miércoles, 24 de abril de 2019

SEGUNDO DEBATE 28-A: MÁS AMPLIO, MÁS INTENSO, PERO IGUAL DE INNECESARIO.


La política es una actividad fundamentalmente de equipo. Si un partido político tiene un gran líder, con grandes ideas y un excelente orador, pero luego el resto de sus dirigentes son unos corruptos, unos delincuentes, gente que recurre a su status social para..., ligar, que no hay pocos en España, o gente mal preparada, muy probablemente su gestión se verá condicionada, enturbiada, por las características negativas de su equipo. Además, en España al ser el sistema electoral de listas cerradas y bloqueadas, los ciudadanos solo pueden elegir entre partidos, lo que favorece que los partidos puedan introducir en sus listas a todo tipo de perfiles, personas que tienen por principal actividad asaltar supermercados, líderes de minorías culturales, personas que se dedican al narcotráfico, e incluso gente investigada judicialmente. Ambas circunstancias hacen que para los ciudadanos sea muy importante conocer no solo al candidato a presidente, sino también a su equipo, con quien este se presenta en las diferentes circunscripciones. Los partidos políticos mandando a dos debates seguidos a sus candidatos a presidente, que son los dirigentes más conocidos de los partidos, han perdido una excelente oportunidad para darse a conocer un poco mejor al electorado español mandando a  uno de los debates a dirigentes de menor nivel.

Frente al debate del 22, que fue corto y aburrido, el de ayer ha sido mucho más largo, amplio e intenso. Los candidatos han demostrado que sabían bien la lección, las respectivas lecciones de sus partidos, las cuales han coincidido en pocas cosas. Lecciones, posicionamientos políticos, que no merece la pena repetir, pues ya eran de sobra conocidos por la opinión pública. Amplio, intenso y ameno debate, pero igual de innecesario que el anterior pues no han dicho nada nuevo. Como buenos sofistas  todos los candidatos han argumentado de forma excelente  sus propuestas; unos quieren bajar los impuestos, otros subirlos, pero todos dicen querer mejorar la vida de los ciudadanos. El presidente del PP, Pablo Casado, incluso se ha permitido el lujo de dar libertad a los ciudadanos para que si lo desean voten por otra opción política distinta a la suya. Lógicamente, también han omitido cosas, importantes temas. España es un país en el que se cometen flagrantes violaciones de los derechos humanos; una país en el que ha habido terrorismo de Estado;  una país en el que el sistema sanitario se utiliza para  cometer abusos y de forma sutil torturar; un país en el que la Justicia y la Policía se utilizan como instrumentos represores al servicio de sectores de las elites dirigentes; una país en el que se permite la distribución de alimentos cuya composición no es la correcta, pero esos han sido temas tabúes, tanto para los candidatos como para los periodistas moderadores. En un país así, ¿A quién votar? Evidentemente, a nadie, pues ello quiere decir que, lamentablemente, la democracia no funciona.

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