En España estamos viviendo una época que se caracteriza por
una excesiva abundancia de obsesiones políticas. El Gobierno de Rajoy se ha
obsesionado con que “España va bien”, eslogan ya utilizado por el PP durante
los ocho años que gobernó el expresidente Aznar, y por tanto considera que las
reformas que ha aplicado están dando resultados positivos. El PSOE está
obsesionado con la reforma de la Constitución en sentido federal, idea que
surge de la denominada Declaración de Granada para así contentar al PSC. Y
luego están el partido liberal Ciudadanos y el partido de ideología comunista
Podemos, ambos, obsesionados con el cambio, aunque no saben para que, pues todavía están elaborando sus respectivos
programas. Por cambiar, Podemos quiere cambiar hasta la Constitución abriendo un
proceso constituyente. Y por último esta Joan Tarda, de ERC, obsesionado con
los culos, no se sabe bien de quien, pues no ha dejado claro de a quién quiere
darle una patada en el culo democrática, a Rajoy, al ministro Montoro, al resto
de España, ¿A quién?
Y como todos sabemos el principal problema de las
obsesiones es que impiden ver la realidad, impiden tener una percepción racional
de la realidad reduciendo la objetividad y conduciendo interpretaciones
equivocadas de la misma, algo muy grave en política pues contaminan así el
proceso de toma de decisiones y la aplicación de soluciones adecuadas para los
problemas que preocupan a los ciudadanos. El Gobierno de Rajoy está obsesionado
con que “España va bien” lo que le lleva a pensar que las políticas aplicadas
durante los cuatro años que lleva gobernando han sido un completo éxito. Es
cierto que España crece, dicen que al 3% en el 2015, y es cierto que el paro baja,
según la última EPA el paro ha bajado en 295.600 personas, pasando a ser del
22,37% (5.194.000 trabajadores, de ellos el 30,86% extranjeros) y también ha
aumentado el número de ocupados, en el último
trimestre en 418.800 personas. Pero también se están dando importantes datos negativos
que el Gobierno, obsesionado con su España va bien, se niega a ver, cito
algunos: No aumentan los ingresos del Estado, o sea la recaudación fiscal, y
por tanto se sigue reduciendo el gasto púbico, han bajado los salarios de los trabajadores por cuenta ajena, las
pensiones se revalorizan el ridículo porcentaje de un 0,25%, y por tanto
trabajadores y pensionistas están perdiendo poder adquisitivo, sigue habiendo déficit,
sigue incrementándose la deuda pública, aumentan las desigualdades económicas y
aumenta la pobreza, lo que hace pensar que es un crecimiento extraño, que se
deja notar únicamente en la contabilidad del Estado. Además, la denominada caja
de la Seguridad Social a pesar de que aumenta el número de cotizantes, de
ocupados, sigue en déficit debido principalmente a que han bajado los salarios
de los trabajadores por cuenta ajena. El Ministerio de Economía y
Competitividad ha dicho que los
datos de Contabilidad Nacional muestran "un crecimiento robusto y
equilibrado que es el resultado de la corrección de los desequilibrios
macroeconómicos acumulados y de las reformas llevadas a cabo. Tanto la
demanda interna como la externa mejoran la aportación al crecimiento
económico". Difícil creer que pueda haber una demanda interna sostenible
si trabajadores, funcionarios y pensionistas están perdiendo poder adquisitivo.
Y el problema no es solo que la economía vaya mal, sino que la obsesión del Gobierno de Rajoy de pensar que “España va
bien”, está provocando que no se emprendan las reformas que realmente necesita
España, como es la del modelo productivo, pues hoy la creación de empleo se
concentra masivamente en el sector servicios.
A pesar de que el Financial Times, diario económico que acaba de
ser comprado por el grupo japonés de medios de comunicación Nikkei, haya dicho recientemente que hace un evaluación
positiva de la gestión del Gobierno y que considera que las reformas de España
son una lección para la Eurozona, España, la economía española, está hoy peor
que el 2007 cuando estalló la crisis económico-financiera. Al elevado
endeudamiento privado que había entonces se suman hoy una deuda pública del 100%
del PIB, y una tasa de paro de más del 22%, de ellos el 30,86% inmigrantes,
dato que es importante resaltar pues hay sectores políticos españoles que todavía
consideran que la economía española necesita más mano de obra inmigrante. Lo único
acertado que ha hecho el Gobierno de Rajoy desde que gobierna ha sido el
rescate a la banca, que si no cae ningún banco más le ha salido muy barato.
Además, las obsesiones que acompañan a las elites políticas, junto al asunto de
Cataluña, hacen prever para España un futuro de incertidumbres, inestabilidad política,
conflictos territoriales y elevada conflictividad social.
No deja de ser curioso, llamativo, para alguien como yo no experto en economía, que las denominadas agencias de calificación de riesgos consideren que la economía española tiene hoy menos riesgos que en el 2011, cuando muchos factores, y en concreto el asunto de Cataluña, hacen indicar que la economía española tiene hoy más riesgos que entonces. ¿A que se debe? ¿No tiene España que afrontar a corto plazo pagos importantes de deuda exterior? ¿Tienen información secreta que las hace no creer en las intenciones independentistas de las elites políticas catalanas? ¿No creen que la patada de Joan Tarda vaya dirigida contra el Gobierno de España o creen que le van a contestar con una patada en los cojones? No lo sé, aunque no es de extrañar, pues dichas agencias compartieron la idea de que “España va bien”, hasta que la crisis de la economía española ya era evidente en el 2007.
En uno de sus últimos viajes a España, en el 2010, el papa Benedicto dijo que en España había un
anticlericalismo similar al que había en la II República. Y tenía razón, la
España actual, política y social, se asemeja no solo por el anticlericalismo,
sino por muchas más cosas a la España de
la década de los años 30 del pasado siglo. La concordia de la transición se ha
roto. Igual que entonces hay grupos políticos que se han hecho fuertes y ven en
la violencia el camino más rápido para hacerse con el poder. Pero no nos
confundamos, el resurgir de la confrontación política y social, violenta, en
España no es una consecuencia de la crisis económica. La crisis económica es únicamente
una de las disculpas para provocarla. En el 2005 el expresidente Aznar en unas
declaraciones en Argentina, ya dijo “España está en riesgo de balcanización” Lógicamente
Aznar estaba bien informado, pues él es uno de los responsables de que en
España se haya roto el espíritu de concordia de la transición, pues como todos
sabemos durante la era Aznar (96-2004) en España se cometieron abusos, impunes
abusos, de todo tipo, judiciales, policiales, violaciones de los derechos
humanos. Fue durante la era de Aznar cuando en la democracia española se impuso
la cultura del todo vale. Aznar estaba bien informado para poder hablar de balcanización,
pues en un país en el que hay terrorismo de Estado, como los asuntos del 11-M o
el de la T-4, la concordia, el entendimiento entre los diferentes actores con
poder en la sociedad española, no puede durar mucho. Aznar y su gente, así como
otros sectores políticos españoles estaban bien informados, por eso empezaron a
ir al gimnasio, creyendo como en la década de los 30 del pasado siglo que la política
es un juego individual, de uno contra uno, en el que con cargarse al líder llega,
pero no es así, la política es ante todo un juego colectivo, en el que,
parafraseando a Tarda, es necesario darles patadas en el culo a muchos para
poder ganar. Hoy dichos grupos se sienten fuertes y llaman como en el pasado a
la violencia, no estando claro de quien contra quien, como en los 30 en España
hay una enorme confusión de ideologías, y de que defiende cada grupo político.
No solo hay indefinición de a quién quiere Tarda intentar darle una patada, sino
que: ¿Cuál puede ser el objetivo de un
grupo político como Podemos, de ideología comunista, financiado por el
comunismo internacional y apoyado por sectores de la derecha española? No lo
olvidemos, la política es un juego colectivo, después del primero siempre
vienen muchos.
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