Parece ser que ya es una realidad, Podemos ha
logrado que explote el PSOE, llevando a la izquierda española a una situación de
división y enfrentamiento similar a la que tenía durante la II República. Ayer 17 miembros, de un total
de 36, de la Ejecutiva Federal del PSOE presentaron su dimisión como forma de
manifestar al Secretario General, Pedro Sánchez, que ya no disfrutaba de su apoyo. Sánchez, que
ya parece que lidera el PSOE únicamente gracias
a los guardias jurado que dan seguridad a la sede central de su partido, ha
hecho oídos sordos a lo ocurrido, y ha seguido con su hoja de ruta, la
convocatoria de un Congreso con carácter extraordinario y urgente, con primarias previas, según parece para que la militancia se pronuncie
sobre quien desea que siga siendo el candidato del PSOE a la presidencia de
España y sobre el deseo de Sánchez de pactar con Podemos. Para ello, ha
convocado para el próximo sábado una reunión de uno de los órganos principales
de su partido, el Comité Federal. Extraña reunión, pues la presidenta de dicho órgano,
Verónica Pérez, se ha posicionado ante los medios de comunicación como la única autoridad del PSOE, no
reconociendo el rol que sigue jugando Pedro Sánchez y lo que le queda de
Ejecutiva, no permitiéndose el acceso a la sede central del partido en Madrid.
¿Qué está ocurriendo en el PSOE? Todo parece
indicar que Podemos y una desmesurada ambición de Sánchez, han provocado que se produzca una bipolarización
en el seno del PSOE, dividiéndolo en dos bandos, los que están a favor de una alianza
con Podemos y los que no, siendo el asunto de favorecer un Gobierno del PP con
la abstención del PSOE, en una nueva investidura de Rajoy, algo secundario. La situación
que vive el PSOE, se puede resumir con un símil: Un enfermo acude a un hospital a que lo vea un especialista.
Este le manda hacer unas pruebas. Cuando el enfermo vuelve con los resultados
de las pruebas, el especialista le dice “No tengo claro que tratamiento aplicarle,
lo voy a someter a votación entre todo el personal del hospital”. Seguramente,
si eso ocurriera, el enfermo intentaría salir corriendo del hospital. Sánchez quiere que una de las decisiones más
importantes que tiene que tomar el PSOE, tanto para el futuro de dicho partido
como para el futuro de España, la tome la militancia. En mi opinión, no parece
lo más adecuado, sino un hábil truco de Sánchez para imponer sus criterios. La táctica de Sánchez, introducir un número
suficiente de militantes en un partido para intentar hacerse con su control, no
es algo nuevo, ni único del socialismo español. Ségolene Royal lo utilizo en el
Partido Socialista de Francia, con éxito una primera vez, a la segunda, la cúpula
del partido, conocedora del truco, propuso cambiar el sistema primarias para elección del candidato del partido a
Presidente de la República francesa, ampliando la votación también a
simpatizantes, ganando Hollande, actual
Presidente de Francia.
La crisis que está sufriendo el PSOE, y que
afectara al conjunto de la sociedad española, es decir, a la economía, al
mercado laboral, a la situación social y política del país, en mi opinión, pone
en evidencia tres cosas. Uno, el PSOE quiso hacer creer a la sociedad española
que, hace más o menos dos años, Sánchez
paso de ser un simple pasajero del autobús del PSOE a ser el conductor, su líder,
porque nadie quería serlo y el logro
gracias a tener el apoyo de la
militancia. La actual fortaleza de Sánchez evidencia que su liderazgo no fue
improvisado sino que surge de una oculta y planificada operación política. Dos,
la izquierda españolo no ha logrado entender lo que significa la democracia, y
lo débil que es si no se respectan sus valores, principios y reglas de juego.
Irresponsablemente, la izquierda política española ha vuelto a llevar a España
a una situación de enfrentamiento interno similar al existente durante la II República.
Tres, también es evidente que la
izquierda española ha aprendido muy poco de la reciente, dramática y violenta historia España. El comportamiento de matón de
barrio, adoptado por Sánchez, impidiendo el acceso a la sede central de su
partido a importantes dirigentes del mismo, no es el propio del líder de un
partido en un contexto democrático. Difícilmente Sánchez va a defender en
España principios democráticos, como el respecto a la diversidad ideológica,
como es el respecto a las leyes y normas, si no respecta dichos principios dentro de su
partido. ¿Qué hubiera ocurrido de llegar a ser presidente del Gobierno Sánchez?
Pues que tal vez hubiera adoptado un comportamiento matonil, y antidemocrático al
frente del Gobierno, impidiendo el acceso a los ministerios a aquellos
funcionarios que no compartieran sus posicionamientos, o incluso cosas peores.
Independientemente de cómo acabe la crisis, de
liderazgo y división interna, que vive el PSOE, está claro que Sánchez, y lo
que le queda de Ejecutiva, están políticamente muertos. Comportamientos como el
de Sánchez en una democracia siempre acaban teniendo un elevado coste. Si Sánchez
logra seguir de secretario general y candidato a Presidente, porque el partido da
más valor a la opinión de la militancia que a la de representativos dirigentes históricos del mismo, que se oponen
a un pacto PSOE-Podemos, estoy seguro de que los ciudadanos le darán a Sánchez
una muerte política en las próximas elecciones a las que se presente, y es muy difícil,
que de producirse, pueda logar ser
Presidente y gobernar durante mucho tiempo mediante una coalición con Podemos.
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