El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha participado
hoy el foro del periódico ABC, al que ha acudido acompañado de siete ministros.
El Presidente, además de hablar de
algunos temas de actualidad, como el asunto del referéndum de Cataluña, el Brexit,
la necesidad de que el PSOE de su apoyo a la aprobación de los Presupuesto
Generales del Estado, etc., ha dado una serie de datos significativos: Uno, 14
millones de españoles cobran alguna prestación del Estado. Dos, el gasto en
pensiones ha crecido entre el 2016 y el
2007 en 40.000 millones de euros. Tres, a pesar de que en el 2016 el PIB ha
crecido un 3,2% y se prevé que España recupere el próximo año el nivel de PIB anterior
a la crisis, los ingresos del Estado en
el 2016 han bajado con respecto al 2007 en 20.000 millones de euros. Cuatro, de
cada 100 euros que gasta el conjunto de las Administraciones del Estado, 28 se dedican a pagar las pensiones, 14 a
sanidad, 9 ha educación y 4 a seguro de desempleo. Con dichos datos, en un
ambiente muy burgués, de ricas familias cuyos miembros no necesitan ni
necesitaran nunca cobrar una pensión para vivir, es evidente que el Presidente ha pretendido
dos cosas. Uno, justificar que el Gobierno no reduzca los impuestos. Y dos,
focalizar en el gasto en pensiones la principal causa de los problemas de financiación
del Estado.
España es cada día más rica, crece lo que se denomina Producto Interior Bruto
(PIB), pero a la vez el Estado es más pobre, recauda menos y tiene déficit, y los ciudadanos pierden poder adquisitivo, a
la vez que aumenta enormemente la
desigualdad económica. El problema de España no es el coste del Estado de
Bienestar, más bajo que el de países
similares de la UE. Ni dentro de este, lo que se dedica al pago de pensiones. Pensiones que son un derecho y no
caridad como dan a entender algunos sectores de las elites dirigentes españolas, amenazando con
recortarlas si el Estado tiene problemas para pagarlas. El problema de España
es que el Estado recauda poco con respecto al PIB. Y ello, sir ser experto en economía,
está claro, que se debe principalmente a
dos razones. Uno, un porcentaje del PIB español es irreal debido a varias causas, entre las que destacan: Descapitalización,
elevado endeudamiento tanto público como privado, elevada internacionalización de grandes
empresas españolas, y elevada inversión en el exterior. Y dos, debido a que la presión
fiscal no es ni justa, ni progresiva ,
ni suficiente, lo que impide que el Estado recaude lo necesario y favorece,
junto a unos muy bajos salarios de los
trabajadores por cuenta ajena, que se
incremente la desigualdad económica. España
necesita otra política fiscal, más justa, más redistributiva, más progresiva,
que grave más aquellas actividades económicas que más beneficios están obteniendo. España
necesita una nueva política fiscal que aporte al Estado los recursos necesarios para que pueda seguir
cumpliendo con sus obligaciones con los ciudadanos, es decir, el pago de pensiones y servicios públicos como Sanidad, Educación,
etc.
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