jueves, 12 de octubre de 2023

UNA ESPAÑA SIN RUPTURA CON EL PASADO, EN LA QUE TODO SE HEREDA.

 

En  la película que es la democracia española, que podríamos titular Suma y sigue, detrás de la cual se oculta un régimen autoritario, en la que no hay ruptura con el pasado sino continuidad ideológica, persistiendo las mismas estructuras de poder controladas por las mismas familias, cambiando únicamente su cara visible, eso que se conoce como la casta política o los dirigentes políticos, como se  suele decir al hablar de cine, hoy el día de la Hispanidad y con motivo del acto del desfile militar que ha tenido lugar en Madrid,  me he sentido totalmente identificado con el presidente del Gobierno de España elegido democráticamente, Pedro Sánchez, al ver como es relegado en protocolo, simbolizado también en poder, no ya solo por el Jefe del Estado, el rey Felipe VI, sino ya también por su hija la princesa Leonor. ¿Para que sirve que la sociedad española acuda a la urnas para elegir, de forma directa o indirecta a través del Congreso de los Diputados, a un presidente del Gobierno sí luego este es apartado de sus funciones, por ejemplo, de la de mando de las Fuerzas Armadas, por ley, nada más y nada menos que a través de un artículo de la Constitución, para que dicho cargo lo puede ostentar con carácter hereditario una familia, la Casa Real de Borbón?

 “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo” era uno de los lemas, sino el lema, del despotismo ilustrado, que venía a significar dar poder al pueblo, a representantes cultivados, ilustres, del pueblo, en todo aquello que no fuera de interés para el monarca. Hoy sigue cumpliéndose y el presidente democráticamente elegido por el pueblo es apartado de sus funciones, se le quita poder, para dárselo al margen de toda legitimación democrática al rey Felipe VI, y por si este se tuerce un tobillo, o sufre algún tipo de percance, que no le permita cumplir con sus funciones, ya tienen ahí a la princesa Leonor para que le sustituya.

Sí echamos un vistazo a la Rae, vemos que define monarquía como “Organización del Estado en la que la jefatura y representación supremas son ejercidas por una persona que, a título de rey, ha recibido el poder por vía hereditaria y puede transmitirlo del mismo modo”; y su vez  sobre el concepto de democracia dice “Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes”, “Forma de sociedad que reconoce y respeta como valores esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley”. Los conceptos están claros, la monarquía es una forma de Estado o sistema de gobierno incompatible con una democracia. Es un anacronismo que defiende e impone principios incompatibles con los principios que deben imperar en una democracia. Hoy, que se habla mucho de la igualdad entre los españoles, debido a la amnistía que dicen que el presidente del Gobierno  en funciones, Pedro Sánchez, está dispuesto a otorgar a las elites independentistas catalanas, es importante no ignorar y resaltar que la monarquía al defender roles sociales basado en el origen familiar de las personas y no es sus capacidades, méritos, esfuerzo y logros, anula totalmente el principio de igualdad entre todos los españoles. A pesar de  que desde el Gobierno de España está preparando  la sociedad española para la llegada de la princesa Leonor al poder, con numerosas leyes que apoyan la llegada de mujeres a roles de poder generando discriminación positiva, por ejemplo, a través de la recientemente elaborada ley de representatividad paritaria entre hombres y mujeres, la anulación del principio de igualdad entre españoles tiene su colofón en que la Constitución del 78 reconoce la primogenitura del varón respecto a la mujer en la sucesión a la Corona, es decir, la Casa Real de Borbón mantiene  todavía en vigor algo parecido a la ley sálica.

Después de décadas de dictadura militar consecuencia  de una Guerra Civil, que todo indica que fue impulsada por los monárquicos para devolver el poder a la Casa Real de Borbón, al morir el general Franco, el hoy rey emérito Juan Carlos I, ocupo la Jefatura del Estado, sin ningún tipo de legitimación democrática, lo que le permite ostentar de forma explicita el mando supremo de las Fuerzas Armadas, y de forma sutil, otros poderes como, por ejemplo, el control del Poder Judicial. La monarquía genera en España injusticia y discriminación al anular el principio de igualdad entre todos los españoles y fomentar, cuando no imponer, un ascenso social basado únicamente en lo que conoce coloquialmente como la cuna, el origen familiar de las personas. Sin duda, es necesario abrir en la sociedad española el debate no sobre monarquía o república, la Casa Real de Borbón controla totalmente las Fuerzas Armadas y por tanto seria ingenuo e insensato impulsar un cambio de régimen político, sino sobre el papel que la Casa Real de Borbón debe desempeñar en la sociedad española. En ninguna organización internacional, insisto, en ninguna, se reconoce al rey Felipe VI como mando supremo de las Fuerzas Armadas. En una democracia este debe ser ejercido por el Gobierno democráticamente elegido y sus mandos orgánicos. La princesa Leonor tiene ahora la posibilidad de ser un mando orgánico de las Fuerzas Armadas españolas y no únicamente de escenificar e imponer su rol al frente de las mismas, puede elegir entre mandar por derecho propio o heredar e imponer su mando.  

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