El presidente Rajoy, con ocasión del Pleno dedicado a un
monográfico sobre pensiones, se ha subido hoy al pulpito del
Congreso de los Diputados para leer un párrafo de la biblia política y liberal
de la burguesía española. Haciendo una sutil utilización de datos estadísticos,
citando los que más le convenían y obviando otros, el presidente ha buscado crear
una ambientación favorable, que justificara su discurso, resaltando
y reiterando, varias veces, lo mucho que el Estado español gasta en pensiones,
más del 40% de los Presupuestos Generales del Estado, y lo buenas que son las
pensiones españolas con relación con las que hay en la OCDE, superando la
media. Para acabar, se ha comprometido a subir las pensiones mínimas y de
viudedad, es decir, recurriendo a la citada biblia burguesa busca disminuir la
desigualdad económica entre pensionistas, entre españoles, igualando por abajo.
El presidente Rajoy no ha hecho ni la más mínima referencia a la
alta desigualdad que hay en España, ni a la enorme brecha salarial que hay
entre el 20% que más cobra y el 20% que menos cobra, ni tampoco al enorme
déficit estructural de la Seguridad Social. Buscando manipular a la opinión
pública, el presidente Rajoy, tampoco ha hecho referencia a que España está por
debajo a la media en gasto en pensiones de la Zona Euro respecto al PIB.
Mientras en España es del 10,5% en la Zona Euro es del 13,4%. Ni tampoco ha
hecho referencia a que en España la presión fiscal es varios
puntos menor que la media de la Unión Europea. Según Rajoy, los problemas del
Sistema Público de Pensiones se arreglan con dos medidas: Creación de empleo y
aplicando el factor de sostenibilidad. Rajoy se ha subido hoy a la tribuna del
Congreso para hablar en nombre de la derecha de siempre. Una derecha despótica,
fascista, arrogante, muy rica en comparación con el conjunto de la sociedad.
Una derecha más partidaria de invertir su dinero en el exterior que
en utilizarlo para contribuir al desarrollo de España y el crecimiento de la
calidad de vida de los sectores menos pudientes de la sociedad española. Una
derecha que considera el Estado de Bienestar como caridad, y por tanto, partidaria
de políticas que permitan una baja presión fiscal. Una derecha que nos quiere
oprimir, que quiere oprimir a los sectores menos pudientes y más débiles de la
sociedad, que quiere oprimir a los pensionistas. Muchos de ellos, obligados a
jubilarse demasiado jóvenes, mediante planes de prejubilación pactados entre Gobierno
y empresas para favorecer expedientes de regulación de empleo, a los que se les
impide trabajar por ley, condenándolos ahora a la pobreza al dejar de
revalorizarse las pensiones de acuerdo al IPC.
Rajoy se ha subido al pulpito del Congreso para representar a la
derecha de siempre. Una derecha fascista, partidaria del terrorismo de Estado y
de la impunidad frente a las violaciones de los Derechos Humanos que se
producen en España. Una derecha, a la que volvió a dar vida el expresidente
Aznar, para más inri, pactando con los comunistas, para así poder lograr mejor
sus objetivos. Curiosamente, han sido Podemos y el PP los partidos más
interesados en que tuviera lugar el monográfico de hoy sobre pensiones. El
secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha recordado a Julio Anguita,
líder de los comunistas en la era Aznar, haciendo continuas alusiones al
cumplimiento de la Constitución, algo que también ha hecho el portavoz del PP,
Rafael Hernando, a la vez que Rajoy recuperaba posicionamientos de la era Aznar.
Morados y azules, comunistas y el fascismo de nuestra época, vuelven a estar
íntimamente unidos en la consecución de objetivos comunes. Da la impresión de
que Rajoy está preparando un final de su segundo mandato parecido al del
expresidente Aznar, y para ello ha recuperado no solo posicionamientos y temas
de la era Aznar, sino también a personajes políticos, como es el
recientemente nombrado ministro de Economía, Román Escolano. Escolano, un
político llamado técnico, sobre el que no sabemos mucho, ni dónde se encontraba
el 5 de Septiembre del 2002, día de la famosa boda de la hija del expresidente
Aznar, ni sus posicionamientos políticos. Pero la coyuntura internacional ha
cambiado, hoy el mundo se encuentra en un ambiente muy parecido al de la Guerra
Fría, y por tanto la derecha española tendrá mucho más difícil estrechar y
gestionar sus rentables vínculos con el comunismo internacional.
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