lunes, 8 de junio de 2020

CRISIS COVID-19: SÁNCHEZ QUIERE MANTENER LA REPRESIÓN DESPUÉS DEL ESTADO DE ALARMA.

Aunque en el 2014, la gran mayoría de los medios de comunicación intentaron presentar a Podemos ante la opinión pública como un partido político de ideología transversal, como el Movimiento 15-M, de donde surgieron  sus dirigentes, entonces ya estaba claro que Podemos estaba formado por lo que podríamos denominar residuos, pequeños partidos, muy vinculados al comunismo internacional, no integrados en Izquierda Unida. A finales del 2014, siendo ya secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, el expresidente del Gobierno Rodríguez Zapatero mantuvo una reunión con el líder Podemos, Pablo Iglesias. A la reunión se le intento quitar importancia, calificándola de personal, pero estaba claro que si no había sido mantenida en secreto y se le había dado publicidad era por algo.

Por mucho que se dijera lo contrario, es imposible pensar que la reunión tuviera lugar sin estar dentro de la agenda del PSOE, y por tanto la reunión daba a entender dos cosas. Primero, que desde el PSOE se  quería apoyar el liderazgo de Pablo Iglesias, considerándolo, a pesar de que llevaba dos días en política, y su representación eran 5 eurodiputados, un personaje relevante de la política española. Segundo, se quiso escenificar el acercamiento del PSOE al comunismo internacional representado por Podemos, hoy Unidas Podemos, después de haber logrado conquistar Izquierda Unida, entre otras cosas, debido a sus problemas de financiación.

La reunión de Zapatero e Iglesias hacía sospechar que Sánchez, aunque lo negaba, hoy sabemos que cínicamente,  era partidario de formar un Gobierno de coalición con Pablo Iglesias, lo que supondría que el PSOE estaba renunciando a tradicionales posicionamientos políticos mantenidos desde el 82, principalmente en política exterior. Claro que entonces, salieron los militares para facilitar las cosas, por algo sectores de la derecha monárquica, como el Grupo Planeta, apoyaron la creación de Podemos,  y el general Julio Rodríguez, ex JEMAD con Zapatero, apareció en las elecciones generales de octubre de 2015 como dirigente fundador de Podemos, lo que favorecía que Sánchez se pudiera acercar a la nueva cara del comunismo internacional en España y  contribuía a aminorar el miedo a que un partido de forma clara anti OTAN y prorruso estuviera en el Gobierno de España. Sin duda fue una gran jugada del comunismo internacional, y aunque rompía uno de los  pactos tácitos de la Transición  de que los militares no entraran en política, la entrada del general Rodríguez en política no fue criticada a nivel político, lo que ha favorecido que hoy haya un partido de extrema derecha, VOX, con varios generales como dirigentes políticos.

Recuerdo esto, porque hoy está claro que el socialismo español, representado por el PSOE, ha cambiado de rumbo. El actual PSOE no es el de la Transición. El actual PSOE, desconozco en que porcentaje, tiene una línea ideológica internacionalista con posicionamientos políticos propios de la era soviética, como lo demuestra que esté gobernando con un partido comunista prorruso y anti OTAN. Lógicamente, este cambio de posicionamientos del socialismo español no habría sido  posible sin un apoyo favorable de la socialdemocracia europea. Cambio en la socialdemocracia europea que se escenifica en el 2005 cuando el excanciller Gerhard Schröder, que acababa de dejar el Gobierno alemán, con información caliente de la NATO, paso a estar en la nómina del Gobierno ruso. Este hecho, que apenas recibió oposición  a nivel internacional, y muy pocas críticas, a pesar de que rompía las reglas de juego occidentales establecidas al terminar la Segunda Guerra Mundial, es fundamental para entender la política actual, no solo española sino internacional. Por un lado, materializaba un claro nuevo acercamiento de Alemania a Rusia. Por  otro lado, favorecía que mientras en sus reuniones la NATO considera a Rusia una amenaza a la seguridad y la estabilidad política, se acepte que en Estados Unidos haya un presidente con claros vínculos con elites dirigentes rusas y en España un Gobierno de coalición del que forma parte un partido, Unidas Podemos, que se autodefine como prorruso y anti NATO. Lógicamente, que hoy suframos la amenaza de un virus chino, tipo covid-19, tiene mucho que ver cambios de  posicionamientos políticos que han tenido lugar en  Occidente respecto a Rusia y el comunismo internacional, todavía vivo y defendiendo lo mismo.  

Sánchez no es un loco, no va por libre acercándose al comunismo internacional, sino que es la línea ideológica hoy dominante en la socialdemocracia europea. Pero a España le está saliendo muy caro, en euros y en libertades. Aprovechando la situación creada por el ataque del covid-19, el presidente Sánchez, recurriendo a una aplicación inconstitucional del estado de alarma, ha impuesto en España una especie de régimen comunista encubierto bajo la forma de democracia. Privando a muchos ciudadanos de derechos fundamentales, del derecho a trabajar, del derecho a la libertad de circulación, del derecho a elegir centro hospitalario, médico o tratamiento, etc. La crisis del covid-19 está siendo utilizada por el Gobierno de España para justificar represión y encubrir violaciones de los derechos humanos, cuando no asesinatos. Aprovechando la situación creada por el ataque del covid-19, el presidente Sánchez ha logrado lo que tanto deseaban los partidarios de la teoría del decrecimiento, por cierto, comunistas, llevando el consumo a mínimos al imponer un confinamiento de discutida eficacia, sin precedentes en la historia para combatir una epidemia de este tipo.

Las medidas adoptadas por el Gobierno de Sánchez desde que estalló la crisis del covid-19, con la disculpa de proteger la salud de los ciudadanos, solo han servido para incrementar la desigualdad, la pobreza, la injusticia y llevar las cuentas públicas al borde de la quiebra. El actual Gobierno de España con la justificación de que era necesario para proteger la salud de los ciudadanos, según parece excluyendo a los ancianos alojados en residencias,  ha impuesto en España una especie de régimen comunista encubierto bajo la forma de democracia. Con unos ciudadanos que disfrutan de todos los derechos constitucionales y otros que son privados de ellos; con unos ciudadanos que disfrutan de total libertad, y otros que son reprimidos,  vigilados y sancionados. Pero Sánchez no está todavía satisfecho. Y quiere que de alguna forma lar represión continúe también después de levantarse el estado de alarma; Sánchez y sus aliados comunistas quieren seguir manteniéndonos en jaque, imponiendo  lo que ha definido ya como normalidad provisional. Sánchez, apoyándose en expertos en sanidad,  quiere crear  una situación en la que la potencial amenaza de la covid-19 siga sirviendo para justificar represión y encubrir violaciones de los derechos humanos. El que no aprende las lecciones del pasado, corre el riesgo de tener que repetirlas, y está claro que la izquierda española, no las ha aprendido. No sé qué vendrá después, si será mejor o peor, pero la situación que vive España, camino de la quiebra, y  la situación que vivimos muchos españoles sometidos a continua represión, hacen necesario unir esfuerzos para derribar el Gobierno de Sánchez. Sánchez dimite.


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