El denominado proceso de la Transición Española, que comenzó
al morir el general Franco, el 20 de noviembre de 1975, fue un éxito,
principalmente porque la gran mayoría de elites dirigentes españolas tenían miedo.
Miedo a que la dictadura continuara, algo que no deseaban ni las elites del régimen
franquista. Y miedo a que a España se le siguieran cerrando las puertas en
importantes organizaciones y foros internacionales, como la NATO, en la Europa
democracita, entonces la CEE, etc. Tenían miedo hasta los militares, pues un
porcentaje importante de las elites del Ejército español querían que España
pasara a ser miembro de la NATO. Hoy las elites dirigentes políticas españolas
han vuelto a perder el miedo, recuperando comportamientos tiránicos similares a
los que se producían en la década de los años 30 del pasado siglo. Han perdido
el miedo incluso a la organización terrorista ETA, organización con la que el
Gobierno de España cerro un pacto a nivel internacional en la época del
expresidente Aznar, en la época de auge económico, y es que todo es susceptible
de poder comprarse, desconociéndose que porcentaje de dicha organización se
sumó al pacto. En España se cometen flagrantes y sistemáticas violaciones de
los derechos humanos, muchos ciudadanos son objeto de represión judicial y
policial por sus ideas políticas o únicamente porque tienen un conflicto de interés
con sectores de las elites dirigentes, el mapa político se ha fraccionado
dificultando así la gobernabilidad y la aplicación de soluciones a los
problemas que más preocupan a los ciudadanos, y las reivindicaciones
independentistas, como ocurre en Cataluña, han tomado más fuerza.
El independentismo catalán adquirió una enorme fuerza en el
2012 a partir de que Convergencia Democrática de Cataluña decidiera dársela,
anunciando el presidente Artur Mas que iba a convocar un referéndum para que el
pueblo de Cataluña pudiera decidir si quería o no constituirse en un nuevo Estado soberano
e independiente, firmándose el denominado “Acord per a la transició nacional”
entre el líder de CDC, Arthur Mas, y el líder de ERC, Oriol Junqueras. El referéndum
no llego a realizarse debido a presiones de diferente tipo del Gobierno de
España, realizándose en su lugar una consulta popular el 9 de Noviembre del 2014, sin valor legal, a
la que por otra parte las elites que la habían convocado no quisieron dar valor,
a pesar de que gano el “Si”. El próximo 27 de Septiembre habrá elecciones autonómicas
en Cataluña, elecciones a las que las elites políticas nacionalistas
mayoritarias han dado un carácter plebiscitario en sustitución del referéndum que
no han podido realizar, presentándose en una candidatura única: “Junts pel Si”.
Los líderes de Junts pel Si han dicho que obtener una mayoría
simple el 27-S lo consideraran una victoria, un sí del pueblo de Cataluña a
favor de la independencia. Todo ello conduce a pensar que la sociedad catalana
y española pueden estar viviendo un
periodo histórico importante, el más importante desde que en el 78 se aprobara
la actual Constitución, o siendo objeto de un enorme engaño, estando ya todo
atado y bien atado, pactado entre las elites dirigentes nacionalistas catalanas y las elites dirigentes
constitucionalistas. Al respecto, llama mucho la atención que las agencias de calificación de riesgos no
estén considerando las situación de Cataluña, y en concreto las próximas elecciones
plebiscitarias del 27-S un factor de riesgo y sigan manteniendo la misma calificación
a España. Como no, como no, tal vez tengan información secreta que las lleve a
pensar que las reivindicaciones independentistas del nacionalismo catalán no se
materializaran en nada importante, o simplemente tienen algún interés que las
lleva a no considerar dicho riesgo. En mi opinión la situación política en
Cataluña se complicara a partir de las elecciones del 27-S, sea cual sea el
resultado. Si gana Junts pel Si se complicaran las relaciones de la Generalitat
y el Gobierno de España, y sino se complicará y mucho la gobernabilidad de
Cataluña, pudiendo incluso surgir de dichas elecciones un gobierno de ideología
comunista, similar al que ha gobernado hasta ahora Grecia, liderado por Catalunya Sí que
es Pot, o sea Podemos, el Syriza español.
El expresidente Felipe González ha pedido a los catalanes a
través de un bello escrito que no se dejen arrastrar a una “aventura ilegal e irresponsable”,
es decir, que no den su voto a la lista “Junts pel Si”. Yo por suerte o
desgracia no soy catalán, ni vivo en este momento en Cataluña, tal vez por ello como simple ciudadano español
no tengo tan claras las ideas como el expresidente González, importante y antiguo
líder del PSOE. No tengo claro de a
quien aconsejar a los ciudadanos catalanes que voten en las próximas elecciones
del 27-S. Si tengo claro por el contrario a quien no deberían de votar los
ciudadanos catalanes, no deberían dar su voto a Catalunya sí que es Pot. Catalunya sí que es Pot es
la marca de Podemos en Cataluña, y Podemos es un partido de ideología comunista,
financiado por el comunismo internacional, y que está creciendo tanto en España
como en Cataluña, principalmente, gracias al apoyo que reciben de corruptos
sectores burgueses de la derecha española. Un partido así, que es apoyado por
Inditex, por el Grupo Planeta, por periódicos monárquicos y de lo más rancio de la derecha española, como es La
Razón, también del Grupo Planeta ¿Qué proyecto puede tener para Cataluña? Ninguno, únicamente
conducir la sociedad catalana a una situación similar a la que vive Grecia.
El presidente Rajoy ha dicho recientemente que “El virus de
la desunión trae males al país”, y tiene razón. El problema es que la desunión la
provoca el Gobierno de España,
ejerciendo represión contra los ciudadanos, ordenando detenciones ilegales, ordenando
acciones de terrorismo de Estado, y anulando el Estado de Derecho para permitir
todo eso y favorecer que en España se produzcan flagrantes y sistemáticas violaciones
de los derechos humanos. Las últimas encuestas sobre intención de voto en las próximas
elecciones autonómicas catalanas no vaticinan un ganador claro, es evidente que
así lo interpreta el Gobierno y por tanto ha puesto en marcha una clara operación
política encaminada a abrir carpetas judiciales a importantes dirigentes de CDC
para así poder tener, estén o no justificadas las investigaciones policiales,
un argumento más policial que político para ordenar su detención, si la situación
se complicara a partir del 27-S.
Cuando un dirigente político al hablar de un problema, como es el del
nacionalismo catalán, recurre a antecedentes históricos para argumentar siempre
pienso lo mismo, esta persona no tiene la solución, pues pienso que la historia
es interesante pero lo que realmente importa es el ahora, el presente. En mi opinión,
la de un simple ciudadanos español, que como otros muchos siente sobre su
cuello la bota de la represión que ejercen sectores de las elites dirigentes
españolas, el pueblo de Cataluña debe de responderse a dos preguntas: ¿Nos
sentimos diferentes del resto de España? ¿Nos sentimos oprimidos, y por tanto es
necesario que Cataluña se convierta en un Estado independiente y soberano? y en
función de eso decidir a quién votar. No hay revolución sin hambre, ninguna
guerra se gana sin odio, de igual forma Cataluña no será independiente si su
pueblo no se siente oprimido, ¿Esta Cataluña oprimida por elites dirigentes del resto de España?
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