Después de oír la comparecencias del presidente Sánchez y
las de los dos partidos de la oposición
con mayor representación en el Congreso de los Diputado, en el debate
que tiene lugar hoy sobre el último Consejo Europeo y sobre la conveniencia o
no de vender armas a Arabia Saudí, uno llega a una clara conclusión: España
tiene un grave problema, su clase política. El presidente del Gobierno, Pedro
Sánchez, ha vuelto a poner de manifiesto hoy que es un político sin criterio,
contradictorio, que baila al ritmo de la música de puntuales intereses
políticos. Enfrente, un PP representado por un líder político, Pablo
Casado, con un claro estilo dóberman,
propio de otras épocas de España en las que la intensidad del discurso
importaba más de lo que uno tenía que decir. Y luego está Pablo Iglesias líder
de la representación del comunismo internacional en España, Podemos, el cual
carece de pensamiento político propio, y adopta el que determinan en cada
momento desde Moscú y su esfera de influencia. Visto lo visto,
creo que el pueblo español va a echar de menos, como mínimo hasta las próximas
elecciones generales, seguramente más, al expresidente Rajoy, con un discurso
que uno podía compartir o no, pero siempre brillante, elegante y sobre todo moderado.
El presidente Sánchez ha manifestado estar preocupado por
el Brexit, algo que era de esperar que ocurriera a medida que se acerca la
fecha definitiva. Aunque Sánchez vaticina que el Brexit será muy malo para los
británicos, está claro que sus consecuencias no van a ser buenas para la Unión
Europea. Los equilibrios de poder cambiaran, y ello hará todavía más
difícil la toma de decisiones y llegar
a consensos sobre temas importantes,
como por ejemplo, el de la conveniencia o no de que la UE venda armas a Arabia
Saudí.
En el tema de la inmigración, con su típico estilo contradictorio, Sánchez se
declara a favor de fortalecer las fronteras, posición mayoritaria en el seno de
la UE, a la vez que defiende que hay que dar acogida a los inmigrantes, bien
sean estos económicos o por razones políticas. Y ha vuelto a repetir lo de
siempre: Hay que actuar en los Estados de origen, impulsando el desarrollo, eso
sí, no ha dicho quién lo va a pagar. Hay que combatir las redes ilegales de
tráfico de personas. Y también se declara a favor de pagar a gobiernos de
terceros Estados, como el de Marruecos, para que impidan la salida de
inmigración hacia la UE, en este caso hacia territorio español. Sánchez ignora
que esta constatado que cuando mas se desarrolla un país de origen de inmigración hacia la UE, mayor es la
inmigración que sale de ese país.
Sánchez se ha declarado a favor de intensificar la
seguridad interior de la UE, contra ciertas amenazas y riesgos detectados, como
el ciberterrorismo, pero como siempre omite, lo fundamental, identificar y definir quien causa esas
amenazas y riesgos. Algo importante, identificar las amenazas, pues hasta hace
poco en España una de las principales amenazas era alguien que cobraba del
Ministerio de Interior, el excomisario Villarejo, el cual se dedicaba a espiar
a cargos públicos y ciudadanos en general para luego someterlos a chantaje.
En su comparecencia, respecto a la UE, el presidente Sánchez ha dejado claro dos
cosas. Uno, su posición europeísta. Y dos, que la actual UE no es otra cosa que
un suceder de diferentes cumbres en las que no se acuerda nada importante
y que perdure en el tiempo. La
desafección hacia la UE aumenta en la ciudadanía europea y Sánchez cree que
ello se puede subsanar con políticas sociales. Lógicamente, Sánchez obvia que
en muchos Estados europeos esas políticas sociales ya existen, y el
euroescepticismo es debido al rechazo de los ciudadanos a políticas que se
imponen desde Bruselas, como por ejemplo, la de puertas abiertas a la
inmigración, o una política de importaciones que está contribuyendo a destruir
la industria de los Estados miembros.
En cuanto a la venta de armas a Arabia Saudí, Sánchez,
demostrando una total falta de criterio, se ha declarado a favor de mantener
los contratos ya firmados, intentando justificarse bajo el paraguas de la
responsabilidad de Estado, en que quiere defender la industria nacional. Como
en otros muchos temas, Sánchez, en este,
tampoco tiene criterio, se declara a favor de la defensa de los Derechos
Humanos en el mundo, pero en este caso considera que se debe dejar aparcada,
para defender los intereses de la industria naval de Cádiz.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha
coincidido con Sánchez en la política migratoria, favorable a permitir la
entrada de más inmigración sin ningún tipo de control. Y ha solicitado al
Gobierno el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros. En cuanto a
la venta de armas, Iglesias, considera que se debe poner fin a la venta de
armas al Gobierno saudí, y revocar los contratos firmados. Para evitar el
impacto sobre el empleo que ello supondría para los astilleros, propone que el
Gobierno apoye económicamente a Navantia. Iglesias y Sánchez coinciden en una
cosa, no les preocupa la actual situación de España, no les preocupa que España
tenga 12 millones de personas en riesgo de pobreza, y una deuda pública de
entorno al 100% del PIB, lo que limita mucho la actuación del Gobierno, en
asuntos como el de Navantia, y aconseja que España debe limitar y mucho la
entrada de nuevos inmigrantes.
Y llegamos a Casado. Como buen discípulo de Aznar, que es,
Casado ha dado a conocerse como un orador estilo dóberman, agresivo, fascista y
amenazante. Además, ha ido de perdona vidas, colocando su mano izquierda sobre
la derecha como diciendo os puedo dar, pero no lo voy a hacer. Después de oír
al actual líder del PP, uno saca la conclusión de que es muy probable de que
haya tardado tanto en sacar la carrera porque siempre que le preguntaban algo
él contestaba sobre el tema que sabía. Casado, se ha dedicado hoy a hablar de
los temas que mejor sabia y más le interesaban, que no tenían nada que ver con
el debate. Casado es el fiel discípulo de Aznar, y es importante no olvidar que
Aznar es el presidente del 11-M, dejo el Gobierno dejando tras él decenas
de cadáveres. Con Aznar se produjo en España una clara involución ideológica,
Aznar recupero viejas formas de gobernar, y su discípulo Casado intenta
recuperar su misma hoja de ruta. Casado representa una hoy una clara amenaza a
los derechos humanos de muchos españoles, como lo fue en su momento Aznar con
sus pactos con elites políticas catalanas y con comunistas, recordemos la famosa
pinza con Julio Anguita, de la que todo indica que es fruto Podemos.
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