La pasada
noche el terrorismo islamista ha vuelto a atacar Occidente, realizando en París
un ataque armado, indiscriminado, contra indefensos ciudadanos, contra no
combatientes, causando, según recuento provisional, 129 muertos y más de 200
heridos. A la espera de una versión oficial del Gobierno francés, de la que no
es de esperar ninguna información relevante, se pueden hacer ya cuatro primeras
reflexiones. Primera, Occidente está en decadencia, y la sociedad francesa, con
hechos como el de la pasada noche, está viviendo dicha decadencia con especial
dramatismo y elevado dolor. Segunda, lo ocurrido en Paris debe ser considerado
un crimen contra el Mundo cristiano, pues es en el Mundo cristiano donde los
ejecutores desean generar terror y lograr chantajear a sus gobernantes logrando
reivindicaciones que no son dadas a conocer a la opinión pública. Tercera, da
la impresión de que a
Europa, y en concreto a los
países miembros de la NATO, le han sentado mal los 70 años de paz transcurridos desde el
final de la IIGM, y por tanto, las nuevas generaciones de dirigentes quieren un
futuro de inseguridad, terror, y conflictos armados. Cuarta, en mi humilde
opinión, la respuesta no debe ser poner bandera blanca, sino enviar el mensaje
de “Por cada uno de los nuestros que caiga, caerán muchos de los vuestros”.
A la espera
de una versión oficial del Gobierno francés, de la que no es de esperar ninguna
información relevante, todo indica que el ataque armado de carácter terrorista
de ayer en París, tiene muchas características similares a otros atentados
terroristas que se vienen produciendo en países occidentales desde que comenzó
el presente siglo. Cito las que considero más importantes:
-Ha sido
realizado por un enemigo exterior, el terrorismo islamista. Como en otras
ocasiones, el terrorismo islamista aprovechándose de estar infiltrado en las
sociedades occidentales ha atacado la retaguardia de uno de los países
del Mundo cristiano, Francia.
-Ha sido
indiscriminado, realizado contra no combatientes. No buscaban objetivos
importantes, militares, políticos, infraestructuras, etc., sino objetivos
fáciles con los que generar terror y dolor en la sociedad francesa. Como
veces anteriores, han asesinado a sangre fría a desarmados e indefensos
ciudadanos. Entre las víctimas no hay personas con importantes
responsabilidades políticas, militares o policiales.
-No
ha sido reivindicado por ningún Estado o grupo terrorista islamista.
- Como en
otras ocasiones también, seguro que los terroristas islamistas han dejado
gravados videos con mensajes y su acción ha sido captada por camaradas de
video, imágenes que serán difundidas por los medios de comunicación para así
incrementar el efecto de su acción terrorista, de su masacre.
-Como en
otras ocasiones su acción tenía un doble objetivo: Generar terror en el Mundo
cristiano, y en concreto en la sociedad francesa, y lograr chantajear a las
elites gobernantes, en este caso al Gobierno francés, exigiendo
reivindicaciones que son ocultadas a la opinión pública.
Después de
un atentado terrorista de este tipo, indiscriminado, no reivindicado, con
ocultos intereses y ocultas reivindicaciones, lo primero que debemos
hacer es buscar explicaciones: Causas y que ha fallado para que se pudiera
producir. El terrorismo islamista no necesita justificaciones, actúa, atenta,
realiza ataques armados como el de la pasada noche en París, para generar
terror en Occidente, es decir en los países miembro de la NATO, y para
chantajear a las sociedades occidentales con reivindicaciones, insisto en ello,
que las elites gobernantes ocultan a la opinión pública. ¿Por qué se ha
producido? ¿Qué ha fallado? En mi opinión hay tres elementos que han favorecido
que se produjera un incidente de este tipo. Primera, el terrorismo islamista ha
incrementado su poder y capacidad de actuación en sociedades occidentales, y en
este caso en Francia, gracias a sus vínculos con organizaciones del
crimen organizado internacional y al apoyo con que cuentan de sectores de las
elites dirigentes occidentales. Dos, ha fallado de forma clara la prevención,
las redes de inteligencia y captación de información, y también el despliegue
policial a la hora de elegir zonas de riesgo de atentados terroristas,
curiosamente el ataque armado se produce sin que ningún policía se encuentre de
servicio en la zona e intervenga. Cuatro, ha fallado de forma clara la
disuasión, no solo francesa sino de la NATO. La falta de disuasión es debida a
numerosas causas, una la decadencia de Occidente, otra es que desde que
se produjo el atentado contra el semanario Charlie Hebdo, ni el Gobierno
francés ni la NATO han adoptado ninguna medida disuasoria importante y eficaz
para evitar el terrorismo islamista.
