martes, 19 de septiembre de 2017

OPERACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL EN GERONA. ¿PREFIEREN UN PUIGDEMONT CORRUPTO A MÁRTIR?.

Para empezar una anécdota: Encontrándome  esperando en un despacho de abogados, entro una señora pidiendo urgentemente ver a un abogado. La secretaria le pregunto ¿Qué ha pasado? A lo que ella le contesto: Dos policías han detenido a mi hijo. A lo que la secretaria añadió: Si solo han sido dos no hay problema. Quiero con ello decir que identificar y dimensionar un problema es fundamental para poder resolverlo. Simplificarlo erróneamente solo conduce a darle una falsa y equivocada solución. Evidentemente, al chico de la anécdota no lo habían detenido dos policías sino el Estado.

Los monárquicos intentan simplificar los conflictos siempre reduciéndolos a conflictos entre familias, ante los cuales la familia real, que controla los poderes e instituciones del Estado, arbitra, lógicamente siempre en beneficio de sus intereses, contando para ello con el apoyo de los poderes e instituciones del Estado. Pero es un error, en democracia las cosas no funcionan así. Los problemas, los conflictos, raras veces son entre parientes o entre familias, sino entre los que respectan las normas, las leyes, y los que se las quieren saltar en beneficio de sus intereses políticos, económicos o de otro tipo. El asunto de Cataluña, sin tener claro lo que se oculta detrás de la reivindicación de independencia, ni quien la impulsa, ni por qué precisamente ahora, es una excepción. Pues, está claro que no se trata de un  problema legal típico, ni tampoco de un problema político al que se le pueda dar una solución democrática. No es un problema que se pueda resolver aplicando el Estado de Derecho, pues el independentismo catalán no quiere infringir las leyes españolas sino romper el pacto constitucional, buscando ampararse para ello en una legalidad superior a la española, el derecho internacional, cosa que por ahora no ha logrado. Ni tampoco es un problema político al que se le puedan aplicar las reglas de la democracia. La democracia es útil únicamente para garantizar la alternancia política entre las elites políticas de un mismo ente territorial, para  resolver de forma pacífica quien gobierna en una colectividad que desea vivir junta bajo el paraguas de una misma legalidad, determinada en el caso español, ahora, por la Constitución del 78.

La Guardia Civil ha realizado hoy una actuación en el ayuntamiento de Gerona, del que fue alcalde el actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Tal oportuna investigación, a pocos días de la realización del referéndum independentista (1-O) prohibido por el Tribunal Constitucional, conduce a dos preguntas. Primera ¿Se puede simplificar el problema del independentismo catalán reduciéndolo al deseo de algunos de sus líderes? Y buscar como solución el viejo dicho de “Muerto el perro se acabó la rabia”. Tienen razón en este caso los monárquicos y todo se reduce a un conflicto entre familias, entre la familia de Felipe VI, el cual como Jefe del Estado cuenta con el apoyo de las instituciones del Estado, incluido el Ejercito, y la familia política del presidente Puigdemont, el cual no está claro con que apoyos cuenta. Segunda ¿Por qué nombraron a Puigdemont como presidente si sabían que podía ser investigado por corrupción? Es decir, ha nombrado el independentismo catalán, en concreto Junts pel Si,  como presidente un dirigente político que se sabía que estaba siendo investigado por la justicia española para dejar así como salida al proceso independentista su detención por corrupción. Es decir, se busca que el presidente Puigdemont sea detenido por corrupción política y no por su gestión al frente de la Generalitat. Y si es así ¿Es imprescindible Puigdemont?


El proceso independentista catalán empezó en Septiembre de  2012 de una forma oscura, sin dar a conocerse de forma clara quienes lo impulsaban y sobre todo sin que el Gobierno de España adoptara medidas importantes y eficaces para frenarlo. Y de forma oscura también estamos llegando a su final, el 1-O. Eso si, hay numerosos indicios que conducen a pensar que el proceso independentista está impulsado desde el Palacio de la Zarzuela, o sea, por los monárquicos, por el conjunto de familias, ahora si procede hablar de familias, que apoyan al rey Felipe VI, el cual, como todos sabemos, rompiendo la vieja costumbre de "A Rey muerto, viva el Rey”, ha tenido prisa por ocupar la Jefatura del Estado, jubilando a su padre el rey Juan Carlos I. Da la impresión que los monárquicos querían, como en otras épocas del pasado, un rey joven, fuerte y combativo, capaz de ir a la guerra. Unos monárquicos, que todo indica,  que no solo quieren buscar una justificación para que Felipe VI pueda hacer una demostración de poder militar en Cataluña, aplicando el artículo 8º de la Constitución, sino también favorecer que Cataluña pase a ser gobernada por el comunismo internacional, por su representación en España, Podemos y sus satélites, para lo cual están desgastando a la derecha nacionalista catalana a la vez que la corrupta derecha constitucionalista, afín al PP, le cede votos a los comunistas, a Podemos, a Barcelona en Común, etc., táctica que también se ha aplicado en el resto de España, favoreciendo la derecha que Podemos pasara a gobernar los ayuntamientos de importantes ciudades españolas. No nos llamemos a engaño, no erremos el tiro,  el enemigo está en el Palacio de la Zarzuela, y es Felipe VI y el conjunto de familias que le apoyan y se benefician de que ocupe la Jefatura del Estado. Si Dios quiere, todo se aclarara en pocos días.

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