“En política nada sucede por
accidente. Si sucede, puedes apostar que fue planeado de esa manera”, es una
cita de Franklin D. Roosevelt, trigésimo segundo presidente de los Estados
Unidos. Y es cierto, la política se asemeja mucho al cine. En una película todo lo que hace acto de
presencia, sea diegético o extradiegético, este dentro o fuera de campo;
todo lo que vemos u oímos, o simplemente se sugiere, está ahí porque el director
así lo ha decidido con algún tipo de función e intencionalidad ultima. Lo mismo ocurre en política, de tal forma que
aquello que parece ser fruto de la espontaneidad, de la casualidad o de la improvisación
suele serlo de una minuciosa planificación decidido por algún tipo de director.
Hoy lo hemos constatado en el
acto de homenaje a las víctimas del ataque terrorista que tuvo lugar en
Barcelona y Cambrils el año pasado. Las elites dirigentes españolas, incluidas
aquellas que dicen reivindicar la independencia de Cataluña, se han reunido en
la plaza de Cataluña, bajo el eslogan “Barcelona, ciudad de Paz”, dando
la iniciativa y el protagonismo a las víctimas, para realizar un acto
totalmente vacío de contenido en la que ha tomado la palabra la periodista
Gemma Nierga, la cual no se sabe en nombre de que institución o grupo político hablaba.
Las víctimas de un atentado terrorista merecen el máximo respecto, total protección
y las indemnizaciones que por ley les correspondan, pero nada más. Las víctimas
son una minoría de la sociedad española. En este tipo de actos, en una
democracia, deben tener voz los gobernantes democráticamente elegidos y el
resto de elites políticas; deben emitirse mensajes institucionales de aquellos
que democráticamente representan al pueblo, y no de una minoría, por muy
victimas que sean. En este tipo de actos, en una democracia, los gobernantes
deben tomar la palabra, o dejar claro que se habla en nombre de ellos, para manifestar
cuáles son sus sentimientos y posicionamientos políticos respecto a lo que está
ocurriendo. Todos queremos la paz, pero lo que hoy se ha reivindicado en
Barcelona no ha sido paz, sino sometimiento en una atmosfera de terror
provocada por el terrorismo islamista.
Todos queremos la paz, pero lo
que hoy se ha reivindicado en Barcelona no ha sido paz, sino sometimiento en
una atmosfera de terror provocada por el terrorismo islamista. El terrorismo
islamista es un terrorismo exterior, que ataca, atenta, contra humildes
ciudadanos, indefensos, no combatientes y carentes de todo tipo responsabilidades
políticas, militares o policiales. El terrorismo islamista ataca nuestra
sociedad para generar terror, y presionar e intentar así chantajear a las
elites dirigentes. Y lo hace, logra actuar, gracias a contar con el apoyo y la
total complicidad de sectores de la sociedad con poder e influencia sobre las
instituciones del Estado. Gracias a lo cual se producen actos como el de hoy,
hablando de paz donde se pretende que haya sometimiento ante el terror.
Como en la novela “1984” de George
Orwell, hoy en Barcelona la policía del pensamiento, rol que en la España
actual no está claro quien lo desempeña, ha hecho bien su trabajo, hablando de paz,
cuando lo que se pretende es que haya sometimiento ante el terror. Hoy en
Barcelona se ha querido escenificar un ambiente de armonía y de tolerancia. De
tolerancia hacia aquellos que asesinan, el terrorismo islamista. Las elites
dirigentes nacionalistas catalanas, ayer organizaban un referéndum de independencia, a
lo que desde los poderes del Estado se le contestaba con violencia policial,
una violencia policial realizada contra humildes ciudadanos, no contra las
elites políticas, sin precedentes desde la dictadura militar. Pero hoy han
querido escenificar unión: Todos avanzando juntos, con el rey Felipe VI a la
cabeza, para luego dejar que avance el terrorismo islamista.
Pero no debemos dejar que nos
manipule la policía del pensamiento, y por tanto debemos hacernos dos preguntas:
¿En el año que ha transcurrido, el Gobierno de España ha decidido alguna acción para combatir el terrorismo
islamista? ¿El Gobierno de España ha adoptado alguna medida para evitar que se
pueda producir un nuevo ataque del terrorismo islamista en territorio español? Las
respuestas son claras y sencillas: no y no. Las elites dirigentes españolas, que por
cierto, no son atacadas por el terrorismo islamista, quieren que la sociedad
asuma el terror como un plato irrenunciable, a la vez que se hacen concesiones al terrorismo islamista y los que
lo apoyan. En España no se ha emprendido ninguna acción para combatir el
terrorismo islamista ni ninguna medida para evitar que pueda actuar, todo lo
contrario, un caudal continuo de islamistas, de ciudadanos de religión musulmana
sigue invadiendo España, y por tanto, Europa.
El homenaje de hoy, se ha
organizado con una clara prioridad, dar una imagen de respecto institucional a
la Corona. Olvidando, que el miedo puede
conducir a la obediencia, pero el
respecto hay que ganarlo con la ejemplaridad, y la Casa Real hace tiempo que no
es ejemplar. El exduque de Palma, Inaki
Urdangarin, está en prisión por utilizar la influencia de la Casa Real para
exigir que cargos públicos monárquicos le pagaran comisiones por trabajos que
no realizaba o cuyo coste inflaba. Corinna
Sayn-Wittgenstein, examante del rey Juan Carlos I, acaba de hacer público que
el Rey
Emérito cobro comisiones por contratos de empresarios españoles en el
extranjero, en concreto, por la construcción
del AVE a la Meca. Pero hoy todo se ha olvidado, se ha olvidado el proceso
independentista, se ha olvidado la violencia policial de 1-O, se ha olvidado la
corrupción política que inunda La Monarquía, lo único importante era poder
enviar a imagen de: Todos avanzando juntos, con el rey Felipe VI a la cabeza,
para luego dejar que avance el terrorismo islamista.
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