A petición de la oposición, liderada por el PSOE, el presidente
Mariano Rajoy ha comparecido hoy para dar explicaciones de por qué no asume
responsabilidades políticas por el asunto Gürtel, es decir, por la corrupción que
se ha dado, y nada da a entender que no siga existiendo, en el seno del PP. La opinión pública española, gracias a las
informaciones difundidas por los medios de comunicación, sabe que el Partido Popular es un partido corrupto que
da cobertura a organizaciones criminales que se dedican a blanquear dinero del
crimen organizado internacional. Tan corrupto, que carente de los mas mínimos escrúpulos, ha contribuido a la creación
y crecimiento de Podemos, un actor político
del comunismo internacional en España. Y por tanto la petición de la
comparecencia del presidente Rajoy para hablar de la corrupción en su partido
ha sido totalmente absurda. Comparecencia, que como ocurrió con la pasada moción
de censura, Rajoy ha aprovechado para salir fortalecido, recordando incluso el
asunto del GAL para atacar a la actual portavoz del PSOE, Margarita Robles.
Es cierto que en España las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado y la Justicia, como todo en
el país, están muy politizadas, y por
tanto la corrupción política afecta de forma directa e importante a su
funcionamiento, y por consiguiente, a la lucha contra el terrorismo islamista.
Aún así, a pocos días de que el terrorismo islamista haya asesinado a 16
personas en ataques que han tenido lugar, según la Policía, en Barcelona y Cambrils,
un Pleno para hablar sobre la corrupción que se ha producido dentro del PP hace
años no parece el asunto ni más urgente ni más importante. Hay temas más
urgentes e importantes. Pero parece ser que al actual PSOE no le interesa
hablar de terrorismo de Estado, ni del terrorismo islamista, ni siquiera de la reunión
del líder de Podemos, Pablo Iglesias, con dirigentes políticos catalanes en la
casa de un millonario oligarca con vínculos con el comunismo internacional,
Jaume Roures, algo que afecta a la Seguridad Nacional de forma mucho más
importante que la corrupción política, por muy elevada que esta sea en el PP. Hoy,
tanto la Oposición como el Gobierno han
manifestado estar más preocupados por la corrupción que por el terrorismo
islamista. El PP buscando defenderse, el resto de fuerzas intentando utilizarla
para desgastar al Gobierno.
En mi modesta opinión de humilde ciudadano, hubiera sido
mucho más útil que el principal partido de la oposición, el PSOE, hubiera
pedido primero la comparecencia del director de CNI ante la Comisión de
Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados, y luego, una vez informado
sobre la amenaza del terrorismo islamista, sobre sus reivindicaciones, sobre que actores nacionales e internacionales
la apoyan, pedir la comparecencia del presidente del Gobierno, Marinao Rajoy, para
que explique públicamente que medidas está adoptando para combatirlo, si es que
está adoptando alguna además de la de implicar en ella a las corruptas policías
locales. Pero parece ser que combatir la amenaza que representa el terrorismo
islamista no es una prioridad, ni de la oposición ni del Gobierno. Rajoy se ha
referido hoy al terrorismo como si fuera un ente abstracto, evitando calificarlo de islamista. ¿Por qué será? Tal
vez sea, como han dado a conocer algunos medios de comunicación al hablar del
11-M, porque el terrorismo islamista es la herramienta que utilizan sectores de
las elites dirigentes españolas para realizar lo que se conoce como terrorismo
de Estado.
En el pleno celebrado esta mañana han quedado cuatro cosas muy claras. Uno, la democracia
española es una democracia muy imperfecta. La Monarquía, gracias al poder que
ejerce sobre instituciones como son el Poder Judicial y el Ejército, imponiendo determinados principios monárquicos,
impide el pleno desarrollo democrático de España. Ello
hace que haya partidos políticos obsesionados con ganar el poder fuera de las
urnas, recurriendo, entre otras cosas, al Poder Judicial y al desgaste parlamentario.
Dos, el actual PSOE no es el que dirigió la época de esplendor económico y
desarrollo que tuvo lugar en España del 82 al 96, es otro PSOE, con otros interés,
con otros valores e ideas, liderado por el minoritario sector socialista
partidario de unirse a Podemos. Pedro Sánchez debería hacerle un favor a la sociedad
española y dejar la política, pues imponiendo sus posicionamientos al frente
del PSOE, posicionamientos motivados por sus ansias de poder, solo va a
provocar más desunión en el socialismo español y caos político. Tres, en España
hay muchos actores políticos que tienen más
apoyo fuera las fronteras que dentro. Cuatro, el secretario general de Podemos, es el chico
de las preguntas del comunismo internacional en España. Seis no Iglesias,
siete, o tal vez mañana ocho. Vaya, tal vez fue lo que le transmitió Roures en
la reunión política que tuvo lugar en su casa el pasado sábado.
Es evidente que en las elites dirigentes españolas se ha producido un negativo relevo
generacional. Surgiendo unas nuevas elites, además de mediocres, obsesionadas
con comer colas. Es de lo que se desprende de sus discursos. Del discurso de
personajes como el portavoz de Rafael Hernando, o del propio Rajoy, lo que
evidencia la influencia de sectores más jóvenes sobre el partido que hoy
gobierna España, el PP; o de personajes como Iglesias o el ausenté en el
Congreso, pero influyente, Sánchez. Un Sánchez, que como si adivinara que se iba a producir un
pleno sobre la corrupción en el PP ha colocado como portavoz a una exmagistrada
del Tribunal Supremo, Margarita Robles. Obsesión por comer colas que afecta
incluso a la Jefatura del Estado. El pasado sábado se juntaron todos para
escenificar, metafóricamente hablando, la ocupación de la Plaza de Cataluña.
Fascistas, islamistas y comunistas, acompañados del rey Felipe VI, se juntaron para ocupar la Plaza de Cataluña.
Tal vez tenían razón algunos manifestantes que gritaba ¡Fuera, Fuera ¡España es
un país con un gran número de actores políticos que reciben apoyo exterior y
que tienen por ello más intereses fuera que dentro de nuestras fronteras, y por
ello, tal vez sea fuera donde se deba hablar, en Corea del Norte, en Irán, o en
Venezuela, o tal vez, no y haya que hablar aquí, en Cataluña, en la Cataluña de
Roures, no sobre colas sino sobre cabezas.
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