martes, 5 de septiembre de 2023

PUIGDEMONT, DESAFIANTE Y CONVENCIDO DE QUE PODRÁ CHANTAJEAR AL ESTADO ESPAÑOL

 

El líder de JUNTS y prófugo de la justicia española, Carles Puigdemont,  ha dado hoy en Bruselas  una rueda de prensa sin preguntas, presentándose ante la opinión publica como el gran líder del independentismo catalán, exigiendo una pacto histórico a cambio de apoyar la constitución de un nuevo Gobierno de España, muy probablemente dirigiéndose al líder del PSOE, Pedro Sánchez, que es el que ha manifestado estar más dispuesto a hacer concesiones a los partidos independentistas catalanes a cambio de lograr su apoyo para ser investido de nuevo presidente del Gobierno.

 


Es evidente que Puigdemont no es consciente de la realidad. Se considera un gran líder, aunque desde que en el 2016 tomo el control de sector político antes representando por Convergencia i Union (CiU), ahora por JUNTS, no ha logrado ningún éxito para la sociedad catalana. Para que nos hagamos una idea de cuál ha sido su gestión, por ejemplo, en el 2017 Cataluña tenia una deuda publica de entorno a 54.000 millones de euros, pasando a ser en el 2022 de 71.000, no considerada por las denominas agencias de calificación bono basura únicamente porque el Gobierno de España ha garantizado responsabilizarse de su pago. En el 2017 realizo una declaración unilateral de independencia, pero no tuvo cataplines para ordenar que los suyos tomaran el control de las fronteras exteriores de Cataluña, que hubiera sido lo lógico. Aún más, al pedir el Gobierno de Rajoy al senado la aplicación del articulo 155 de la Constitución y tomar el control del Gobierno autonómico de Cataluña, se achico, no ordenando movilizaciones en contra sino que acepto la imposición del Gobierno de España.

Refugiándose en Bruselas para evitar la actuación de la justicia española protegido por sectores de la política europea, que motivados por desconocidos intereses, le apoyan de forma  sutil, amparándose en una más que discutida interpretación de las leyes de la Unión Europea. Es difícil saber de qué presume realmente Puigdemont, evidentemente, ha logrado éxitos personales, por eso estamos hablando de él, como el de ser eurodiputado, seguramente también se habrá enriquecido, pero como líder del independentismo catalán no ha logrado nada.

 

Puigdemont se ha presentado hoy ante los medios de comunicación como el gran líder del independentismo catalán exigiendo un pacto histórico con el Estado español a cambio de su apoyo a la investidura de Sánchez, sin ser consciente de la triste realidad. Sin ser consciente de que  hoy  representa menos que una caca en el conjunto del Estado español. Puigdemont representa hoy menos de 400.000 votos, siete diputados nacionales que son la cara visible de la burguesía independentista catalana. En su película personal, Puigdemont se ve hoy respaldado por millones de ciudadanos, según su propias palabras no necesariamente catalanes. Es difícil saber que ha querido decir con eso. Sería una bendición de Dios que el Gobierno ruso decidiera intervenir en Cataluña, por ejemplo, recurriendo a algo similar al Grupo Wagner. O tal vez, se refería a que el lobby judío de Soros, que según la periodista Pilar Urbano dio su apoyo a proceso independentista, estuviera financiando un ejercito de mercenarios inmigrantes para apoyarle, algo también posible.

 

Después de haber sufrido una guerra civil y aguantado casi 40 años de dictadura militar, es evidente que el pueblo español no se merece sus actuales elites políticas. Unas elites políticas que apoyados por sus voceros de los medios de comunicación afines trivializan con todo. Por ejemplo, no consideran grave que una ministra del Gobierno de España, Yolanda Díaz,  haya ido a Bruselas a reunirse con un fugado de la justicia española como es Puigdemont. O consideran algo normal en democracia que el PSOE este negociando con JUNTS conceder una amnistía a los impulsores del proceso independentista a pesar de que estos sigan con la misma música, sigan defendiendo la realización de las mismas acciones que dieron lugar a los delitos por los que están acusados. España tiene una derecha anclada ideológicamente en la dictadura militar y un principal partido de la oposición, el PSOE, que ha vuelto a posicionamientos ideológicos similares a los defendidos durante la década de los 30 del pasado siglo, durante la época del Frente Popular.

 

Pero no nos llamemos a engaño la sociedad española tiene un problema, pero no se llama Puigdemont. Puigdemont representa menos que una caca en el conjunto del Estado español, sino que el problema es  de nuevo las interesadas conspiraciones de los sectores monárquicos que desde la sombra le apoyan. Después de realizar la declaración unilateral de independencia del 2017, Puigdemont  no tuvo cataplines para ordenar a los suyos tomar el control de las fronteras, que hubiera sido lo lógico, y sigue y siguen con la misma música, una música que de forma clara no persigue la independencia de Cataluña sino conseguir espurios intereses a la vez que se intenta fortalecer  el rol de la putrefacta Jefatura del Estado en la sociedad española.

 

Es algo constatado, no opinión, que sectores de la derecha monárquica están interesados en que haya movidilla, en mi opinión un grave error, pues el mundo hoy no es el de los 30 del pasado siglo, y muchas gobiernos estarían dispuestos a intervenir militarmente en España en defensa de la democracia. Y para lograrlo están, por un lado apoyando el crecimiento político de sectores radicales de la izquierda española como Podemos, hoy ya Sumar, un partido de ideológica comunista que se autodefine como republicano, anti-NATO y prorruso. Y por el otro, al independentismo catalán, por eso el Gobierno de Rajoy hizo una aplicación light del 155, cuando tenia en sus manos haber hundido para siempre los proyectos independentistas, o por eso, desde el Poder Judicial se retrasan eternamente actuaciones contra sus lideres. Por ejemplo, no juzgándose el asunto de la familia Pujol, o no exigiéndose con la fuerza que seria de esperar  y posible la actuación de los instituciones de la UE para poder poner a la sobra y entre rejas a Puigdemont. La derecha monárquica española quiere movidilla, unos porque añoran el pasado, un pasado en la que solo sus familias tenían derecho a hacer política, otros porque ven en ello una forma de que la Casa Real de Borbón, hoy al frente de la Jefatura del Estado, justifique con su intervención el rol que desempeña en la política española sin necesidad de la legitimación democrática de los españoles, de la que hoy carece, la cual requeriría un referéndum para que los ciudadanos pudieran elegir entre republica o monarquía. 

 

 

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