El presidente del Gobierno,
Pedro Sánchez, ha recibido esta mañana al presidente de la Generalitat, Quim
Torra. Era una cita esperada con gran interés por aquellos que se dedican a
observar y analizar la política española, pues se consideraba que serviría para
fijar las relaciones y posicionamientos entre el nuevo Gobierno de España, y el
también recientemente elegido presidente de la Generalitat, Quim Torra, en concreto, respecto a lo que se viene denominando proceso independentista. Sin embargo, Sánchez y Torra no han hablado de
sentimientos profundos, no han hablado de sus posicionamientos en los temas en
conflicto entre el Gobierno central y la Generalitat, o eso han hecho público.
A pesar que era un cita
esperada con gran interés por todos los sectores de la sociedad española que no
tenían ni tienen como fuentes directas
de información a Sánchez o Torra, y por
tanto desconocían en que ambiente iba a tener lugar la reunión, el Gobierno de Sánchez
ha informado escuetamente sobre su contenido. Sánchez se ha limitado a publicar
un ambiguo y vacío tuit considerando la reunión un punto de arranque
constructivo para la normalización de las relaciones; declarándose partidario
de que una crisis política requiere una solución política. Pero no dice cual,
creando así incertidumbre, pues no sabemos si esa solución está o no en la línea
del pensamiento de Clausewitz,
el cual consideraba que “La guerra es
la continuación de la política por otros medios”. La
encargada por La Moncloa de informar sobre la reunión, la vicepresidenta del
Gobierno, Carmen Calvo, tampoco ha dado a conocer nada sobre la reunión que no pudiéramos
imaginarnos con anterioridad que iba a pasar.
Más
de dos horas duro la reunión en la que
el expresidente
Mariano Rajoy le dijo no al pacto fiscal que proponía el expresidente Artur
Mas, y que representaba que Cataluña pudiera tener una agencia tributaria
propia. También, más de dos horas duro la reunión en la que Rajoy
dijo no a la consulta del 9-N que pretendía realizar Mas. La reunión de hoy
ha durado aproximadamente lo mismo que esas reuniones, pero en esta ocasión tanto
el Gobierno como el presidente de la Generalitat, al contrario que en esas
ocasiones, han salido muy optimistas, lógicamente ello se debe a que ha
habido más acuerdo que le que se ha dado a conocer a la opinión pública, es
decir, todo da a entender que Sánchez, quien ha guardado un casi total silencio
sobre la reunión, ha dicho sí a más de una de las reivindicaciones de Torra. Según
la vicepresidenta Carmen
Calvo, la reunión ha servido como una estupenda base para acabar con siete
años de desacuerdo. ¿A qué desacuerdo quieren poner fin, al de la
bilateralidad? El presidente Sánchez tampoco ha considerado necesario, que
sepamos, transmitir a los líderes de
otras fuerzas políticas a que se debe tanto optimismo.
En
mi opinión, el presidente Sánchez ha caído
en el mismo error que el Gobierno del expresidente Zapatero, el de pensar que
la gran mayoría de los españoles son idiotas, y se les puede engañar
recurriendo al lenguaje, con juegos de palabras. Juego de palabras como el que
puede representar esconder bajo el concepto de Comisión
Bilateral Estado-Generalitat, la reivindicada bilateralidad, es decir, una relación entre el
Gobierno de España y la Generalitat de igual a igual, bilateralidad reconocida
en el Estatuto de Cataluña pero considera inconstitucional por el Tribunal
Constitucional. Por el otro lado, el presidente Quim Torra, dando a entender, metafóricamente
hablando, que padece algún tipo de artrosis bucal, ha cambiado mínimamente su
discurso respecto a sus predecesores, Mas y Puigdemont. Si su predecesores reivindican
la independencia, Torra para pedir lo mismo utiliza más, mucho más, el concepto
de autodeterminación. Eso sí, ha dicho
que, tal vez como muestra de agradecimiento a Sánchez, no le ha planteado fecha para la convocatoria de un referéndum pactado
de independencia, es decir, sigue con la
misma música que Puigdemont. No dejando claro a lo que se refiere con lo de
pactado, tal vez, a que Sánchez también reivindique la autodeterminación.
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