La Organización
Mundial de la Salud (OMS) ha declarado el pasado jueves la emergencia
internacional por la epidemia causada en China por el coronavirus de Wuhan, la cual todo indica que
va camino de convertirse en una pandemia. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus,
ha dicho que “la alerta no significa que desconfiemos de China: Al contrario,
creemos en la plena capacidad de ese país para combatir la emergencia”. Según la OMS, se declara la
emergencia por la expansión que el virus está teniendo en otros países, y sobre
todo, por el temor a que se puede extender a países con sistemas sanitarios más
débiles.
Lo que está ocurriendo con el coronavirus conduce a
preguntarse ¿En qué siglo vivimos? En una época de elevado desarrollo tecnológico y científico y una gasto
militar mundial sin precedentes, siendo China
el segundo país del mundo con mayor gasto militar, resulta que el mundo está
amenazado por un bichito, por un virus, por un agente biológico, que según las
autoridades chinas desde la ciudad de Wuhan se ha extendido al resto de China y
de ahí a otros países del mundo contagiando a miles de personas, atribuyéndosele
ya la muerte de algunos de los diagnosticados.
¿Qué se sabe sobre el coronavirus? Se sabe mucho y a
la vez nada. Se conoce como se transmite el virus y cuáles son los principales síntomas de una
persona infectada. También se sabe que tratamiento suministrar al enfermo. Pero
se desconoce lo más importante ¿Cómo es que un virus que generalmente únicamente
afecta a animales ha logrado infectar por primera vez a humanos? Sobre ello
solo hay hipótesis. En el 2003, también en
China, un tipo de coronavirus causo una epidemia conocida como Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS por
sus siglas en ingles). La mortalidad a causa del SARS fue de entre el 9% y el
12% para casos diagnosticados, siempre muy inferiores a los reales. En personas
mayores de 65 años dicha tasa fue superior al 50%. Entonces los epidemiólogos dijeron
que creían que la infección pasó de los murciélagos
a un gato de civeta, animal salvaje considerado un manjar en el sur de china. Según
los epidemiólogos, el virus habría mutado dentro del animal logrado la
capacidad de infectar a humanos. Ahora nos cuentan algo parecido. Nos dicen que
la epidemia provocada por el coronavirus de Wuhan ha surgido de comer serpiente
en la que el virus habría mutado.
Si desde el 2003, e incluso desde antes, se sabe que
es muy peligroso comer animales exóticos, animales que se pueden alimentar a su
vez de animales, como el murciélago, que
podrían estar infectados por coronavirus, lo lógico es que las autoridades del régimen
comunista chino, las autoridades del segundo país del mundo que más gasto en
Defensa, hubieran prohibido la comercialización de ese tipo de animales, pero inexplicablemente
no lo han hecho, por lo que debemos recurrir al viejo refrán de “Que los
arboles no dejen ver el bosque”. Que en China hay un epidemia que está
afectando de forma grave a su población no es discutible, pero lo importante, y
sí discutible, es saber, si la epidemia es consecuencia de la mutación del virus por un proceso de una evolución natural o si esta ha sido
provoca con fines políticos o terroristas, es decir, ¿Estamos ante una epidemia
causada por un agente biolgoico o por una arma biológica? Para terminar, decir que
el problema no es únicamente el coronavirus y la enfermedad que pueda causar, sino
la utilización que se pueda hacer de él, y en concreto, la utilización que en España pueda hacer el sistema sanitario para,
suena fuerte pero es así, cometer abusos médicos.
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