Donald Trump se ha convertido hoy en el 45º presidente de
los Estados Unidos. La denominada Obamanía es ya historia, eso sí, después de
haber hecho un enorme daño, tano a nivel interior, de los Estados Unidos, como,
a nivel internacional. Durante los 8 años de gobierno del ex presidente Obama
los americanos han visto como aumentaba desorbitadamente la deuda pública del país
a la vez que se empobrecían, perdían poder adquisitivo e incrementaba la
desigualdad económica. Durante los mandatos de Obama también se ha incrementado
la conflictividad social y la inseguridad. Obama, que recibió el Premio Nobel
de la Paz a los pocos meses de llegar a
la Casa Blanca, da la impresión que por el perfil bajo, no intervencionista, que iba a adoptar con posterioridad en diferentes
conflictos armados, deja hoy un mundo más inseguro que cuando llego y con mayor número
de conflictos armados, habiéndose agravado los que ya existían. Además, muchas
de las medidas adoptadas por Obama serán ahora anuladas por la Administración
Trump. Curiosamente, el fracaso de Obama no es admitido por muchos de aquellos que le apoyaron para llegar a presidente,
de tal forma, que pasara a la historia por dejar el peor legado mejor valorado.
Pero como se suele decir, “A Rey muerto, viva el Rey”,
olvidemos a Obama y empecemos a pensar en Trump. En su primer discurso, el presidente Trump ha dejado claro que
comienza una nueva era, en las que se van a aplicar políticas completamente antagónicas
a las aplicadas por la Administración Obama, muchas de ellas opuestas a las que
en la actualidad imperan en la política occidental. En lo económico, se ha
declarado de forma clara proteccionista. En inmigración, a favor de fortalecer
las fronteras para reducir su entrada. Y en las relaciones internacionales, partidario de nuevas alianzas
que supongan reciprocidad, es decir, también algún tipo de beneficio para su país.
En mi opinión, del discurso de Trump se pueden extraer tres ideas
importantes. Primera, realizo una fuerte crítica a lo que se conoce como el establishment,
es decir, a las elites dirigentes que desde Washington D.C han decidido hasta
ahora la política americana, acusándoles
de defender políticas que representaban triunfos, victorias, para ellos, para
sus familias, pero que perjudicaban los intereses
de la gran mayoría de los americanos. Segunda, Estados
Unidos gasta demasiado fuera, en apoyo militar, dando apoyo económico, a través
de lo que se conoce como deslocalización, etc. En relación con lo anterior el
presidente Trump ha dicho “la clase media se ha quitado de nuestros hogares y
se ha redistribuido por todo el mundo”, es decir, mientras que el Gobierno de
los Estados Unidos contribuía con sus políticas a que otros países se hicieran más
ricos las clases medias americanas se empobrecían perdiendo poder adquisitivo.
La tercera idea, es que Trump apuesta por un gran plan de construcción de infraestructuras
para impulsar la economía y crear empleo. Construcción de infraestructuras
realizadas por y para americanos. Con su primer discurso el presidente Trump ha
dejado claro cuáles son sus ideas, la única duda es ¿Con que apoyo contaran
dichas ideas dentro del Congreso de los Estados Unidos?, es decir, cuales podrá
aplicar y cuáles no. En mi opinión, contara con suficiente apoyo y ello va a
provocar importantes cambios tanto a nivel doméstico como internacional.
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