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miércoles, 23 de octubre de 2019
EXHUMACIÓN DE FRANCO: MIENTRAS SE PREOCUPAN POR EL PASADO SE EROSIONA EL PRESENTE.
La casualidad o una exquisita planificación
ha hecho que el mes de octubre del 2019
vaya a pasar a la historia por ser un
mes políticamente intenso. Durante el mismo, el Tribunal Supremo ha dado a conocer
la sentencia del procés; se ha producido una semana de manifestaciones muy
violentas en Cataluña; la princesa Leonor ha hecho su primer discurso en público
con ocasión de la entrega de los Premiso Princesa de Asturias, y si nada lo
impide, mañana serán exhumados los
restos del general Franco, para trasladarlos desde su lugar actual el Valle de
los Caídos, a la cripta del cementerio de
Mingorrubio, en el Pardo de Madrid. La probabilidad de que cuatro hechos políticos importantes tengan lugar
el mismo mes es muy baja, y ello hace pensar que alguna relación debe haber
entre ellos.
En esta casualidad o planificación
ha jugado un papel determinante el Poder Judicial, publicando la sentencia del
procés y autorizando la exhumación justo el mes en el que la princesa de
Asturias, Leonor de Borbón y Ortiz, pronunciaba su primer discurso en público.
Y una serie de grupos cuya identidad, fines y lealtades no se conocen han
decidido también hablar, manifestarse de forma muy violenta la misma semana en
la que la princesa Leonor hablaba en público.
La España actual, la de hoy, no
sabemos que pasara mañana, se caracteriza por 3 cosas: Alta inestabilidad política,
hasta el punto de que se han tendrán que repetir las últimas elecciones
generales por falta de consenso para formar gobierno; por un conflicto de tipo
nacionalista entre el Generalitat de Cataluña y el Gobierno de España; y por el
hecho de que el Gobierno de España ha perdido durante una semana el control del
orden público en Cataluña, y en concreto en Barcelona, logrado grupos de manifestantes
violentos en muchas ocasiones imponer su voluntad, principalmente gracias a la
muy débil actuación de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Ello hace, que otra vez curiosamente, la exhumación del general Franco se vaya a producir en un momento de la historia de
España que se asemeja en numerosos aspectos a la España en la que lidero el
Alzamiento Nacional contra el Gobierno de la Segunda República, provocando la
Guerra Civil, cuya victoria le permitiría mantenerse al frente de la Jefatura
del Estado, con el título de Caudillo, hasta su muerte, el 20 de Noviembre de 1975.
La política española actual es
muy confusa. Por una lado, para algunos asuntos se observa una fuerte unión entre
las elites políticas, percibiéndose que están cortadas por un mismo patrón antidemocrático
y coordinan de forma clara sus decisiones. Y a la vez, en otros temas se da a
conocer una fuerte desunión y enfrentamiento ideológico. ¿Es una ambivalencia
interesada o tal vez impuesta para poder participar en el juego de la política
española? ¿Solo fingen están enfrentados y realmente están alineados con
principios antidemocráticos y en defensa de ocultos intereses personales y
partidistas? La coordinación entre actores políticos en España es muy
sospechosa de nada positivo.
Con ocasión del referéndum del
1-O, el Gobierno de España envió a Cataluña en torno a 5.500 efectivos
policiales, una movilización de fuerza, sin precedentes desde la Guerra Civil.
A pesar de ello, el Tribunal Supremo considera que en Cataluña el denominado
procés no ha causado la suficiente violencia como para condenar a sus
responsables por rebelión. Sentencia que ha sido contestada en Cataluña con
violentas revueltas sociales que han requerido la movilización de en torno a
2000 efectivos. Si no hay violencia en el proceso independentista, ¿Para qué se
movilizan tantos efectivos? ¿Acaso, a igual que hace el independentismo desde
el Gobierno de España solo se busca hacer escenificaciones de poder? Si es así
¿Contra quién? ¿Para qué?
Tanto desde el Gobierno como
desde algunos medios de comunicación se está alabando la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado, cuando no podría haber sido más nefasta. En Octubre de
2017, no fueron capaces de impedir, o no quisieron, la entrada en Cataluña y distribución
de las famosas urnas. Ahora han perdido durante una semana el control del orden
público en Cataluña, y principalmente en Barcelona, permitiendo que unos grupos
de violentos sobre los que tanto el Ministerio de Interior como la Conserjería
de Interior de Cataluña se niegan a dar información a la opinión pública. Según
los medios de comunicación entre los violentos había grupos extranjeros,
italianos, holandeses, etc, que vinieron
a Cataluña a imponer su ley, su
violencia, contando con la connivencia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado, que permitieron su entrada, no impidieron sus acciones violentas y
seguramente han permitido su salida sin exigirles las responsabilidades que serían
de esperar en un Estado de Derecho.
Es evidente que la Policía no ha
cumplido con su función para evitar y combatir manifestaciones violentas que han tenido lugar
en Cataluña del 14 al 21 del presente. Aún más, se observa un cierto interés
por ocultar a la opinión pública la autoría de las mismas, buscando minimizar
lo ocurrido y sobre todo no buscar responsabilidades políticas. El
conseller, Miquel Bush, en una de sus comparecencias ha dicho “No me
corresponde dar el perfil de una serie de personas porque no vamos a estigmatizar
a nadie”, “son personas antisistema violentas con diversas ideologías”. La Audiencia Nacional ha abierto una causa
contra un sitio de Internet, Tsunami
Democratic, que ya veremos en que acaba, muy probablemente en nada. Y desde
Interior, el ministro Marlaska intenta convencer que fueron concentraciones
sociales espontaneas, sin liderazgo político de ningún tipo, y los únicos posibles
responsables son los detenidos por la policía, un número muy bajo, inferior a
200, teniendo en cuenta la dimensión y duración de las altercados violentos.
Mañana, algunos sectores de la política
española consideraran una victoria sacar
del Valle de los Caídos los restos del general Franco, pero ello no pasara de
ser una simple escenificación sin valor real, no va a contribuir ni a mejorar
ni empeorar la España actual, ni la calidad de la democracia. Se actúa contra
los restos de alguien fallecido hace más de 40, pero se considera lógico que su heredero, que no es otro que la Casa Real de Borbón, ostente con carácter hereditario
la Jefatura del Estado, y ejerza roles, en la figura del rey Felipe VI, al
Frente de las Fuerzas Armadas y del Poder Judicial, impropios en una
democracia. Y es que la ambivalencia reina en la España actual, permitiendo cosas como que monárquicos y
comunistas compartan intereses mientras discuten por el pasado.
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