Desde siempre, no es algo
nuevo, las elites dirigentes han tenido tendencia a pensar que la gran masa de
ciudadanos que constituye la opinión pública es poco inteligente, y por tanto
que se la puede mentir, engañar y
manipular con facilidad. Yo, que no pertenezco a ese grupillo elitista, no lo
considero así, ni los ciudadanos que no pertenecen a las elites, lo es por su
falta de inteligencia ni son fácilmente manipulables, sobre todo en una época como
la actual en la que los ciudadanos reciben información y se pueden informar a través de numerosas y
muy diferentes fuentes. Y por tanto considero, que a la hora de tratar el tema
del terrorismo todo Gobierno debe respectar un principio básico “No contar
nada, o si cuenta decir siempre la verdad” En el tema del terrorismo intoxicar
informativamente el ambiente no es conveniente ni positivo. A pesar de ello en
los países occidentales a la hora de tratar el tema del terrorismo se ha puesto
de moda, no sé si por la misma razón o por diferentes, intoxicar el ambiente,
contribuyendo a generar un ambiente de miedo, provocar desconfianza, y
despertar odios. Miedo, desconfianza y odio, que no son los mejores
ingredientes para dar una solución al problema del terrorismo.
El mayor incidente de tipo
terrorista que ha sufrido la UE ha sido el del 11-M, en Madrid. La confusión informativa
que genero el Gobierno de España fue máxima, llegando incluso en un principio a
atribuir dicho atentado a una organización que no lo había cometido, la organización
terrorista ETA. Quedando al descubierto numerosas evidencias que de forma clara
conducen a pensar, sin ningún tipo de duda, que el 11-M fue un claro caso de
terrorismo de Estado, lo que explica que la autoría de lo ocurrido no se haya
atribuido a ningún Estado extranjero ni grupo terrorista. Curiosamente, el Gobierno de España no ha
adoptado ninguna reacción para castigar dicho ataque terrorista, a pesar de que
se difundió que sus ejecutores eran ciudadanos extranjeros de religión musulmana,
justificándose ante la opinión pública con el argumento de que ello se debe a
que era una acción del terrorismo global, sin territorio, sin jefes, etc. Lo
que fue realmente es un atentado terrorista realizado contando con complicidades
y apoyos en la cúpula del Estado español, de ahí la posición adoptada, o mejor
dicho que tuvo que adoptar, el Gobierno de España.
Con el 13-N, ataque armado de carácter
terrorista que tuvo lugar en París, no está ocurriendo lo mismo que con el 11-M
pero también hay mucha intoxicación informativa, que está provocando miedo,
desconfianza y odio. ¿Quién ataca? ¿Para
qué? No está claro. Lo único claro, es que el ataque ha sido realizado
por un grupo terrorista con bajo nivel de preparación y organización, es importante
insistir en ello, aunque haya interés periodístico, e incluso de expertos en
contraterrorismo, en difundir lo contrario. Es importante insistir en ello, en
la baja capacidad de actuar del terrorismo islamista que ha atentado en Paris el 13-N, porque ello indica que actúan
porque falla el Estado, porque cuentan con complicidades y apoyos provenientes
de sectores con poder en el Estado francés. La principal diferencia con el 11-M,
es la reacción del presidente F. Hollande, que ha hecho una declaración de
guerra informal, transmitiendo al pueblo francés el mensaje de “Francia está en guerra” y ha
señalado un enemigo exterior, el Estado Islámico, a pesar de que no está claro
quien lo ha reivindicado a través de un video, ¿En nombre de qué organización o
Estado habla? ¿A quién representa?, pues no es el líder conocido de ningún ente, Estado o grupo
terrorista.
El presidente Hollande, seguramente
teniendo importantes razones para ello, considera que es el Estado Islámico el que
desea sumergir a Francia en un ambiente de terror, asesinando ciudadanos
civiles, no combatientes, y ha decidió
liderar una coalición para intervenir militarmente contra dicho ente. Para ello
ha pedido el respaldo de la UE, pero en cambio no ha solicitado, por lo menos públicamente,
de forma oficial, la activación del artículo 5 de la NATO. Aun mas, se dice que las unidades militares
francesas desplazadas a la zona se unirán a las rusas, ya allí, para actuar de
forma conjunta contra las fuerzas militares del Estado Islámico. La decisión del
presidente Hollande merece dos reflexiones. Primera, hay numerosos antecedentes
históricos que indican que crear una coalición internacional numerosa para intentar
resolver un problema o conflicto armado
es la mejor forma de asegurarse un fracaso. Segunda, ¿Qué es el Estado Islámico?
Recientemente, el exministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, al que doy una
elevada credibilidad sobre este tema, afirmo “EL EI no es fuerte, y las fuerzas del
denominado califato podrían ser derrotadas totalmente en dos días” Entones, ¿Por qué representa una amenaza para Occidente
el EI? ¿Si el Estado Islámico es tan poca cosa como logra mantener en jaque a
Francia, como logra generar un ambiente
de terror en una de las principales potencias,
tanto a nivel económico como militar, del mundo? ¿Cómo es que no se derrota ya al EI? No lo sé, incógnitas para las que no tengo
respuestas, pero que indican que se está ocultando información a la opinión pública
europea, y que el EI cuenta en Occidente con importantes complicidades y apoyos
entre las elites políticas.
Comparto con el presidente Hollande
que estamos en guerra, y el enemigo está dentro, infiltrado, oculto en la
comunidad musulmana, en una comunidad musulmana que lo protege o disculpa su comportamiento,
al igual que disculpan sus acciones violentas otros sectores, cristianos, etc.,
de la sociedad occidental. En mi opinión
el presidente Hollande debería pedir que se active el artículo 5 de la NATO,
exigiendo así que se haga público que Estados son o no aliados en la lucha contra el EI y el
terrorismo islamista. El EI es militarmente hablando insignificante, pero no lo
son sus apoyos, curiosamente no hay interés en derrotarlo, por no tenerlo no lo
tiene ni siquiera el actor que debería ser el más interesado, el Gobierno de
Israel. El EI no es el Islán, no lidera el Mundo islámico, pero si es apoyado por
Estados y grupos del Mundo islámico, actores importantes y poderosos económicamente
a nivel mundial. Como en el pasado lo fueron Saddam Hussein, Muamar el Gadafi, etc.,
el Estado Islámico es hoy el precio que está
dispuesto a pagar el Mundo islámico por atacar Occidente, lo que no se sabe es
si será suficiente, o como ocurrió después del 11-S habrá un precio más elevado
que el propuesto en principio.
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