la creación del nuevo impuesto indirecto de los derechos de emisión de CO2, cuyo valor la UE permite que dependa de especulaciones.
Y así, podríamos seguir con innumerables ejemplos.
Minimizan y maximizan cuando les interesa, eso sí, cuando los ciudadanos
minimizan, y adoptan a título personal medidas para protegerse, entonces,
apelan al imperio de la ley y le persiguen recurriendo al Poder Judicial, a los
militares y su sucedáneo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, o si
hace falta, al terrorismo de Estado. O por el contrario, cuando un ciudadano, que se siente pisoteado en sus derechos e
intereses, no militante en un partido político, pues para los militantes hay un
trato distinto, acude a título personal
a una organización supranacional en solicitud de ayuda, por ejemplo, a la Unión
Europea, entonces evocan el principio de subsidiaridad para defender sus
intereses y dicen que se trata de un asunto de ámbito nacional y piden que se
respecte su soberanía. Siempre tienen las de ganar.
Manipulación, que el
presidente Sánchez ha intentado hoy una vez más en su comparecencia en el Congreso de los
Diputados para hablar de las cumbres del Consejo Europeo. El Gobierno no tiene
responsabilidad en la entrada en
territorio español de un virus de origen chino, el covid-19, es un problema
global fruto de las interconexiones entre países. Eso sí se apunta como un
éxito, por ejemplo, la estrategia de vacunación. Omitiendo, que los ciudadanos
españoles han sido vacunados gracias a vacunas
fabricadas, principalmente, en
Estados Unidos, país al que no cesan en atacar y que van a ser pagadas con
fondos europeos. Los científicos españoles son excelentes, como lo eran los de
la Alemania nazi, en represión, en elaborar métodos para ejercer control social
y torturar a los ciudadanos recurriendo al sistema sanitario. También obvia que
en España la estrategia de vacunación fue un éxito porque esta estuvo precedida
de una fuerte represión del Gobierno. Cerrando actividades económicas, limitado
el derecho a la libre circulación de los ciudadanos, impidiendo a ancianos que
vivían en residencias que recibieran la
visita de sus seres queridos, etc, etc, etc. Represión ejercida gracias a la
aplicación de un Estado de Alarma considerada inconstitucional, es decir,
ilegal. Sánchez también ha apelado a organizaciones supranacionales para
resolver problemas, pero cínicamente, únicamente para lo que le interesa. Apela
a la OTAN, organización militar que surgió para hacer frente al comunismo
internacional liderado por la Unión Soviética, pero a la vez, gobierna en
coalición con Unidas Podemos, la actual representación en España del comunismo
internacional liderado todavía desde Moscú. Y anuncia, que en la próxima cumbre
de la OTAN, que se celebrara en junio en España, se va cambiar el concepto
estratégico de la OTAN, es decir, su razón de ser. ¿Lo sabrá el Gobierno de Polonia, hoy país amenazado por la
órbita comunista, en concreto, por Bielorrusia? Parece ser que los que lo saben
son Estados Unidos, Reino Unido y Australia, y por
eso han cerrado la alianza militar
Aukus. Como siempre, Sánchez sigue con el discurso falaz de que el
precio de la energía eléctrica es un problema de la UE.
Si algo uno detesta cuando va a una fiesta es que alguien
lleve una corbata del mismo color, pero parece ser que el presidente del
Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Pablo Casado, pactan compartir color ¿Qué mensaje quieren enviar?
Es costumbre que los dirigentes
políticos usen el color de la corbata
para comunicarse, para enviar mensajes, tal vez en España utilizan el color de
los calzoncillos y se los enseñan en los servicios, no lo sé. Y un mismo color de corbata no significa
nada, pero si no es así, está claro que quieren simbolizar unión en
determinados temas. Ya desde una perspectiva subjetiva, todo da a entender que
estos amenazan. Se equivoca el presidente sandinista, Daniel Ortega, en España
no gobiernan los descendientes del franquismo, sino los descendientes de
Cánovas y Sagasta. España siempre ha sido una tiranía para los pobres, para el
pueblo, para los sectores humildes de la
sociedad, incluso durante la Segunda República, y lo sigue siendo. España ha
evolucionado de un dictadura militar, a un régimen autoritario, una dictadura
camuflada bajo el paraguas de una falsa democracia, en cuyas elecciones solo
pueden participar partidos políticos con listas bloqueadas y cerradas, listas
que no está muy claro cómo se construyen, pero que a pesar de toda la película
que elaboro el PSOE para poner a un madrileño, a Pedro Sánchez, como secretario
general, está claro que no obedece a
procesos democráticos. En la política española no están los mejor preparados,
ni los más aptos, sino únicamente personas que por razones familiares o de
amistad han sido invitados a entrar en
política muy jóvenes, como se suele decir, antes de perder la virginidad.
Cuando el presidente del Gobierno apela al Estado de Derecho como un valor de
la Unión Europea, uno no sabe si reír o llorar. Las elites dirigentes españolas
anulan totalmente el Estado de Derecho para defender sus intereses y ejercer
represión, principalmente gracias al control que ejercen sobre el monárquico
Poder Judicial, cometiéndose en territorio español flagrantes violaciones de
los derechos humanos ¿Qué Estado de Derecho dice querer defender en Polonia?
Ninguno, solo busca defender intereses de ámbito político.
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