viernes, 4 de mayo de 2018

ETA LLEGA A SU FINAL COMO UN AMOR QUE EN NADA ACABO.


Hace ya años que la organización terrorista ETA dejo de hablar, pero ha sido hoy, en un acto celebrado en Cambo les Bains (Francia), cuando ha escenificado su total disolución. Desde su origen hasta su final, ambos difusos, la vida de ETA, contaminada por casos como la Operación Ogro (1973) o el asunto de la T-4 (2006), ambos considerados terrorismo de Estado, se ha caracterizado por la confusión. Confusión, sin estar claro quien daba las órdenes, ni cuáles eran sus reivindicaciones, ni cuándo ni qué negociaba con representantes del Gobierno de España. Como ahora tampoco está claro por qué elige precisamente este momento histórico para escenificar su disolución. Disolución que no ha sido bien recibida por diferentes colectivos de víctimas, no aceptándola, muchos de ellos apelando a la justica como forma de reivindicar venganza, manifestando así que existe una enorme falta de coordinación entre dichos colectivos y sus líderes, pues ETA escenifica ahora su disolución por alguna razón que tanto sus líderes como el Gobierno de España conocen. Razón que tiene un origen claro en la época del expresidente Aznar, cuando hizo público que había autorizado contactos con interlocutores del entorno del   Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV). MLNV, un nuevo termino que Aznar acuño para referirse a ETA, dando comienzo así, de forma clara,  su disolución.

Que se ponga fin a un conflicto armado es siempre una gran noticia, y uno debe alegrarse, especialmente por aquellos que se han visto directamente  implicados. Pero debemos de recordar que la ausencia de guerra no siempre es sinónimo de paz, sino que esta, la paz, puede ser sustituida por un ambiente de represión si no es aceptada por todos las partes.

Lo más anecdótico y a la vez paradójico de la disolución de ETA es el escenario en el que se produce, una España en la que se cometen  flagrantes, sistemáticas e impunes violaciones de los derechos humanos. Una España en la que hay una alta represión judicial y policial. Una España con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado un día sí y otro también en la calle ejerciendo violencia, de diferentes formas, contra humildes e indefensos ciudadanos, a la vez que desatienden la seguridad ciudadana y otras muchas de sus funciones. Una España en la que hay una crisis territorial sin precedentes en lo que llevamos de democracia, encontrándose  las instituciones autonómicas de Cataluña intervenidas por el Gobierno de España.

ETA ha hecho pública su disolución en un ambiente de elevada descomposición política; elevado descredito institucional, en el Poder Judicial ya no hay ni consenso a la hora de juzgar violaciones; con una grave crisis territorial;  y un fuerte pensamiento único defendido por los medios de comunicación y la gran mayoría de los dirigentes de las principales fuerzas políticas. Pensamiento único,  destinado a desacreditar a ETA, sin considerar las causas que dieron lugar al conflicto armado, y evitando hacer referencia a la violencia que sectores con poder en el Estado ejercieron contra el entorno de ETA, por ejemplo,  recurriendo a organizaciones mafiosas como el GAL. Grupo mafioso, financiado y dirigido desde la cúpula del Estado español, cuyos miembros, condenados por asesinato, han sido puestos en libertad y siguen haciendo propaganda de sus acciones,  sin que ello escandalice a los que se autodenominan demócratas y defensores del pensamiento único, los cuales no  consideren sus actos, sus asesinatos,  lo que realmente supusieron, un  catalizador más del denominado conflicto armado vasco. ETA ha llegado a su final, pero como bien es sabido: Cuando un amor se apaga, pronto surge en nuestro corazón el hueco para que otro nuevo pueda crecer.

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