Lo ocurrido
ayer en Paris, es una consecuencia directa de lo que lo que Moisés Naïm
denomina la degradación del poder en su libro “El fin del Poder. En Occidente
se ha producido una degradación del poder, surgiendo micropoderes políticos,
muchos de ellos financiados por ricas familias islamistas o de la órbita del
comunismo internacional, micropoderes que no comparten los valores que en
Occidente, es decir NATO, han imperado desde la IIGM hasta ahora, valores
como el de querer vivir en un espacio de libertad, justicia, y seguridad,
valores como el de la defensa de los derechos humanos. Estos
micropoderes, que no son otra cosa que sectores de las actuales élites
dirigentes, impiden que se adopten las necesarias medidas preventivas,
disuasorias y de castigo para evitar atentados de grupos islamistas en las
retaguardias de países occidentales. Curiosamente ayer, Moisés Naïn, escribía
en el periódico El País un artículo titulado “El incendio de las banlieues”
sobre la situación de ciudadanos de origen musulmán que viven en suburbios de
Francia. Contenido que no comparto, pues en dicho artículo el autor casi
justificaba las acciones violentas realizadas en Francia en Octubre del 2005
por grupos sociales de origen musulmán, atribuía su comportamiento violento a
su discriminación y falta de integración en la sociedad francesa. El tema es complejo,
pero es evidente que en Francia hay sectores sociales de religión musulmana que
no desean integrarse sino cambiar Francia, y hacerse con zonas de su territorio
expulsando a los cristianos que tradicionalmente vivían en ellas. Por ejemplo,
teniendo en cuenta las fechas en que estamos, impidiendo que los niños
cristianos puedan celebrar actos en sus colegios relacionados con la
Navidad. Buscar en la falta de integración, o en la discriminación
justificación para el comportamiento de grupos terroristas islamistas, o
incluso únicamente para acciones violentas de otro tipo, es además de una
falacia, una completa aberración. Grupos islamistas recurren a la violencia en
territorios de países occidentales únicamente para intentar atemorizar e intentar
someter y chantajear a grupos cristianos. Parafraseando a Naïn, el
poder se ha degradado, anulando la acción colectiva, da la impresión de que no
hay nadie al mando, y tal vez sea verdad. Tal vez sea verdad que no hay nadie
al mando, pues si alguien estuviera al mando sería impensable que indefensos
ciudadanos cristianos sean asesinados sin razón alguna por un enemigo exterior
sin que se produzca ninguna reacción proporcional, de castigo y disuasoria.
El
islamismo no cesa de crecer dentro del Mundo cristiano, incrementando su poder
gracias a la influencia que ejercen sobre avariciosos sectores de las
elites dirigentes occidentales. Tres claros ejemplos de ese incremento de
poder. Uno, Palestina ha logrado entrar en el 2011 en la UNESCO, sin todavía
ser un Estado. Dos, el pacto nuclear logrado entre Irán y las principales
potencias occidentales. Tres, crisis de los inmigrantes sirios. La UE permite y
favorece que inmigrantes del mundo islámico invadan, de forma masiva,
los territorios de países miembros, generándose no solo una crisis
humanitaria, que tendrá que ser pagada con recursos de todos los ciudadanos
europeos, sino graves problemas de seguridad. El islamismo no cesa de crecer en
el Mundo cristiano y ello favorece que los grupos terroristas islamistas tenga
cada día más capacidad para realizar ataques armados contra ciudadanos civiles
como el que la pasada noche tuvo lugar en Paris. En mi opinión, de simple
humilde ciudadano europeo, el mensaje debe ser claro: “Por cada uno de
los nuestros que caiga, caerán muchos de los vuestros”.
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