“Divide y vencerás” es una regla aplicable en
numerosos campos. En el de las
matemáticas, el análisis, etc., se suele cumplir siempre, facilitando dar
solución a un problema o explicación a una hipótesis. Pero no siempre ocurre lo
mismo en otros. Numerosos hechos históricos dan a conocer que, por ejemplo, no
siempre ocurre así en terrenos como el de la guerra o la política. Ocurriendo
que dividir permite obtener falsas victorias a corto plazo, que con el paso del
tiempo se convertirán en grandes derrotas. La historia nos da a conocer que
el fraccionamiento del poder político no suele ser beneficioso
sino todo lo contrario, perjudicial. Moises Naim trata este tema ampliamente en
su libro titulado el “El fin del poder” (2013).
El fraccionamiento del poder político, tanto a nivel
nacional como internacional, suele tener dos efectos. Uno, suele provocar consecuencias
negativas, como la incapacidad política para dar solución a problemas importantes,
debido a que no se logra el suficiente consenso para ello. Problemas que se
convertirán en crónicos en un ambiente caracterizado por un determinado inmovilismo, en el que el objetivo de los
diferentes actores políticos, muy debilitados, pasara a ser únicamente sobrevivir
políticamente hablando, es decir, intentar salvar los muebles de ellos y los
suyos. Dos, dicho ambiente favorecerá que se surja un nuevo actor que se hará
fuerte proponiendo soluciones para los problemas que ha creado el
fraccionamiento del poder. Nuevo actor que intentara imponer su supremacía, no
siempre de forma democrática y pacífica, sino muchas veces de forma violenta y dramática,
creando así un nuevo orden, no siempre mejor que el antiguo. La Revolución
francesa (1799), la Revolución rusa (1914), la Guerra Civil Española (1936), la
conquista del poder por Hitler, o más recientemente el triunfo de Berlusconi en
Italia, aunque son fenómenos muy distintos entre sí, obedecen a procesos provocados por el fraccionamiento del poder.
Al acabar la IIGM en Europa surgió, tanto a nivel nacional
como europeo, una fuerte tendencia a la unión política, tendencia que determinaría
la forma de gobernar. Tendencia que dio lugar a organizaciones que aún siguen
vivas hoy, como la NATO y la UE. Tendencia a la Unión, basada en pilares como
la defensa del Estado de Derecho, la
defensa de los derechos humanos, una política
de defensa colectiva y la creación de todo lo que engloba el conocido como Estado de Bienestar, que permitiría
que Europa disfrutara de décadas de paz, desarrollo y progreso, convirtiéndose
en una de las zonas más prosperas del mundo a la que desean emigrar ciudadanos
de las zonas más remotas del mundo. Algo parecido ocurrió en la España del 78, al
acabar la dictadura militar y establecerse un sistema político basado en la
democracia. En España surgiría también una fuerte tendencia a la unión política
como la mejor forma para consolidar la democracia y afrontar los problemas que
entonces padecía la sociedad española. De esa tendencia surgirían dos grandes
partidos, el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, que gobernarían
España hasta hoy, con altibajos, pero logrando que España tuviera un enorme
desarrollo económico, mejorando, aunque de forma muy desigual, la calidad de los ciudadanos.
Como acertadamente vaticinaba, Moises Naim, dicha tendencia
no solo ha llegado a su fin, sino que se ha invertido. Hoy impera la tendencia
al fraccionamiento político. Se ha dado en España, Francia, ha ocurrido este domingo
en Alemania, y se ha dado también en nivel europeo, con el Brexit. Muchos son
los que hoy vuelven a creer que dividiendo vencerán, y no siempre es así.
En España ha habido dos claros fraccionamientos. A nivel
nacional, fraccionando de tal forma la composición del Parlamento, que hoy no
se sabe cuánto tiempo podrá seguir vivo el actual Gobierno de España, debido a
que no cuenta con los suficientes apoyos para garantizar, entre otras cosas, la
aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Y lo grave no es solo eso,
sino que las encuestas vaticinan que de producirse unas nuevas elecciones la composición
del Congreso de los Diputados sería muy similar a la actual. Y también se ha
producido un claro fraccionamiento de la política catalana. Sumergida Cataluña
en eso que se denomina el proceso independentista, que a pocos días de llegar a
su fin, el referéndum convocado para el 1-O, no sé muy bien que es, la política
catalana sufre el mayor nivel de división
desde el 78.
Pero el fraccionamiento político más preocupante es el que
se ha producido este domingo en el Parlamento alemán. Según datos todavía provisionales,
los dos grandes partidos que tradicionalmente han gobernado Alemania han bajado
en votos. La Unión cristianodemócrata (CDU-CSU), 8 puntos, obteniendo el 33% de
los votos. La socialdemocracia, el SPD, ha caído 5 puntos, obteniendo el 20% de
los votos. Los liberales, FDP, han vuelto a entrar en el Bundestag, con un 10%
de los votos. Pero lo más llamativo y preocupante es que Alternativa por
Alemania (AfD), un partido considerado de extrema derecha, ha logrado obtener representación
por primera vez en el Bundestag, con entorno a 94 escaños, un 13% de los votos.
Es evidente, que el rechazo mayoritario de las poblaciones nacionales europeas a cosas como
la islamización de sus territorios y a la entrada masiva de una inmigración que genera inseguridad ciudadana y
conflictividad social, contribuyendo también a disminuir la calidad de vida de
los sectores sociales menos pudientes, está dando sus frutos también en
Alemania, favoreciendo que crezca un partido como AfD, de extrema derecha.
Aunque comparto muchas ideas con la AfD, por ejemplo, creo que hay que poner
fin a la islamización de Europa, considero su crecimiento preocupante, pues su ideología
conduce a pensar que tiene vínculos ideológicos con el nazismo, y por tanto,
tendencia a pensar que los problemas internos de Alemania son provocados desde
el exterior, y como consecuencia de ello, también tendencia al expansionismo militar. Expansionismo militar alemán,
que como bien es conocido, fue la principal causa de la IIGM.
No hay comentarios:
Publicar un comentario