Tony Judt, uno de los intelectuales más brillantes del
pasado siglo, en su libro Postguerra. Una
historia de Europa desde 1945, uno de los mejores libros que trata el
derrumbe de la Unión Soviética, se
pregunta ¿Por qué cayo el comunismo con tanta celeridad en 1989? Según el
autor, el derrumbe de la Unión Soviética es consecuencia de una evolución provocada
por reformas adoptadas desde dentro, por el Secretario General del Partido
Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Mijaíl Gorbachov, destinadas a intentar sacar a
la economía de la nefasta situación en la que se encontraba en la década de los
80 del pasado siglo, con una productividad ineficiente y de baja calidad, y un
elevado y continuo endeudamiento exterior. Tony Judt califica a Gorbachov como
un comunista reformista, que al ser nombrado Secretario General en marzo de
1985, considero que para intentar salvar la economía era necesario acabar con
la situación de aislamiento internacional y reducir el poder del PCUS sobre la economía,
en concreto en lo que se refería a la supervisión de las economías de los
Estado de su influencia, es decir, de los Estados invadidos por la Unión Soviética
desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Lógicamente, romper el simbólico muro del aislamiento exterior
y lograr el apoyo de las democracias occidentales implicaba hacer concesiones. Gorbachov
fue reduciendo la represión que ejercía el PCUS y retirando el apoyo miliar y de los servicios
secretos, del conocido KGB, que daba a los regímenes comunistas que gobernaban los Estados de Europa Oriental. En
diciembre de 1988, en un discurso ante Naciones Unidas, dijo “La libertad de elección
es un principio universal. No debería haber excepciones”. Según Judt, esto suponía
no solo una renuncia a la doctrina Brézhnev, sino también que Moscú no recurriría
a la fuerza para imponer su interpretación del socialismo en otros Estados. Y lo
volvió a repetir en una conferencia de líderes del bloque oriental, celebrado en
julio de 1989, proclamando el derecho
que tenía todo Estado a seguir su propia trayectoria sin injerencias externas.
En enero de 1992, el presidente de Hungría, József Antall, en un discurso ante
el Foro Democrático, critico la falta de reconocimiento por parte de Occidente
al papel jugado por los países centroeuropeos en la caída del comunismo, dijo “Este
amor no correspondido debe cesar, porque nosotros nos mantuvimos en nuestro
puesto, libramos nuestras batallas sin lanzar un solo tiro y ganamos la 3
guerra mundial para ellos”. Según Tony Judt ese relato es falso, no se
corresponde con lo ocurrido en 1989. Según Judt, “Si las multitudes,
intelectuales y sindicalistas de Europa oriental ganaron la tercera guerra
mundial fue, pura y simplemente, porque Gorbachov
se lo permitió”. Según Judt, al retirarle Gorbachov el apoyo militar y del KGB
a los regímenes comunistas que gobernaban los invadidos Estados de Europa del
Este, estos de derrumbaron. Además de querer salvar la economía es difícil saber
que pretendía Gorbachov con sus reformas, pero al permitir elegir a la gente,
los ciudadanos no eligieron el comunismo reformista que el defendía sino la
libertad y el progreso que ofrecía Europa occidental, provocando ello el
derrumbe de la Unión Soviética. Es indiscutible, desde 1945 a 1989 los Estados
de Europa del Este invadidos por la Unión Soviética aceptaron pacíficamente,
sin oponer apenas resistencia, ser gobernados por Gobiernos títeres de Moscú,
impuestos bajo la amenaza de la fuerza militar. Más de cuatro décadas de represión
comunista, que finalizo cuando a Moscú, al PCUS, le intereso.
