Debo de reconocer que como europeo el terror provocado por el terrorismo islamista
en Occidente me preocupa y me provoca miedo. Me preocupa y me provoca miedo, no
por la crueldad de las acciones que realiza el terrorismo islamista, ni por los
mensajes amenazantes que difunden, sino por el comportamiento que frente a él están
adoptando las elites gobernantes en la mayoría
de los países occidentales, por ejemplo en España. Adoptando políticas que
favorecen que se realicen acciones violentas, atentados, contra indefensos
ciudadanos y se genere terror. Políticas que en muchos casos incluso se pueden
considerar de complicidad con dichos grupos, como por ejemplo, a la hora de
permitir que los medios de comunicación difundan videos, imágenes y mensajes destinados
no a informar sino únicamente a provocar terror entre los ciudadanos
occidentales.
En relación con lo anterior, hoy se han producido dos hechos.
Uno con carga humorística, el lanzamiento de una edición extraordinaria del
semanario Charlie Hebdo. Otro, alarmante, la difusión de un video, a través del cual un tipo que dice llamarse
Ali al Anesi reivindica el atentado del 7-E en Paris, y aprovecha, además, para enviar un mensaje amenazante contra toda
la comunidad internacional occidental.
La revista Charlie Hebdo, solo una semana después de
haber sufrido un atentado en su sede, el cual causó la muerte a 8 de sus
trabajadores, se ha apresurado en publicar una nueva edición. Desconozco que ha
motivado tanta prisa, tal vez han querido con ello realizar un homenaje a los
compañeros que han sido silenciados, privados del derecho a la libertad de expresión,
de la forma más cruel e injusta posible, asesinándoles. O tal vez lo han hecho
como una forma de enviar un mensaje de valentía en el ambiente de terror
generado en Paris por el terrorismo islamista. O tal vez, han querido únicamente
aprovechar la coyuntura para incrementar las ventas.
La nueva edición de la revista Charlie Hebdo vuelve a
utilizar la figura de Mahoma de forma burlesca, su contendido además de
parecerme como publicaciones anteriores de mal gusto, lo considero inadecuado
por ser muy confuso en un momento en el que los mensajes deben ser, ante todo,
claros. Sean cuales hayan sido las motivaciones de los redactores de Charlie Hebdo
para publicar una nueva edición tan rápido, teniendo en cuenta que todavía no se han tomado medidas, ni a nivel francés ni
de la UE, para combatir el terrorismo y la violencia generada por grupos islamistas,
su publicación me parece una provocación inoportuna. Además, con una portada en
la que dice “Todo está perdonado” es difícil saber cuál era el objetivo de los
redactores del Charlie Hebdo con el lanzamiento tan rápido de esta edición extraordinaria:
¿Están proponiendo acaso la capitulación de Francia frente a la violencia
islamista?
De igual forma me cuesta entender que ha podido despertar
en ciudadanos de una sociedad como la europea tanto interés por comprar la edición
extraordinaria del Charlie Hebdo, ¿Ha sido simple morbo? ¿Querían los
ciudadanos premiar lo que consideran un
acto de valentía de los redactores del semanario Charlie Hebdo? ¿Lo han hecho
simplemente por el contenido? Personalmente, debo de reconocer que las
caricaturas de personajes religiosos no me ponen. Claro que soy un poco raro,
me ponen otras cosas, por ejemplo, ver imágenes de aviones americanos B-52
sobrevolando algún país del Mundo islámico.
El segundo hecho, la difusión de un video a través del
cual Ali al Anesi, que dice ser el que manda la fracción de Al Qaeda en Yemen, reivindica
el atentado cometido el 7-E contra la revista Charlie Hebdo, de confirmarse, echa por tierra, desacredita, mucho de lo
difundido de forma oficial hasta ahora,
pues según el mensaje transmitido en el video los hermanos Kouachi no actuaron por iniciativa propia sino porque se lo
ordenaron, en concreto la fracción yemení
de Al Qaeda. Yemen es un país que como quien dice me cuesta situarlo en el mapa,
no sé si Ali al Anesi ha estado alguna vez en París, pero el odio y el deseo de
venganza que manifiesta con su mensaje hacia una sociedad que está a miles de
millas de su tierra, de donde tiene sus intereses, de donde tiene su familia, es sin lugar a dudas propio de una persona
enferma, y por ello alarmante, pues da a entender en el video que si no se
lo impiden tiene la intención de ordenar actuar, atentar, a su gente contra la sociedad
occidental, con el único fin de causar daño y dolor, es decir, de generar
terror.
Es cierto que en Europa ha habido otros terrorismos, algunos de
ellos todavía latentes, pero ninguno como el terrorismo islamista. Terrorismos que
siempre han sido locales, de ámbito territorial nacional, que de forma acertada
o no, luchaban por objetivos concretos, luchaban por libertades y derechos para
el sector social al que pertenecían. El terrorismo islamista es algo distinto, es
un enemigo exterior, que actúa, atenta, en territorios muy lejos del suyo, de forma indiscriminada, siempre contra los más
indefensos, contra los eslabones más débiles de la sociedad occidental,
ciudadanos civiles, sin responsabilidad en las decisiones políticas, no
combatientes, desarmados, con el único fin
de provocar terror para lograr unas reivindicaciones que las elites dirigentes occidentales
ocultan a la opinión pública.
La forma como algunos medios de comunicación han tratado
el atentado contra el semanario Charlie Hebdo, así como los discursos de
algunos dirigentes políticos de países de la UE, buscando justificar el
comportamiento de los autores del atentado en cosas como la crisis económica,
la falta de integración, la época del colonialismo europeo, la invasión de
Irak, etc., oponiéndose en relevantes instituciones,
como por ejemplo, el Parlamento Europeo, a adoptar medidas duras y necesarias contra las
redes del terrorismo islamista y los sectores de la sociedad europea que lo
apoyan, evidencia que la UE sufre un
proceso de descomposición política y social provocado por el hecho de que hay
sectores de las elites dirigentes
europeas que por intereses o razones ideológicas han perdido su identidad, identificándose
más con el enemigo, con el terrorismo islamista, que con los sectores de la
sociedad europea que son objeto de sus atentados y actuaciones violentas.
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