La justicia, además
de justa, debe ser rápida, ejemplar, y discreta. Ejemplar, sí, aunque ello
pueda sonar mal, porque las condenas, las penas, son útiles si tienen un efecto
disuasorio sobre el resto de la sociedad evitando que los ciudadanos puedan
caer en la tentación de delinquir. En mi opinión, de poco sirve tener a una
persona aislada de la sociedad si ello no sirve como efecto disuasorio para que
otros ciudadanos no cometan los mismos delitos. Es pronto para saber si el
juicio por el asunto Gürtel acabara o no con una sentencia justa y ejemplar, lo
que si ya sabemos es que no se está administrando justicia de forma rápida y
discreta. El juicio se está celebrando siete años después, y a igual que se ha
ocurrido con otros macrojuicios anteriores, como por ejemplo el del 11-M, se ha convertido en un espectáculo televisivo.
Después de siete años,
el tema del asunto Gürtel ya me aburre
profundamente, y que me veo obligado a seguir la celebración de su juicio debido
a la amplia e intensa cobertura periodística que está teniendo, apareciendo una
día sí y otro también en todos los medios, no solo en los informativos televisivos
sino también en los medios escritos. De la
celebración del juicio, en mi modesta opinión, se pueden extraer ya dos
importantes ideas. Primera, la retrasmisión televisiva de los juicios es algo
que contribuye a dañar el funcionamiento de la justicia, y en este caso también
a la democracia debido al contenido de lo que se juzga, la corrupción dentro
del seno del PP, convirtiendo los
juicios en un espectáculo. Espectáculo utilizado por los acusados para diferentes
fines, entre otros, fortalecer su imagen social, al convertirse en estrellas
del mismo. Segunda, el juicio está dando a conocer que la política española se
ha italianizado, y con ella España, no
solo por el fraccionamiento del mapa político, la política española ha pasado a
estar dirigida por lo que se conoce como clanes familiares, sino por la
impunidad con la que la elite política, en este caso del PP, cometía delitos y colaboraba en la realización de los
mismos.
No sé cómo la
justicia española acabara calificando la trama Gürtel, pero a día de hoy y de
acuerdo a las informaciones policiales difundidas por los medios de comunicación
ya sabemos que la trama Gürtel era, principalmente, un sistema de blanqueo de
dinero procedente del crimen organizado internacional que se apoyaba en la
estructura de poder del Partido Popular para lograr sus fines. El asunto Gürtel ha dejado claro que el PP es una organización
política que da cobertura a organizaciones criminales, que como la Gürtel se
dedican a lavar dinero, entre otras cosas del crimen organizado internacional.
Durante el juicio,
Francisco Correa ha dicho algo que me ha llamado mucho la atención, ha dicho textualmente
“Hay muchos Correas”. A no ser que se
refiera únicamente a que hay mucha gente con barba, a lo que habría que
responderle que también hay mucha gente que no la tiene, puede ser que haya
querido decir que en la actualidad la estructura de poder del PP se sigue
utilizando para blanquear a cambio de comisiones que cobran algunos de sus
miembros. No lo sé, en esta vida todo se acaba sabiendo, y posiblemente también
esto.
La trama Gürtel,
como se bloqueaba dinero con total impunidad utilizando la estructura de un
partido político, el PP, evidencia que España es un un país de paella y pandereta, y la paella es
un plato delicioso pero la pandereta es un instrumento muy simple,
rudimentario, al que se le puede sacar muy poco rendimiento. España se está convirtiendo
en importantes aspectos, como el de la impunidad con que cometen delitos las elites políticas, en un país de tercera. Algunos líderes políticos
y líderes de opinión del mundo periodístico suelen afirmar que la celebración
del juicio por el asunto Gürtel
evidencia que el Estado de Derecho funciona, que la justicia funciona y es
igual para todos en España. Totalmente falso, nada más lejos de la realidad. El
juicio por el caso Gürtel llega a
destiempo y tarde, con una investigaciones incompletas que no dan a conocer de dónde
sacaban los cabecillas de la Gürtel Correa, Crespo, este, las enormes
cantidades de dinero que utilizaban para derrochar y pagar comisiones para
poder utilizar la estructura de poder del PP para sus fines.
El juicio por el
caso Gürtel solo está dejando claro una cosa, el PP es una cloaca. El PP es una
cloaca y los ciudadanos lo saben. El PP es una cloaca, pero ello no impide que
siga ganando elecciones, que siga siendo el partido más votado en numerosos
procesos electorales, ello no debe extrañarnos, se explica por dos razones. Primera,
la existencia de importantes redes clientelares que se benefician de que
gobierne el PP y también a que seguramente los votantes de derechas se digan “Es
lo que hay”, si no votamos al PP ¿A quién votamos?
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