lunes, 19 de septiembre de 2022

MULTITUDINARIO, MUNDIAL Y SIMBÓLICO ADIÓS A ISABEL II.

Muchas familias de nuestra época prefieren pasar el mal trago que representa la muerte de un ser querido lo antes posible, y a seguir viviendo, honrando su recuerdo pero mirando hacia delante. En cambio, a la reina Isabel II se le dará sepultura 11 días después de su muerte, tras un largo velatorio en el que se han celebrado diferentes actos religiosos, estableciéndose su  capilla ardiente en  Abadía de Westminster para que todos los ciudadanos que lo desearan pudieran pasar a honrarla y despedirla y celebrándose hoy un funeral de Estado, al que está previsto que acudan 2000 invitados, representación de las familias más poderosas del mundo, de casas reales o que ostentan un elevado cargo político.  Es evidente que el funeral la reina Isabel II se ha convertido en un  espectáculo mediático con el que escenificar una demostración de poder de la monarquía británica, la Casa de Windsor. Reino Unido está transmitiendo la imagen de un país anclado en otro siglo, en un pasado muy lejano, transmitiendo la idea de lo que somos lo debemos a lo que hemos sido, sentimiento que por una u otra razón no se da en otras modernas democracias occidentales.


La monarquía es una institución anacrónica, incompatible con un sistema de gobierno democrático, que se basa en principios como el de igualdad, de tal forma que el estatus social  de una persona debe venir definido por sus méritos, por aquello que haya podido lograr de acuerdo a su esfuerzo y circunstancias personales,  y no por su origen. A pesar de ello, hay monarquías, como la Casa de Windsor que han logrado sobrevivir, mantener el poder conviviendo con un sistema político democrático, apoyándose  para ello el concepto de monarquía parlamentaria. Nadie duda de los valores y principios democráticos de la sociedad británica, muchos británicos murieron por defenderlos luchando en Europa continental contra el nazismo y el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, pero ello no quita que ante el espectáculo mediático que se ha organizado surjan dos importantes preguntas ¿Todos estos actos se han organizado para honrar a la figura de la reina  Isabel II o a la institución de la monarquía británica? y ¿Qué porcentaje de la moderna sociedad británica piensa que lo que hoy son se lo deben a su pasado, es decir, a la monarquía? Dos preguntas de respuestas desconocidas, pues aunque algunas encuestas puedan arrojar alguna luz sobre ellas, todos sabemos que muchos ciudadanos por obligación, conveniencia o temor suelen arrimarse al sol que más caliente, es decir, a los que tienen el poder.   

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