viernes, 18 de agosto de 2017

ATAQUE ISLAMISTA EN BARCELONA CAUSA 13 MUERTOS Y DECENAS DE HERIDOS.

Lamentablemente, vivimos una época en la que la misma historia se repite una y otra y otra vez en diferentes ciudades occidentales. Esta vez ha sido en Barcelona. El terrorismo islamista ha vuelto a atacar. Un ciudadano cuya identidad todavía se desconoce ha atropellado con una furgoneta a una multitud en La Rambla, causando 13 muertos y decenas de  heridos, dándose luego a la fuga. El ataque ha sido reivindicado por el Estado Islámico. La Policía ha dicho que ha puesto en marcha una operación para evitar que el ejecutor material pueda salir de la zona donde se produjeron los hechos.

España se encuentra desde hace tiempo en el  nivel 4 de alerta contraterrorista. Lo ocurrido en  Barcelona pone de relieva que dicho nivel de alerta, el cual  además de ser muy molesto para los ciudadanos es muy costoso,  solo sirve para aparentar. Solo sirve para que el Gobierno de España pueda transmitir a la opinión pública que está haciendo algo para evitar ataques del terrorismo islamista. Bueno, y también par que muchos de los miembros de la lucha antiterrorista cobren mas aunque su trabajo no de ningún fruto. Lo único bueno que tiene que sea la misma historia es que no requiere ni siquiera un mínimo análisis, lo único importante que ha cambiado respecto a ataques terroristas islamistas anteriores es el nombre de las víctimas. Indefensas víctimas, ciudadanos civiles no combatientes, seguramente todos ellos  sin responsabilidades políticas de importancia,  que paseaban tranquilamente por una calle. Ha sido un ataque indiscriminado, realizado contra indefensos ciudadanos que no tenían ninguna relación con el atacante. Este, el conductor de la furgoneta, fue a su encuentro para asesinarlos vilmente.  

Como siempre,  importantes dirigentes  políticos españoles y representativos líderes de opinión hoy  han emitido el mismo discurso que otras ocasiones en las que ha habido atentados. Un discurso  de condena de lo ocurrido y de unión contra el terrorismo islamista, pero cuando se habla de adoptar medidas para combatirlo, muchos de ellos dicen no, medidas para combatirlo no. Quiero con ello decir, que el terrorismo islamista actúa en nuestra sociedad no porque sea una amenaza global, como si estuviéramos hablando del cambio climático, sino porque cuenta con apoyos y cómplices en las sociedades donde actúa, por ejemplo, en España. España es un país en el que hay lo que se conoce como violencia y terrorismo de Estado, por ejemplo, el asunto del 11-M. Y por tanto poco podemos esperar que den a conocer las fuentes oficiales sobre lo ocurrido en Barcelona, estas tienen una muy baja fiabilidad. Pero hay algo claro, los terroristas los ha puesto el Mundo islámico, aunque no sabemos quién ha puesto los muertos. Las victimas tendrán vínculos familiares, o como mínimo  políticos, religiosos, o simples amigos, dentro o fuera de España, los cuales se supone exigirán que se esclarezca este asunto y que se adopten medidas contra sus responsables.

Vivimos una época que se caracteriza, en mi opinión, por una elevada permisividad estatal con el crimen organizado, el terrorismo islamista y la violencia en general, a la vez que se incrementa y endurece la represión judicial y policial contra humildes y honrados ciudadanos, limitando sus libertades y derechos. Lógicamente ello no ocurre solo en España, en tal caso España sería un país aislado internacionalmente, sino que  es una moda ideológica que se está dando en numerosos países occidentales. El crimen organizado y el narcotráfico están creciendo y haciéndose fuertes en numerosos países occidentales. España es una de las principales entradas de droga en Europa. Cito lo del crimen organizado, y en concreto el narcotráfico,  porque hay claros y conocidos vínculos entre sectores del  crimen organizado internacional y el terrorismo islamista.  El atentado de Barcelona es otro claro ejemplo. Colectivos de ciudadanos islamistas que viven en España representan una amenaza terrorista potencial, a pesar de ello se mueven con total libertad, amenazando a quien desean, contando con complicidades y apoyos desde los poderes del Estado. Da la impresión de que sectores de las elites dirigentes que gobiernan en nuestra época desean que los  sectores humildes de la sociedad, sin responsabilidades políticas de ningún tipo,  vivan en un ambiente de terror provocado por el terrorismo islamista. Desde el Estado no se combate el terrorismo islamista, sino que se apoya. No hay disuasión, no se actúa contra los sectores islamistas que amenazan nuestra sociedad, por ejemplo expulsándolos del país,  sino que se permite que crezcan favoreciendo la inmigración de origen islámico.

Como bien es conocido, el atentado de Barcelona se ha producido en un momento político complicado en Cataluña. Ello puede provocar que sea tomado como justificación para adoptar decisiones de naturaleza política. La Jefatura del Estado, o sea, el Rey, podría utilizarlo como justificación para desplegar militares  en Cataluña e incrementar los efectivos policiales, con vistas a realizar una demostración de poder. De igual forma, las elites independentistas también pueden utilizarlo como justificación para anular la realización del referéndum secesionista. Ocurra lo que ocurra en Cataluña en las próximas semanas hay algo ya  indiscutible, que acompañara a la sociedad catalana para el resto de su historia: Indefensos e inocentes ciudadanos han sido asesinados por el terrorismo islamista.

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