Con un sistema con el que se
buscaba emular las elecciones primarias presidenciales en los Estados unidos, y
que en realidad era una copia mala y distorsionada de las mismas, llegando a un
enfrentamiento final, no sé si casual o
planificado, muy similar al que se produjo en las primarias del 2008 del
Partido Demócrata, en las que Barack Obama acabo derrotando a Hilary Clinton,
hoy el PP ha elegido a Pablo Casado como su nuevo líder y futuro candidato a
presidente del Gobierno de España. Los compromisarios que han votado en el
Congreso no han tenido en cuenta que Soraya Sanz de Santamaría fuera la
candidata más votada por la militancia. Casado ha logrado 1701 votos frente a 1250 que han dado su apoyo a Sáenz de
Santamaría.
La titulitis que impera en el
PP, con la que se busca que solo los universitarios puedan dedicarse a la política,
olvidándose así que democracia es el gobierno de los más votados y no el de los
que tienen más títulos, ha llevado a
muchos de sus dirigentes a criticar la baja experiencia de líderes de la oposición,
en concreto de líderes de los partidos emergentes, Ribera y Pablo Iglesias.
Haciendo honor al viejo dicho de “Consejos vendo, que para mí no tengo”, hoy los
compromisarios del PP han elegido como líder del partido a una persona con mínima
experiencia política, ninguna en el sector privado, sin experiencia en
gestión, y para más inri con
un currículo en entredicho. La sospecha de que en las democracias modernas
la política responde a ocultas y extrañas fuerzas se ha vuelto a cumplir. El currículo
de Sáenz de Santamaría es años luz superior al de Casado. Si ambos optaran a un
mismo cargo en el sector privado, en el que no hubiera que correr o algo
similar, seguramente lo único en lo que Casado supera a Sáenz de Santamaría,
muy probablemente le hubieran dado el puesto a Santamaría. Por razones que desconozco,
el PP ha optado por un mediocre millennial.
La enorme e injustificada visibilidad
mediática que el PP le dio a Casado durante los últimos años, conduce a
sospechar que estaba llamado ya desde hace tiempo a ocupar un puesto relevante
en el partido. Su elección es sin duda preocupante, no porque no tenga
experiencia en gestión, ni porque hayan podido aprobarle asignaturas gracias a presiones
realizadas desde el PP, sino porque se sospecha que es el heredero ideológico del
expresidente Aznar. Con Aznar no solo España sufrió una época de elevada corrupción
política, que aún se juzga hoy, sino que también se produjo una clara involución política. Aznar
llego al poder considerándose el heredero político ideológico de la dictadura,
e hizo honor a ello. Durante los dos mandatos que gobernó Aznar, en España se
cometieron flagrantes violaciones de los derechos humanos y hubo terrorismo de
Estado. Que Casado sea considerado el heredero de Aznar no es una buena
noticia. Un viejo dicho afirma “Dime con
quién andas y te diré quien eres”, ¿Quién es Casado? Difícil saberlo. En el
Congreso, hoy Casado, entre otros, se dejó ver acompañado de perfiles tan
distintos como el de Adolfo Suarez
Illana y Juan José Cortes. Adolfo Suarez
Illana es el hijo del expresidente Suarez, gestor de la Transición y también Secretario
General del Movimiento, retirado de la política desde el 2003, su vuelta a
escena dando su apoyo de forma clara y pública a Casado, conduce a pensar que
dicho apoyo no será gratuito. Juan José Cortes, es el padre de la niña Mari
Luz, asesinada en Huelva en el 2008. De militante del PSOE paso a ser
contratado por el entonces alcalde de Sevilla, Ignacio Zoido, como
asesor en la resolución de problemas de exclusión social de la ciudad, todo
ello sin que se conozcan méritos que lo justifiquen. En su primer discurso
Casado se ha declarado a favor de reformar la Constitución. Una novedad ideológica
en el PP que hace presagiar una posible nueva pinza PP-Comunistas, como la que
constituyeron sutilmente en su momento Aznar y Anguita. Es posible que la elección
de Casado sea el primer paso en el sentido de que España pase a tener un
Gobierno a la italiana, gobernando una coalición formada por un partido de
derechas, el PP, y un partido comunista,
Podemos.
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