Todo indica, que desde la caída del Muro de Berlín, y su
principal consecuencia, el derrumbe de la Unión Soviética, Rusia se ha rearmado
moral y militarmente, y hoy el actual Gobierno ruso vuelve a amenazar miliarmente
a los países de Europa del Este, intentando presionar a las democracias occidentales para
que acepten sus reivindicaciones. Durante
las últimas tres décadas, Rusia se ha fortalecido, lo que permite que el actual
Gobierno ruso haya vuelto a la doctrina Breznev, pero mientras tanto Europa
occidental, o mejor dicho, lo que hoy es la Unión Europea, no ha cesado en
adquirir debilidades, especialmente de tres formas: Uno, Incrementando la
dependencia energética respecto a Rusia
y países de su órbita. Por ejemplo, los gasoductos del
Báltico construidos por el Gobierno ruso, no solo causan un grave daño ecológico
en la zona, razón por la cual deberían ser cerrados, sino que también condicionan
de forma importante la posición de Alemania respecto a Rusia. En relación con
esto, volviendo al citado libro de Judt, en él se cita un hecho que considero
importante. El canciller de la República Federal Alemana, el socialdemócrata Helmut
Schmidt, se vio obligado a dimitir después
de que la izquierda de su partido votara en contra del despliegue de nuevos misiles.
Luego, en los 90, se supo que al menos 25 miembros del Budestag estaban a
sueldo de la Republica Democrática Alemana, controlada por Moscú ¿Cómo
condiciona hoy la política alemana el hecho de que el excanciller Gerhard Schröder trabaje para empresas públicas
rusas? Todo hace pensar que como mínimo afectara a las decisiones que se
adopten desde la socialdemocracia alemana. Dos, mediante políticas empresariales de deslocalización,
trasladando centros de producción a países de la órbita del comunismo
internacional liderado por Moscú, hoy disfrazado este de diferentes formas, y
muy vinculado a partidos de extrema derecha, como por ejemplo, en Brasil, pero
con las ideas de siempre, con un total desprecio hacia el derecho de los
pueblos y los Estados a elegir su futuro, sus aliados, buscando imponer sus
intereses recurriendo a la amenaza militar. Y en tercer lugar, mediante una política migratoria partidaria de
permitir la entrada de inmigración, principalmente para favorecer intereses
empresariales, logrando así mano de obra más barata que la nacional o favorecer
las relaciones con países de la órbita comunista en los que se desea invertir o
producir, sin considerar cuales son la verdaderas lealtades políticas de la recién
llegada población inmigrante, lo que lógicamente, de seguir empeorando el
conflicto con Rusia, se puede traducir en un grave problema de seguridad ciudadana
para las democracias europeas. Recordemos que en Europa ya se ha producido
importantes ataques terroristas ejecutados por grupos islamistas aparentemente
no gubernamentales.
Estados
Unidos y otros países europeos y aliados ya han pedido a sus ciudadanos que se
encuentren en Ucrania que abandonen el país. Parece ser que la situación no
evoluciona hacia una desescalada sino que se prevé que empeore a corto plazo. ¿Qué
va a pasar en el Este de Europa? ¿Hasta dónde estará dispuesto a llegar el
Gobierno ruso con su amenaza militar? Que ni la OTAN, ni Estados Unidos a nivel
individual, hayan desplegado tropas en territorio ucraniano, da a entender que
pasara lo que quiera el Gobierno ruso ante la total pasividad de la OTAN y la
UE, da la impresión que Ucrania ya se considera rusa. De producirse la invasión de Ucrania, muy
probablemente de forma pactada con su Gobierno y por tanto contando con muy
poca resistencia por parte de las fuerzas armadas ucranianas, el mundo avance
hacia una nueva Guerra Fría, de amplitud y acciones inimaginables, en la que
los Estados europeos, como por ejemplo, España, con un partido, Podemos, de ideología
comunista y prorruso en el Gobierno, deberán
de volver a posicionarse eligiendo aliados. Pero la duda más importante es ¿Se
conformara el Gobierno ruso con invadir Ucrania o será el principio de un plan
más amplio, que abarque a algún mimbro de la UE? En mi modesta opinión, es poco
probable que el objetivo del despliegue militar ruso tenga por objetivo final
únicamente hacerse son el control de un país en bancarrota, como es Ucrania. Y
de ser así, ¿Con que oposición se encontrara en Europa del Este, es decir, con
quien están las lealtades de sus elites dirigentes, con las nuevas alianzas que
han contraído con países occidentales o con una
Rusia que los gobernó durante más de cuatro décadas?
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