La
comparecencia hoy ante los medios de comunicación del presidente en funciones
Mariano Rajoy, después de cerrar lo que se conoce como la ronda de consultas
del Jefe del Estado para proponer candidato, ha sido insólita y sin precedentes
en la democracia española. Rajoy ha dicho que el rey Felipe VI le ha encargado algo, él lo ha aceptado, pero no sabe muy bien
que encargo ha aceptado. El Jefe del Estado, el rey Felipe VI, ha propuesto al líder
del PP, Mariano Rajoy, como candidato a
ser investido presidente, pero este, Rajoy, ha dicho que el Rey le ha encargado
que intente conseguir votos para eso, me imagino, que entendiéndose por eso
lograr ser investido y formar gobierno. A preguntas de los periodistas sobre si
acudiría a la investidura sin contar con los apoyos necesarios, Rajoy ha
contestado “no adelantemos acontecimientos”, dando a entender que no, algo, que
según los expertos, contradice lo establecido en la Constitución, que en el artículo
99 dice que el candidato propuesto por el Rey “expondrá ante el Congreso de los
Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitara la
confianza de la Cámara”.
Si
repasamos las recientes y no tan recientes comparecencias de los líderes de los
principales partidos con representación en el Congreso de los Diputados, está más
que claro que Mariano Rajoy no cuenta
con los apoyos necesarios para ser investido presidente, ni hay perspectivas de
que pueda logarlos a corto plazo sino hay previamente un cambio importante de las
circunstancias, que provoque cambios de posturas de los partidos de la oposición,
en concreto del PSOE y de Ciudadanos, partidos que ahora le niegan el apoyo que necesita. Ante
la evidencia de que Rajoy no cuenta con los votos necesarios para ser investido
como presidente del Gobierno, lo ocurrido hoy, a mi entender, solo tiene una interpretación:
El rey Felipe VI se ha visto obligado a proponer al líder del PP, Mariano Rajoy como candidato, posiblemente presionado
por los líderes de otros partidos, y
Rajoy se ha visto obligado a aceptar, aunque según él no tiene claro lo que ha
aceptado, pues lo que él ha interpretado como el encargo de intentar lograr los
apoyos para ser investido, líderes de la oposición, POSE, Ciudadanos, etc., lo
interpretan como su obligación de presentarse a la investidura.
El depende
de Rajoy, conociendo como él y sus asesores deben conocer la Constitución,
evidencia que: O los principales líderes políticos españoles lo disimulan muy
bien, incluido el mismo, o España ha entrado en una crisis institucional,
motivada por ocultos intereses. Ocultos intereses que han provocado que el Jefe
del Estado, Felipe VI, haya propuesto a
un candidato que no cuenta con los apoyos para ser investido y que además no
desea acudir a la investidura sin contar con los apoyos necesarios.
Como
se suele decir futbolísticamente hablando, “A estas alturas del partido”, Rajoy
ya sabe, como sabe la opinión pública que no podrá formar Gobierno. Abrir un proceso
de investidura, como el de Pedro Sánchez
en la anterior y fracasada XI Legislatura, en vez de buscar otras soluciones o
convocar de forma inmediata unas terceras elecciones, es, en mi opinión, un sin sentido que no aportara nada positivo
para España, y que contribuirá únicamente a que los partidos políticos tengan más tiempo
para lo suyo. A mi entender, ocultos intereses, que han conducido a que el Rey
haya propuesto a Rajoy como candidato, también están provocando que los
principales partidos políticos con representación en el Congreso estén pidiendo
más tiempo, ocultándosele a la opinión publica cuanto tiempo, no se sabe cuándo
se celebrara el pleno de investidura, y
lo más importante, para qué.
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