Hoy, con
ocasión de la celebración del día de la Constitución, la presidenta del
Congreso de los Diputados, Ana Pastor, ha pronunciado un bello discurso,
diciendo lo que en estos casos se suele decir, diciendo lo que se esperaba que
dijera, discurso que da a entender que seguramente es aficionada a leer
discursos que otros políticos han hecho a lo largo de la historia en actos de
similares características. Un discurso bello, pero a la vez hipócrita, que no
refleja su pensamiento, y que oculta la realidad de España.
Todos
sabemos lo que supuso la aprobación de la Constitución de 1978. Todos conocemos
la evolución que ha tendido España en lo que llevamos de democracia.
Todos sabemos que nunca antes a los ciudadanos españoles se les habían
reconocido en la Constitución tal volumen de derechos y libertades. La
Constitución de 1978 es aceptable, excepto por el Titulo II, similar a las que
tienen grandes democracias occidentales. El problema no es el contenido de la
Constitución, sino que las elites dirigentes españolas, cuya cara visible es la
casta política, entre ellos, esos que hoy celebraban en el Congreso el día de
la Constitución, no respectan su contenido. El problema es que durante lo que
llevamos de democracia el contenido de la constitución no se ha respectado,
siendo España un país en el que se han producido y se producen sistemáticas e
impunes violaciones de los derechos humanos. Siendo España un país en el que el
denominado Estado de Derecho esta anulado, siendo el Poder Judicial un
instrumento represor al servicio de sectores de las elites dirigentes para
defender sus derechos e intereses, lo cual favorece que en España se produzcan
detenciones y encarcelamientos ilegales con fines represivos. El problema es
que en España ha habido importantes casos de terrorismo de Estado, como forma
de hacer demostraciones de poder sectores de las elites dirigentes. El problema
es que en España si no tienes equipo, si no perteneces a uno de los grupos que
integran la casta política, te privan de derechos. ¿Hay o no hay equipo?
Debo de
reconocer que comparto con la presidenta, Ana Pastor, que la altura de miras y
la prudencia son cualidades positivas no solo de los dirigentes políticos, sino
de cualquier ciudadano. Ana Pastor ha llamado a la prudencia frente al urgente
deseo que tienen algunas fuerzas políticas por reformar la Constitución. Y
tiene razón, ella sabe, como sabe la opinión pública, como sabe el conjunto de
los ciudadanos españoles, que cuando se habla de reforma constitucional de lo
que realmente muchos están hablando es de debatir sobre la forma de Estado,
monarquía o república, y llevar el asunto a las urnas. Algo que conociendo la
historia de España, puede dar lugar a una situación no deseada, principalmente,
para aquellos que hoy están cómodamente perteneciendo a la casta política,
contando con la aprobación, respaldo y respecto de la Monarquía,
como es el caso de Ana Pastor.
Debo de reconocer, también, que no es Ana Pastor la
única dirigente hipócrita de la política española, hay muchos más. Muchos
dirigentes políticos critican el comportamiento de Podemos, critican su forma
de gobernar en grandes ayuntamientos de España, Madrid, Barcelona, Zaragoza, La
Coruña, Santiago, Ferrol, Cádiz, etc. Pero a la vez tales hipócritas
saben lo mismo que sabe una gran mayoría de la opinión pública, no solo
española. Saben que Podemos, partido de ideología comunista, ha entrado en la
vida política española apoyado por corruptos sectores de la derecha española
afines al PP, seguramente entre ellos este Ana Pastor y su familia política. Y
saben, por recordar también al otro lado, que Podemos gobierna en dichos
ayuntamientos gracias al apoyo de un decadente y dividido PSOE. Pero claro, para
hipocresía la del ex JEMAD, Julio Rodríguez, que ayer mandaba las Fuerzas
Armadas Españolas, siendo su más alto mando ante la NATO, y hoy ha acudido al
acto siendo dirigente de un partido que pertenece a la órbita del comunismo
internacional, anti NATO, y que ha estado financiado por países tan
representativos de la esfera internacional como es Irán. ¿Qué pensara la NATO
de todo esto, de este claro caso de traición? Tal vez, que hay que cerrar.
Hipocresía, hipocresía es lo que hoy se respiraba en el Congreso de los
diputados con ocasión del 38 aniversarios de la Constitución.
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