Ángel Hernández, ha difundido un video en el que recogió como ayudada morir a su esposa, María José, de 61 años de edad y
enferma de esclerosis múltiple desde hace años, suministrándole una dosis de Pentobarbital Sódico, que según
consiguió en Bélgica, país en el que la eutanasia es legal. María José
había manifestado ante los medios de
comunicación desear acabar con su vida. La muerte de
María José, ha sido utiliza propagandísticamente por las asociaciones a favor
de la eutanasia, avivando el debate social y político sobre si la eutanasia
debe ser legalizada y en qué condiciones.
Lo primero que hay que decir sobre este tema, es que
si Hernández no hubiera hecho público
que había ayudado a su mujer a morir no lo hubiéramos conocido. Muerte digna no
es sinónimo de muerte televisada. Este tipo ha utilizado la muerte de su
esposa, con su consentimiento, para realizar propaganda a favor de la eutanasia.
Se está hablando poco del perfil ideológico de este tipejo, el cual pertenecía
a una asociación a favor de la eutanasia, la cual le ayudo a dar difusión mediática al hecho de ayudar a su esposa a morir; seguramente
también tenga vinculaciones políticas. No hay valentía en ayudar a morir a una
persona. El que quiera adelantar su muerte, que lo haga, pero que deje al resto
vivir en paz. La defensa de la vida y la defensa de la muerte, la eutanasia,
son conceptos antagónicos. El sistema
sanitario no está para torturar, como a veces se utiliza en España, ni para adelantar la muerte de nadie sino para
defender la vida y evitar dolor, el
sufrimiento, a los enfermos, dentro de lo cual entra lo que se conoce como
cuidados paliativos. Legalizar la eutanasia es desde todas las perspectivas,
moral, religiosa o legal, una
barbaridad, la justicia no debe entrar en este peligroso terreno de límites
desconocidos, pues los que hoy exigen una cosa, mañana pedirán más.
La eutanasia es algo que viene de antiguo, en un momento de
crisis económica los nazis la defendían como una forma de reducir las cargas
del Estado eliminado a personas que ellos consideraban no útiles, enfermos,
heridos, discapacitados, luego no la aplicaron porque consideraron más rentable
cepillarse a los judíos, el Holocausto, y quedarse así con sus bienes.
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