Transcurridos ya 40 años, la democracia española comienza a
tener un problema grave, el de carecer de ídolos, no tiene figuras políticas
que la sociedad de forma colectiva desee homenajear. Todos aquellos que han
gobernado durante lo que llevamos de democracia, por muchos que hayan sido sus
logros, al final siempre han quedado salpicados por alguna conducta que pone
toda su gestión en entredicho. Ello está provocando que el vigésimo aniversario
del suceso de la dramática muerte de Miguel Ángel Blanco, ejecutado por la
organización terrorista ETA, este siendo
utilizado para realizar propaganda con fines políticos. Las elites dirigentes
españolas en vez de fomentar la reconciliación y la justica entre españoles
tienen tendencia a cultivar la cultura de la venganza. En este sentido recordar
la dramática muerte de Blanco es un condimento idóneo para mantener viva la
llama del odio con la que alimentar dicha cultura de la venganza. Además,
sectores de la política española, en concreto del Partido Popular, lo están
utilizando para enviar a la sociedad
española el falaz mensaje de “Que
demócratas somos porque asesinaron a un concejal de los nuestros”.
Las elites dirigentes españolas, en mi modesta opinión,
tienen la enfermiza obsesión de remover el pasado, recordando hechos que no son
políticamente merecedores de ser recordados. Remover el pasado,
reescribiéndolo, tergiversándolo u
omitiendo datos importantes para manipular a las nuevas generaciones que
no los han vivido. Blanco fue una víctima de las circunstancias. Blanco fue una víctima del conflicto armado
vasco. Blanco fue una víctima del conflicto armado vasco como también lo fueron
Lasa y Zabala, ejecutados por el terrorismo de Estado, aunque estos
últimos no tuvieron la misma suerte que
Blanco, pues fueron torturados antes de ser asesinados, y posteriormente enterrados en cal viva.
Blanco, es recordado como símbolo de la grandeza de la democracia española, por
los mismos sectores políticos españoles que son responsables directos o
indirectos, por acción u omisión, de las muertes de Lasa y Zabala. Frente a un símbolo, el de Blanco, en la sociedad
española se producen numerosos hechos, como el de Lasa y Zabala, violaciones de
los derechos humanos, terrorismo de Estado, como el 11-M, etc., que ponen calificativo a aquellos que
gobiernan España, y precisamente no es
el de demócratas, sino el de fascistas.
Después de 40 años España se ha convertido en una democracia
ideológicamente fascista, en la que sutilmente se cometen todo tipo de
violaciones de los Derechos Humanos, con total impunidad y la máxima
complicidad por parte de los poderes y las instituciones del Estado.
El ex presidente José María Aznar en una entrevista en el
periódico ABC ha dicho “Si los jóvenes
de hoy de 20 o 25 años quieren entender qué es la libertad y qué es luchar por
la libertad, que vean a Ortega Lara y a Miguel Ángel Blanco”. Un claro ejemplo
de lo anterior, no tienen ídolos ni argumentos con los que motivar a sus
jóvenes militantes. Y entonces, utilizan a Blanco como un mártir para crear
el falaz argumento de “Que grandes somos
porque han matado a uno de los nuestros”. Que sabrá Aznar de libertad, si Aznar
representa los sectores más retrógrados y fascistas de la sociedad española.
Que sabrá Aznar de libertad si sus dos mandatos representan la época más oscura
de la democracia española. Época en la que en España se cometieron de forma
sutil numerosos abusos ordenados desde el Estado. Que sabrá Aznar de libertad
si su segundo mandato acabo con la matanza
terrorista más grande de la historia de
Europa, el 11-M, siendo un caso de terrorismo de Estado.
Lógicamente, Aznar no recuerda con tanto
ímpetu a las víctimas del 11-M, ni genera el mismo odio hacia sus responsables
que el que genera contra los miembros de ETA, contra ETA pide venganza, contra
el terrorismo islamista, cómplice del terrorismo Estado, pide olvido. Que sabrá Aznar de libertad si a pesar de que
ya había negociado a nivel internacional el final de la lucha armada de ETA, y
conocedor como era de que el 11-M se trataba de un caso de terrorismo de
Estado, intento cargarle el mochuelo a
ETA, ¿Para qué? Querría tal vez
provocar una intervención de las Fuerzas Armadas Españolas en el País Vasco.
Que sabrá Aznar de libertad, si ha contribuido a que Podemos, una herramienta
del comunismo internacional, entrara en el mapa político español convirtiéndose
en tercera fuerza política. Aznar sabe poco de libertad y de justicia, y mucho
de fascismo, de la cultura de la venganza y de terrorismo de Estado. Aznar sabe
poco de libertad y mucho de ataques por sorpresa al más puro estilo nazi, lo
que hace temer que el PP y Podemos puedan estar ya cocinando un nuevo ataque para poner final al segundo
mandato del presidente Rajoy, y la diputada Irene Montero señalándolo con su
rotulador rojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario