La nefasta gestión de la Administración Obama, la cual
pasara a la historia por cosas como haber provocado con sus políticas que Estados
Unidos perdiera prestigio e influencia exterior, y a nivel nacional por haber favorecido cosas como un desorbitado incremento de la
deuda pública y el incremento del consumo de drogas. Incremento que está muy
relacionado con políticas permisivas hacia el narcotráfico, provocando que hoy
el consumo de drogas y la violencia e inseguridad que genera el narcotráfico se
hayan convertido en dos graves problemas
en los Estados Unidos, hacían presagiar el total descalabro del Partido Demócrata
en las elecciones a la Casa Blanca del
2016, y por tanto, una victoria del Partido Republicano, fuese cual fuera su
candidato. Lo que era inimaginable es que el Partido Republicano, el partido de
personajes como Truman, Eisenhower, McCarthy, o Reagan, fuera a situar al frente de la primera
potencia militar de lo que se conoce como Occidente, o sea, la NATO, a un
personaje, Donald Trump, cuyo equipo,
familia y el mismo, tienen extrañas relaciones con el comunismo internacional,
y en concreto, con parte de su cara visible, millonarios oligarcas rusos.
El presidente Trump gano las elecciones, principalmente,
gracias a un discurso simple, basado en tres
reivindicaciones mayoritariamente defendidas en los Estados Unidos: Mayor
seguridad, limitación de la entrada de inmigración,
y menos libre comercio. Tres propuestas que defendió con un lenguaje políticamente
incorrecto logrando así convertirse en el candidato a presidente del Partido
Republicano. Pero seis meses después de haber tomado posesión de su cargo, el
presidente Trump esta decepcionando. Trump no ha sabido aclarar en qué consistían
y consisten sus relaciones, las de su
familia y numerosos e importantes miembros de su equipo con millonarios oligarcas rusos, si estas eran
y son puramente empresariales o si hay algo más. Hasta el punto de que dichas
relaciones están siendo investigadas por diferentes instituciones americanas,
dando a conocer dichas instituciones, agencias de inteligencia, y el propio
Congreso de los Estados Unidos, que no
tienen confianza en el hombre que está al mando, el presidente Trump. Lo que está
provocando que Trump no cuente con el suficiente apoyo del Congreso para
aplicar muchas medidas, como por ejemplo la reforma sanitaria. Además, recientemente
el Congreso de los Estados Unidos ha aprobado un nuevo paquete de sanciones a
la Federación Rusa, incluyendo a este país en el mismo grupo que Irán y Corea
del Norte. De esta forma Rusia pasa a estar dentro de lo que el expresidente
George W. Busch había calificado como el Eje del Mal. Medida adoptada por el
Congreso, principalmente, para que Trump no puede tener un política prorrusa, o
sea procomunista.
Trump está decepcionado. No ha sabido escoger su equipo, además de estar enfrentados entre
ellos, algunos de ellos han tendido no convenientes, y todavía por aclarar,
relaciones con millonarios oligarcas comunistas rusos. Además, Trump está demostrando
tener poco estilo al permitir que miembros de su familia, por ejemplo, su hija
y asesora, Invanka Trump, hagan negocios
personales desde la Casa Blanca. Su último error, indiscutiblemente, ha sido
nombrar como nuevo director de Comunicación
de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci. Un dóberman de ascendencia italiana que
desde que ha tomado posesión del cargo no ha dejado de emitir exabruptos contra
miembros de su mismo equipo. Y el cual, conociendo su historial, muy probablemente
también tenga extrañas relaciones con millonarios oligarcas comunistas.
Estados Unidos es un país con una enorme separación de
poderes, como ha demostrado el Congreso al introducir, en contra de la opinión del
presidente Trump, a Rusia en el Eje del
Mal, en un nuevo paquete de sanciones junto a Irán y Corea del Norte. Aun así,
es evidente, que no es bueno que la primera potencia militar occidental este
dirigida por una persona sobre la que caen sospechas de sus relaciones directas
o a través de personas que disfrutan de su apoyo con el comunismo
internacional. El presidente Trump debería aclarar urgentemente a qué lado esta
del invisible muro que todavía separa cosas como el Eje del Mal, el comunismo
de nuestra época o también mal llamado poscomunismo, etc., del mundo libre
occidental, o el Congreso americano exigir
que se aclare. Proceso de aclaración que también sería conveniente que hicieran
muchos dirigentes de nuestra confusa ideológicamente Unión Europea.
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