El pasado 20 de agosto, en la final del Mundial de Futbol Femenino, celebrada en Sydney, en la que se enfrentaban España e Inglaterra, y que gano España (1-0), el presidente de la Real Federacion Española de Futbol (RFEF), Luis Rubiales, le metió varios goles a las autoridades españolas, realizando ante las cámaras de televisión que retransmitían lo que ocurría a todo el mundo, comportamientos considerados por la gran mayoría de los dirigentes políticos españoles y la gran mayoría de los medios de comunicación como inapropiados en un cargo de su categoría. Primero, desde el palco que compartía con la reina Leticia, se llevó de forma descarada la mano a sus partes, con el fin de enviar no está claro que mensaje ni a quien, pero que coloquialmente siempre significara algo soez y dependiendo del sector social puede ser interpretado algo así como un “Mira que cojones tengo” “Chupame esta”. Luego en la entrega de medallas a las componentes del equipo español, le dio un beso en la boca, según él, “un pico” a una de las jugadoras, Jenni Hermoso. No contento, ayer les ha metido un gol a los medios de comunicación. Primero, su gente desde la RFEF filtro el rumor de que Rubiales ya había decidido presentar su dimisión ante la Asamblea Extraordinaria que se celebraría el viernes 25, algo que difundieron la gran mayoría de los medios de comunicación españoles sin constatar la información, por ejemplo, llamando al protagonista, a Rubiales. Pero hoy no ha presentado su dimisión, lo que ha llevado al Consejo Superior de Deportes, dependiente del ministerio de Cultura y Deportes, a presentar una denuncia ante el Tribunal Administrativo del Deporte para intentar inhabilitarle de forma inmediata.
Sí hasta ahora la imagen de la RFEF, y por tanto del conjunto del futbol español que la controla, estaba dañada por casos de corrupción económica de sus dirigentes, ahora también ha pasado a estar dañada por comportamientos claramente antisociales.
Por muy elevada que sea la
euforia que uno sienta, en la final de un Mundial, rodeado de personalidades
del mundo de la política y el deporte, es muy difícil que olvide que esta en un acto público grabado por cadenas de televisión de numerosos países
del mundo. Por tanto, es muy difícil creer que Rubiales se olvidó, es más lógico
pensar, todo conduce a ello, que utilizo su elevada visibilidad mediática para enviar
determinados mensajes, haciendo una demostración de poder, el sabrá con que
objetivos. En su comparecencia ante los representantes de la Asamblea de la
RFEF, Rubiales se ha intentado disculpar hoy por haberse comportado como un energúmeno
desde el palco de autoridades. Pero su argumento de que se dirigía al entrenador
del equipo español, Jorge Vilda, al que por cierto hoy le ha ofrecido un nuevo
contrato por cuatro años a medio millón de euros anuales, es poco creíble, pues
mientras se llevaba las manos a los cataplines no miraba al campo de futbol
sino hacia arriba, de forma frontal a las cámaras. Para disculparse por su beso
a la jugadora, Jenni Hermoso, ha dicho que está lo había autorizado, algo que Hermoso
acaba de desmentir a través de un comunicado de prensa.
Lo más llamativo de este
confuso asunto, que dice mucho y mal de la democracia española, pues la RFEF es
una organización que controla el futbol español al margen de la democracia, es
decir, sin que las autoridades del mundo del deporte democráticamente elegidas,
el ministerio de Cultura y Deportes, etc, puedan ejercer sobre ella, en teoría,
en la práctica todo es más complicado, ningún control, es que se busca
transmitir la idea de que Rubiales accedido al cargo, como se decía antes, por la
gracia de Dios, algo muy lejos de la realidad. Como consecuencia de la Operación Soule de 2017, inexplicablemente todavía
abierta, el anterior presidente de la RFEF, Ángel María Villar, que llevaba varias décadas en
el cargo, fue destituido por el Tribunal Administrativo del Deporte
a petición del Gobierno, y los asambleístas que entonces controlaban la RFEF
nombraron a Rubiales presidente por 80 votos a favor frente a 56. Una clara
forma de elección del presidente que permite mantener continuidad ideológica en
la institución, una continuidad que de forma evidente persiste desde época de
la dictadura militar. Pero no solo eso, Rubiales tampoco era alguien ajeno para
el mundo de la política, antes de ser presidente de la RFEF, ya había sido no
solo presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles, sino también miembro
de la comisión directiva del Consejo Superior de Deportes, dependiente del
Gobierno de España, órgano que hoy le ha
denunciado ante el Tribunal Administrativo del Deporte. Quiero con ello decir,
que Rubiales no era alguien que pasaba por allí y que de repente llego a
presidente de la RFEF, sino que contaba y cuenta con un elevado respaldo tanto
desde dentro del mundo del futbol como desde la política española, lo que por
ejemplo, permitió que Rubiales decidiera que el campeonato de la Supercopa se juegue desde el 2020 en Arabia
Saudí, lógicamente a cambio de recibir la RFEF una enorme cantidad de dinero, cuya cuantía, comisiones y reparto todavía está investigando la justicia española,
pudiendo llegar a afectar el asunto al todavía hoy presidente de la RFEF, Luis
Rubiales.
Es ingenuo pensar que en un
acto oficial y televisado un cargo público cae en un comportamiento inapropiado
de este estilo y nivel de forma espontánea,
sin que haya un previa e intencionada planificación con claros objetivos. Todo
lleva a pensar que comportándose en público y ante las cámaras de televisión como seria propio de una fiesta privada y en un
ambiente de poca luz, Rubiales ha querido escenificar no está claro que, tal vez hacer
una demostración chulesca de poder enviando el mensaje “Hago lo que me sale de
los cojones y aquí no pasa nada”, pero el asunto se ha complicado al dañar la dignidad de la jugadora, Jenni Hermoso, al decir que el beso había sido
consentido y ella negarlo, lo que de ser cierto, le deja en muy mal
lugar.
La elegancia no depende solo
de la forma de vestir, sino también de los comportamientos sociales, los de
Rubiales, desconozco las razones, pero seguro que las hay, han sido los propios
de un garito nocturno, nada elegantes. No debemos ignorar que Rubiales es presidente
de la RFEF gracias a contar con el apoyo de un elevado porcentaje del mundo del
futbol y en una sociedad como la española, en la que los partidos políticos lo
controlan todo, también gracias a una elevada complicidad de las elites políticas, por tanto,
con su comportamiento, a todas luces planificado y no espontaneo como se quiere
dar a entender, no solo ha dañado la imagen del futbol español sino también de
la política española.
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