Si analizamos lo que ha
ocurrido en España en el breve periodo que ha transcurrido de democracia,
comprobamos que el pueblo español ha estado otra vez gobernado por una clase política
que no se merecía. Es cierto, que en estos años España ha tenido un notable
desarrollo económico, pero se ha debido fundamentalmente a factores externos.
Primero, las inversiones extranjeras de los 80, durante la era del presidente
Felipe González; luego gracias a los fondos de la UE; y más tarde, ya en el presente siglo, gracias
a la entrada en la zona euro y la abundancia de crédito en el marcado bancario
europeo. Pero el indiscutible desarrollo económico se ha producido acompañado de numerosos
elementos muy negativos, cito tres: Uno, ha habido una elevada corrupción política. Dos, se han producido
flagrantes violaciones de los derechos humanos con total impunidad, cuando no
ordenadas desde los poderes del Estado. Y tercero, no todos los españoles se
han beneficiado de igual forma del desarrollo económico, hasta el punto de que
la España actual se encuentra por su desigualdad
económica en el grupo de las antiguas ex repúblicas comunistas del Pacto de
Varsovia.
España ha estado y está
gobernada por una clase política que no se merecía. Con el presidente Aznar se
produjo una clara involución política en la democracia española. Aznar llego al
poder considerándose el heredero ideológico del anterior régimen, de la
dictadura militar, e hizo honor a ello, despidiendose, según los expertos y los
espías, con una caso de terrorismo de
Estado, el 11-M, sin precedentes en la historia de Europa. Aznar no solo
hablaba catalán en la intimidad, sino que parece que también árabe. Primero
quisieron cargarla el 11-M a ETA, probablemente para intentar atacar Euskadi
con el Ejercito, pero luego cambiaron, dijeron que ha había sido Al Qaeda, pero
da la impresión, siempre según expertos y espías, que para quien trabajaba
realmente el conocido como El Tunecino era para los servicios secretos
españoles. Luego vino el ex presidente Rodríguez Zapatero, aceptando un nuevo
estatuto de Cataluña, aunque sabía que era inconstitucional, y arruinado con sus
políticas totalmente la económica española. El expresidente Rajoy, ha pasado
sin pena ni gloria, campeando la situación sin mojarse mucho. Pero ha llegado
Sánchez, logrando en pocos días hacerse con el título del peor presidente de la
democracia. Si no fuera porque son de distinto partido, se podría decir que
Sánchez es el sucesor de Aznar, pues está intentando dar una cierta continuidad
ideológica al aznarismo. Aznar hablaba catalán en la intimidad, y firmo el Pacto
del Majestic con CiU, o sea con la familia Pujol, y ahora Sánchez, que
habla catalán de forma pública, todo apunta a que ha firmado en la intimidad un
similar pacto con Junts per Cataluñya.
El presidente de la
Generalitat, Quim Torra, ha llamado a atacar al Estado, es decir, a atacar a todos
aquellos españoles que por ejemplo se benefician de servicios públicos y políticas
sociales no gestionadas por la Generalitat de Cataluña, y lo grave no es eso,
sino que lo está atacando gracias al oculto pacto que tiene con Sánchez. Lo está
atacando, por ejemplo, logrando bilateralidad
entre la Generalitat y el Gobierno de España. Es evidente, que Torra se ha permitido llamar
a atacar al Estado porque sabe que el independentismo burgués catalán cuenta
con importantes apoyos en el Estado central, entre ellos, con el apoyo del Gobierno de Sánchez, y con el de los monárquicos,
con el apoyo del jefe del Estado, el rey Felipe VI, quien controla las Fuerzas Armadas, de tal forma que sabe que
los militares no se opondrán a sus reivindicaciones. Y es que al final la Monarquía,
la Casa Real de Borbón, siempre es el origen de los problemas de la sociedad
española. Una Casa Real, que ha puesto sus dientes también sobre Venezuela, un país
hoy en quiebra y al borde de la guerra civil. Y que no contenta con España
reivindica también la Jefatura de Estado, la corona de Francia, en la figura de
un franco, Luis Alfonso de Borbón, claro que ello podría suponer una solución para
España si decidieran irse todos para Francia.
Si un político español, por
ejemplo un diputado, dijese públicamente “Hay que atacar Cataluña” o “Hay que
atacar el Gobierno fascista de la Generalitat” o “Hay que atacar a Torra”, los
medios de comunicación españoles lo destrozarían, engordando el asunto y sacándolo
una y otra vez en los medios; la casta política muy probablemente exigiría su dimisión,
y es posible que la Fiscalía abriera una investigación por si ello supusiese algún
delito. Pero no, Torra, que en el pasado
ya había hecho declaraciones
polémicas, ha logrado total silencio y complicidad ante sus amenazas. Y
principalmente en Cataluña. El proceso independentista es una pantomima, una
farsa, en la que el espectáculo con mayor éxito mediático es la colocación y
retirada de lazos amarillos. Pero por ser espectáculo no debemos pensar que no
se realiza con una función politica, que no es otra que la de enviar sutiles
mensajes, amenazas y señalar con discreción a concretos sectores de la sociedad
catalana, como en su momento hizo el Nazismo. Algo lógico por otra parte, pues ¿Quién
apoya al nacionalismo catalán en Europa? No otros que los herederos de los
movimientos totalitarios fascistas y comunistas del pasado siglo. En Bélgica,
Puigdemont recibe el apoyo del partido fascista Vlaams Belang, un partido muy
de la órbita del Nazismo alemán y el fascismo italiano.
Las elites independentistas
catalanas son muy cobardes. Tiran la piedra, dan el palo, pero esconden la
mano. Como buenos fascistas, les gusta la violencia de taberna, o realizar sus
abusos en el quirófano de algún hospital. Lógicamente, sus comportamientos son
tolerados porque en España se vuelven a respirar aires fascistas por todas
partes. Frente a un independentismo catalán que tira la piedra, ordena
violencia y luego dice yo no he sido, tenemos a un Sánchez, que contesta, “Esto
no va conmigo”. Fenómeno, el resurgir del fascismo, que no es exclusivo de España
sino que también se está produciendo en el resto de Europa. Da la impresión de
que un nuevo tripartito fascista ha nacido, formado por España, Alemania, e
Italia, en este último país, ya gobierna el fascismo, la Liga Norte, en alianza
con el Movimiento 5 Estrellas, un partido de ideología comunista y prorruso.
Curiosamente la amenaza de Torra se ha producido pocos días después de que la
canciller de Alemania, Ángela Merkel, se reuniera con Sánchez en Doñana, ¿De
que hablaron, que pactaron? Acaso ¿ De atacar juntos al Estado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario