miércoles, 24 de octubre de 2018

ESPAÑA TIENE UN PROBLEMA GRAVE: SU CLASE POLÍTICA.


Después de oír la comparecencias del presidente Sánchez y las de los dos partidos de la oposición  con mayor representación en el Congreso de los Diputado, en el debate que tiene lugar hoy sobre el último Consejo Europeo y sobre la conveniencia o no de vender armas a Arabia Saudí, uno llega a una clara conclusión: España tiene un grave problema, su clase política. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a poner de manifiesto hoy que es un político sin criterio, contradictorio, que baila al ritmo de la música de puntuales intereses políticos. Enfrente, un PP representado por un líder político, Pablo Casado,  con un claro estilo dóberman, propio de otras épocas de España en las que la intensidad del discurso importaba más de lo que uno tenía que decir. Y luego está Pablo Iglesias líder de la representación del comunismo internacional en España, Podemos, el cual carece de pensamiento político propio, y adopta el que determinan en cada momento  desde Moscú  y su esfera de influencia. Visto lo visto, creo que el pueblo español va a echar de menos, como mínimo hasta las próximas elecciones generales, seguramente más, al expresidente Rajoy, con un discurso que uno podía compartir o no, pero siempre brillante, elegante y sobre todo moderado.

El presidente Sánchez ha manifestado estar preocupado por el Brexit, algo que era de esperar que ocurriera a medida que se acerca la fecha definitiva. Aunque Sánchez vaticina que el Brexit será muy malo para los británicos, está claro que sus consecuencias no van a ser buenas para la Unión Europea. Los equilibrios de poder cambiaran, y ello hará todavía más difícil  la toma de decisiones y llegar a  consensos sobre temas importantes, como por ejemplo, el de la conveniencia o no de que la UE venda armas a Arabia Saudí.

En el tema de la inmigración, con  su típico estilo contradictorio, Sánchez se declara a favor de fortalecer las fronteras, posición mayoritaria en el seno de la UE, a la vez que defiende que hay que dar acogida a los inmigrantes, bien sean estos económicos o por razones políticas. Y ha vuelto a repetir lo de siempre: Hay que actuar en los Estados de origen, impulsando el desarrollo, eso sí, no ha dicho quién lo va a pagar. Hay que combatir las redes ilegales de tráfico de personas. Y también se declara a favor de pagar a gobiernos de terceros Estados, como el de Marruecos, para que impidan la salida de inmigración hacia la UE, en este caso hacia territorio español. Sánchez ignora que esta constatado que cuando mas se desarrolla un país de origen de  inmigración hacia la UE, mayor es la inmigración que sale de ese país.

Sánchez se ha declarado a favor de intensificar la seguridad interior de la UE, contra ciertas amenazas y riesgos detectados, como el ciberterrorismo, pero como siempre omite, lo fundamental,  identificar y definir quien causa esas amenazas y riesgos. Algo importante, identificar las amenazas, pues hasta hace poco en España una de las principales amenazas era alguien que cobraba del Ministerio de Interior, el excomisario Villarejo, el cual se dedicaba a espiar a cargos públicos y ciudadanos en general para luego someterlos a chantaje.

En su comparecencia, respecto a la UE,  el presidente Sánchez ha dejado claro dos cosas. Uno, su posición europeísta. Y dos, que la actual UE no es otra cosa que un suceder de diferentes cumbres en las que no se acuerda nada importante y  que perdure en el tiempo. La desafección hacia la UE aumenta en la ciudadanía europea y Sánchez cree que ello se puede subsanar con políticas sociales. Lógicamente, Sánchez obvia que en muchos Estados europeos esas políticas sociales ya existen, y el euroescepticismo es debido al rechazo de los ciudadanos a políticas que se imponen desde Bruselas, como por ejemplo, la de puertas abiertas a la inmigración, o una política de importaciones que está contribuyendo a destruir la industria de los Estados miembros.

En cuanto a la venta de armas a Arabia Saudí, Sánchez, demostrando una total falta de criterio, se ha declarado a favor de mantener los contratos ya firmados, intentando justificarse bajo el paraguas de la responsabilidad de Estado, en que quiere defender la industria nacional. Como en otros muchos temas, Sánchez, en este,  tampoco tiene criterio, se declara a favor de la defensa de los Derechos Humanos en el mundo, pero en este caso considera que se debe dejar aparcada, para defender los intereses de la industria naval de Cádiz.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha coincidido con Sánchez en la política migratoria, favorable a permitir la entrada de más inmigración sin ningún tipo de control. Y ha solicitado al Gobierno el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros. En cuanto a la venta de armas, Iglesias, considera que se debe poner fin a la venta de armas al Gobierno saudí, y revocar los contratos firmados. Para evitar el impacto sobre el empleo que ello supondría para los astilleros, propone que el Gobierno apoye económicamente a Navantia. Iglesias y Sánchez coinciden en una cosa, no les preocupa la actual situación de España, no les preocupa que España tenga 12 millones de personas en riesgo de pobreza, y una deuda pública de entorno al 100% del PIB, lo que limita mucho la actuación del Gobierno, en asuntos como el de Navantia, y aconseja que España debe limitar y mucho la entrada de nuevos inmigrantes.

Y llegamos a Casado. Como buen discípulo de Aznar, que es, Casado ha dado a conocerse como un orador estilo dóberman, agresivo, fascista y amenazante. Además, ha ido de perdona vidas, colocando su mano izquierda sobre la derecha como diciendo os puedo dar, pero no lo voy a hacer. Después de oír al actual líder del PP, uno saca la conclusión de que es muy probable de que haya tardado tanto en sacar la carrera porque siempre que le preguntaban algo él contestaba sobre el tema que sabía. Casado, se ha dedicado hoy a hablar de los temas que mejor sabia y más le interesaban, que no tenían nada que ver con el debate. Casado es el fiel discípulo de Aznar, y es importante no olvidar que Aznar es el presidente del 11-M,  dejo el Gobierno dejando tras él decenas de cadáveres. Con Aznar se produjo en España una clara involución ideológica, Aznar recupero viejas formas de gobernar, y su discípulo Casado intenta recuperar su misma hoja de ruta. Casado representa una hoy una clara amenaza a los derechos humanos de muchos españoles, como lo fue en su momento Aznar con sus pactos con elites políticas catalanas y con comunistas, recordemos la famosa pinza con Julio Anguita, de la que todo indica que es fruto Podemos.


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