lunes, 18 de julio de 2016

LA OCCIDENTALIZACIÓN DE TURQUÍA SE FRENA.

La noche del pasado viernes, 15-J, asistimos a un hecho sin precedentes. En un  país miembro de la OTAN y que desea abrir negociaciones con la UE para su ingreso, se produjo un intento de golpe de Estado. Las informaciones difundidas hasta ahora han dado a conocer que el golpe contaba con un apoyo social y dentro del Ejército turco muy minoritario. El intento de golpe transcendió sin apenas derramamiento de sangre, y el Gobierno turco ha reaccionado con dureza ordenando detener a miembros de las principales instituciones del Estado, ideológicamente opuestos al Gobierno del presidente Tayyip Erdogan, según fuentes periodísticas sin disponer de pruebas para ello, sin que haya pruebas que los vinculen con la sublevación militar.

Cuando se produce un golpe de Estado militar de esta naturaleza, con un bajo apoyo militar y social, se puede deber, principalmente, a dos razones. Primea, el objetivo es utilizarlo como detonante para provocar un conflicto armado interno. Segunda, es un montaje realizado por el grupo político que gobierna. La primera hipótesis parece descartable, pues los mandos golpistas no  han ordenado, ni se han producido, choques armados de importancia. Y por tanto, como ya han denunciado rivales políticos del presidente Erdogan, todo da a entender que la sublevación militar ha sido organizada desde el propio Gobierno turco, en mi opinión, con tres  objetivos claros. Uno, sondear a la opinión publica turca y también conocer la posición  de las elites dirigentes de la UE y la NATO, respecto al deseo de derrocamiento militar del presidente Erogan. Dos, conocer que miembros de las instituciones del Estado son contrarios al presidente Erdogan, hasta el punto de estar dispuestos a apoyar un golpe de Estado militar. Tres, justificar una depuración de contrarios al Gobierno dentro de las principales instituciones del Estado, Ejercito, Poder Judicial, Policía, etc. Cuatro, utilizar el falso ruido de sables para justificar la aplicación de políticas antidemocráticas, autoritarias, y represivas de los derechos y libertades de los ciudadanos.

El Gobierno turco ha difundido que el responsable máximo del intento de golpe militar es Fetulá Gülen, un líder religioso turco exiliado en Estados Unidos, cuya ideología y posicionamientos políticos no están claros, anunciando que va a solicitar su extradición a los Estados Unidos. Que Fetula Gülen sea el organizador del golpe es posible, pero poco creíble, teniendo en cuenta como se ha desarrollado, neutralizado, sin oponer resistencia los militares golpistas. Es evidente que la sublevación militar contra el Gobierno turco solo ha beneficiado a una persona, el presidente Erdogan, el cual ha visto fortalecida su posición ante sus seguidores, y utilizara el falso intento de golpe para adoptar políticas que contribuyan a fortalecer su poder frente a sus rivales políticos y aplicar medidas represivas de los derechos y libertades de los ciudadanos turcos

Lo que está ocurriendo en Turquía, nos lleva una vez más a preguntarnos ¿Qué hace la OTAN? ¿Cómo es que la NATO no estaba informada de lo que ocurría dentro del Ejército de un país miembro? ¿Cómo es que no estaba informada  de lo que iba a ocurrir en Turquía? Y si lo estaba, ¿Cómo es que no tuvo capacidad para impedirlo,  para presionar y disuadir al actor que parece el principal responsable de lo ocurrido, el actual Gobierno turco? Cada día la OTAN es más ineficaz e inútil, no sería de extrañar que a corto plazo le ocurriera algo similar a lo que le ha pasado a la UE. En la UE se temía que pudiera salir un país relativamente insignificante, Grecia, y el que acabo saliendo es una de las principales potencias del mundo, Reino Unido. En la NATO, cosas como lo ocurrido en Turquía, pueden provocar algo similar, que en vez de que salga quien debe, Turquía, sea un aliado con mayor peso internacional el que desee abandonar la seguridad colectiva.

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