El PSOE ya tiene
su gestora. Su secretario general, Pedro Sánchez, ante una clara pérdida de
apoyo de su partido decidió dimitir el pasado sábado, 1 de Octubre, y el Comité Federal, de acuerdo a los
estatutos, puso al frente del partido una gestora presidida por Javier
Fernández, presidente del Gobierno autonómico de Asturias. En política, como en
la vida misma, hay un tiempo, un momento, para cada cosa. La situación interna
del PSOE, la situación política de España, así como el hecho de que muy
probamente se tengan que convocar unas nuevas elecciones generales en menos de
un mes, conducen a pensar que la dimisión de Sánchez no se ha producido en el
momento más oportuno, ni para su partido, ni para España, ni para él mismo.
A primera vista,
la dimisión de Sánchez parece no beneficiar a nadie. Entonces ¿Por qué ha
dimitido Sánchez justo en este momento? Todo hace indicar que ha habido un pulso entre dos sectores del
partido. Los liderados por el secretario general, Pedro Sánchez, partidario de
formar piña con Podemos, partidario de Gobernar a cualquier precio en unión con
Podemos, y los contrarios a que Podemos,
sus principales dirigentes, puedan
entrar a formar parte de un futuro Gobierno de España. Pero incluso así, dando
por cierta la anterior hipótesis, la dimisión de Sánchez no se entiende, pues
ha dejado si un liderazgo claro al PSOE en un momento tremendamente difícil
tanto para su partido como para España. En mi modesta opinión, Sánchez debió
aguantar unas casi inevitables terceras elecciones y luego dimitir, así, el coste que ha representado su dimisión,
dimisión forzada por él con sus posicionamientos, hubiera sido mucho menor tanto para su
partido como para España.
No se entiende la
dimisión de Sánchez, y no se sabe con qué hoja de ruta el Comité Federal del
PSOE ha nombrado una gestora, ni que capacidad de decisión tiene. Se dijo que
el próximo sábado se iba a reunir de nuevo el Comité Federal, para decidir si
el PSOE da ahora o no su apoyo a la investidura del líder del PP, Mariano Rajoy,
y para fijar la fecha para un Congreso para que el partido pueda elegir un
nuevo líder, pero dicha reunión no se va a producir. Es evidente que las cosas
no están claras dentro del PSOE. Fernández,
es un líder con mucho tiempo de militancia, pero con escasos éxitos, es
un líder que ha dado al PSOE muy
pequeñas victorias. Fernández, como ingeniero de minas, tal vez sea la persona
adecuada para una voladura controlada del PSOE, no sé si esa fue la razón de su
nombramiento, pero no parece ser la persona más idónea para tender puentes, y
ejercer el liderazgo del partido. Además, el nombramiento de Fernández no se
entiende, si al hecho de su falta de prestigio unimos el hecho de que no es
diputado. Si el PSOE, su Comité Federal, no quiere convocar a corto plazo un
congreso para nombrar un nuevo secretario general, lo lógico es que hubieran
nombrado como presidente a un dirigente que ya fuera diputado, pues de no
producirse unas terceras elecciones, opción a favor de la que Fernández se ha
declarado partidario, el PSOE pasaría a estar representado por alguien sin voz
en el Congreso, pasaría a tener dos
voces, su portavoz en el Congreso y el Presidente de la Gestora. Da la
impresión de que el PSOE no sabe para qué ha nombrado la Gestora. Sí, porque lo decían los estatutos, pero para
hacer que cosas y en que tiempos. En mi modesta opinión, el PSOE debió de
nombrar como Presidente de la Gestora a un personaje con mayor prestigio tanto
a nivel nacional como internacional, con prestigio reconocido, por sus éxitos y victorias,
dentro del PSOE, entre la clase política y por la sociedad española en general, y sobre
todo con unos objetivos claros.
El tiempo pasa y
los problemas de España no se solucionan. España crece, pero en un contexto
casi de deflación, de contención
salarial, y de precaria creación de empleo. La economía española crece, pero lo
hace de forma inexplicable, sin que se deba a nueva políticas, salvo a la devaluación salarial, pero no se conoce todavía la letra pequeña de
ese crecimiento, las consecuencias negativas que más temprano o más tarde
acabaran aflorando. El tiempo pasa, los problemas de España no se solucionan
sino que simplemente se ignoran, retrasando afrontarlos. El tiempo pasa, la
confusión interna del PSOE aumenta, ayer la sociedad española no sabía cuál era
su proyecto para España, hoy no sabe ni siquiera quien lo lidera, y a la vez la
gobernabilidad democrática de España es cada día más difícil.
Es evidente, que
ahora el PSOE necesita más tiempo, el
suficiente para elegir un nuevo secretario general, un nuevo líder. Pero el
tiempo está tasado, es el que es, o dan
su apoyo a Rajoy o el 31 de Octubre se convocaran nuevas elecciones generales.
En mi opinión, la principal pegunta que debemos hacernos después de lo ocurrido
en el seno del PSOE, es ¿Puede el actual PSOE, dividido, sin un liderazgo
claro, dirigido por una gestora,
favorecer la investidura de Rajoy? En mi modesta opinión, ni puede, ni
querrá, ni sería suficiente, pues ya se está hablando de que el PP ahora
exigirá al PSOE un pacto de legislatura, es decir, que como mínimo contemple
también el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado para el 2017. El PSOE
podría intentar ganar tiempo permitiendo la investidura de Rajoy y luego
vetando los Presupuestos, para forzar así unas nuevas elecciones, pero es muy
difícil que el PP permita dicha jugada. En mi opinión el PSOE ya tiene una sola
alternativa, elegir de forma rápida un nuevo candidato y acudir a unas
terceras elecciones con el eslogan: “Que
sea lo que dios quiera”
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